•Capítulo veintiséis•

22 2 0
                                    

A pesar de haber tenido unos días tranquilos tras saber que Vicente había parecido finalmente los nervios me atraparon y me estaban comiendo cual buitres a carroña. No había podido dormir, no dejaba de tener pesadillas, me despertaba agitado en la noche y sudaba frio y mi aspecto cada día era peor. Tenía fuertes alucinaciones de Vicente, lo miraba en los espejos del baño cuando me duchaba, entre la multitud cuando iba al patio. Veía al niño de trece años, al pequeño monstruo que recordaba y me daba terror imaginar que de adulto su mirada fuera más fuerte y su aspecto más imponente, siempre se vio de mucha más edad que yo, a los trece fácil pasaba por un chico de dieciocho.

Mis manos no se estaban quietas nunca, ya no podía concentrarme en tocar la guitarra, me daban ataques de ansiedad, me daban tan fuertes migrañas que me sangraba la nariz y había dejado de salir de mi celda. Rex, Pete e incluso Lagartijo estaban preocupados por mí. Un día estábamos los cuatro en la celda, Lagartijo saco una pastilla y me la dio.

- Es Clonazepam, te va a ayudar a dormir al menos un día- me dijo.

- No es bueno que tomes drogas - dijo Rex.

- Déjalo, solo por esta ocasión, se ve un monstruo de las pesadillas - habló Peter.

Tome la pastilla y en pocos minutos ya estaba cabeceando así que los hombres se fueron para dejarme descansar.

La siguiente visita Melody notó que no la estaba pasando nada bien.

- ¿Alguien te ha dicho si quiera cuando es el juicio? - me preguntó.

- No, eso solo hasta que es sub director quiera decirme. Voy todos los días a su oficina a saber qué pasa, pero no quiere decirme nada.

- Que cruel - el profundo dolor en su mirada seguía estando ahí - Jared... quería hablarte del beso del otro día... yo...

- No digas nada, me gusto besarte.

Ella abrió los ojos sorprendida, el brillo de sus ojos cambió y sonrió feliz.

- ¿en serio?

- Si. Fue lo más cercano a afecto que he sentido en meses. Desde que ella se fue no había sentido esa calidez en mi corazón. Gracias.

- De nada - sonrió - Jared, tu.... Mierda, no sé de qué forma decir esto sin que suene raro. He sentido cosas por ti desde hace tiempo, como si tu vulnerabilidad hubiera despertado algo en mí, tus formas de enfrentarla me han hecho ver en ti algo que vas más allá de la amistad que hemos llevado por años y tenía miedo, de verdad tenía miedo de enamorarme de i después de todo esto y que sintieras que solo me aprovecho de cómo estas ahora. Me gustas y me siento una perra malagradecida por esto.

Parpadee algo aturdido mientras procesaba todo lo que ella cavaba de decirme. Ella me parecía hermosa, pero ¿ella y yo juntos? ¿en serio? ¿Cómo iba a funcionar?

- Mel tu... eres bellísima, pero, Vic y toda esta situación. Dudo que funcione.

- No, por favor, no quiero decir que tenemos que estar juntos, solo quiero que sepas que no estás solo y que fuera de este ligar hay alguien que hará lo que sea por ti, alguien que te está esperando ¿bien?

- Bien.

Me tomo de la mano unos segundos antes de que el guardia anunciara que la hora d visita había terminado. Esta vez ella me beso con más intensidad, puse mi mano en su nuca para acercarla más a mí. Ella se separó dejándome deseoso, con la respiración cortada y el corazón dejándome a mil por hora.

Me pase una mano por el cabello ante de darme la vuelta y caminar hacia el patio a buscar un lugar donde sentarme y tomar aire. Hasta ese momento no le había prestado mucha atención a como lucían los Vatos Locos, no eran nada del otro mundo, solo unos tipos ridículos llenos de tatuajes con un nombre igual de ridículo.

Helado De Nuez (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora