•Capítulo Veinticuatro•

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Seguía parado, ninguno de los dos imbéciles decían nada, solo me miraban de arriba para abajo con la intención de hacerme sentir incómodo.

- ¿Cuánto tiempo crees que dure? - preguntó uno de ellos.

- No mucho, por su condición se va a meter en muchos problemas.

¿de qué mierda estaban hablando?

- ¿Qué talla usas?

- Mediana. Talla nueve de zapatos.

- Veré si encuentro algo.

Luego de unos minutos me dio mi uniforme y me vestí lo más rápido que pude con mi nuevo uniforme rojo. Cuando terminé me llevaron a mi celda. Durante el recorrido todos los presos me gritaban tonterías, otros solo me miraban y susurraban entre ellos. Cuando llegué a mi celda mi estómago se llenó de nudos.

- Bien, Jared, el desayuno es a las ocho de la mañana, llega temprano. Puedes ducharte durante el día mientras no afecte tus tareas, trata de ducharte con los viejos porque los jóvenes te van a violar. Melody va a depositar dinero todos los meses en una cuenta de la que podrás disponer en unos días. no se tolera el contrabando y mañana temprano te asignarán un empleo. Mantén tu celda limpia, aléjate de los problemas, evita las pandillas y busca algo en que distraerte- dijo de forma casi amable.

- ¿sabe cuánto tiempo voy a estar aquí?

- Quien sabe hijo, hay presos que llevan años esperando su juicio. Pronto lo sabrás, estas encerrado por algo muy delicado ¿hiciste lo que dicen? ¿asesinaste a esas chicas?

- ¿tengo cara de matar chicas?

- Aquí nadie tiene cara de nada muchacho ¿quieres imponer respeto? Inventa una buena historia de cómo lo hiciste, aunque no sea verdad, las pandillas te van a buscar, pero jamás te les unas o no saldrás nunca de aquí. Y cuídate de Mendoza, el guardia de la noche.

Se despidió de mi con una palmada en el hombro y se fue. Ya era de noche y n sabía que hacer ¿Qué se podía hacer en la prisión? Ya era de noche, la cena ya se había servido y yo estaba muy cansado así que m tumbé en la litera y me quedé dormido.

Me desperté de golpe cuando alguien me tomo de la ropa y me levantó de forma violenta. Era un tipo tan alto como yo pro con una musculatura mucho más imponente, tena la cabeza rapada y una abundante barba.

- ¿Nadie te dijo que esa es mi cama? - su voz era muy grave, casi gutural.

- Eh, disculpa, yo acabo de llegar y no lo sabía - dije tratando de hacer volver a la normalidad mi ritmo cardiaco.

- ¿el marica de López no te dijo cómo funcionan las cosas aquí?

- No me dijo que tenía que pedirles permiso a idiotas para dormir.

- No acabas de llamarme idiota ¿Verdad? - dijo pegando su frente con la mía.

- No lo sé ¿eres un idiota?

Me empujó fuertemente contra la pared haciendo que me crujiera la espalda, estaba por estrellar su puño contra mi cara y apareció otro tipo más bajo, lleno de tatuajes excepto la cara, usaba una coleta y su uniforme estaba gastado y viejo.

- Rex, no golpees a nuevito o te puede estrangular muy feo- dijo con una voz que parecía sacada de personaje de Batman.

- ¿Te dicen Rex? Que ridículo apodo - le dije y me volvió a golpear contra la pared.

- Yo se lo puse, por grandote- volvió a decir ese chico- dicen que mata mujeres de forma muy fea.

- No me importa lo que este hijo de puta haya hecho, me faltó al respeto - le dijo e tal Rex.

Helado De Nuez (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora