Capítulo 16

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Santiago.

Dos semanas habían pasado desde aquella vez que Sophia y yo estuvimos juntos, hace dos semanas que no la he podido tocar, no la he podido sentir, ni besar, me estaba volviendo un enfermo por las malditas ganas que tenia de protegerla y que estuviese a mi lado, pero tenia que entenderla, entender que me pidió tiempo, ¿pero quien me entendía a mi? Esa niña simplemente no podía llegar con su inocencia y clavarse en mis pensamientos como si nada, borrando todo, como si nunca me hubiese sentido así por alguien, aunque la sensación era realmente distinta esta vez, no se si por la madurez, pero realmente me estaba volviendo loco por no verla.

Me pidió la semana para enfocarse en sus estudios y Sebastian organizaba todo para tomar vuelo en un par de días, debíamos volver a Inglaterra, y yo no sabía si realmente estaba preparado para eso.

Dejé tantas cosas allá, tantos recuerdos, que volver, sería como revolverlo todo, de vuelta, y vivir nuevamente lo que pasamos, no podía simplemente llegar y verla, verla con sus hijos y otro hombre a su lado, me deprimía la simple idea, me encontraba tan dividido en estos momentos, ¿como puede uno sentirse así?

Llevé mis manos a mi cabello mientras me encontraba sentado en mi escritorio, el aula estaba vacía, todos estaban en el comedor a esta hora, incluyéndola, me estaba aguantando para no ir y enfrentarla, pedirle explicaciones del porque tardaba tanto en darme una respuesta, pero mi dignidad no me lo permite, no quería que me dijese en la cara que realmente no sintió tanto como yo, y que no quería que volviera a buscarlo, eso seria realmente lo peor para mi, que me había enganchado a su piel y reclamado como mía, ahora no la quería lejos, es tarde para alejarla.

-¡Papa! -Tomas entró por la puerta junto a Sebastian y saltó a mis piernas para abrazarme.

-Campeón, ¿como estuvieron esas clases? -asintio y revolví su cabello, realmente me sorprendía de lo similar que era físicamente a su madre, Cassandra, es una gran mujer, perdida, porque se que aún intenta conseguirse, ser ella misma, pero yo que la he visto, no me arrepentía ni un segundo de lo que hice por ella y este pequeño, eran mi familia, y siempre lo serían.

-Tienes que dejar de ver al infinito, enfocate, ya tengo los pasajes, nos vamos en dos días -asiento borrando la sonrisa de mi rostro.

-Supongo que tendría que pasar, tarde o temprano.

-Vas a poder con esto, los dos. -me levanto y llevando a Tomas en brazos acompaño a Sebastian hasta su auto, en medio camino Sophia se cruza, está sola intentado descifrar algo en su celular, mi cuerpo se tensa, no esperaba verla hoy, y menos con Sebastian, se que él tiene intensiones de saludarla.

-¿Por que miras tu celular como si no supieras lo que es? -llamo su atención, ella de inmediato levanta la mirada y nos ve, le sonríe a Tomas que la saluda y vuelve su mirada a su celular, siquiera me dirigió la mirada.

-Porque no se lo que es, no logro hacer que funcione... Me lo prestaron hace poco, ya estaba un poco dañado, pero de torpe lo he dejado caer dentro de un vaso con agua, creo que está dañado ahora si por completo -Sebastian estiró su mano para que ella dejara el celular ahí y eso hizo, el lo inspeccionó un poco y asintió.

-Con esa pantalla tan rota no me explico como sigue encendido, pero tiene el táctil claramente dañado el agua se ha filtrado, deberás comprar otro.

-No tengo dinero para eso... -El recuerdo y las palabras de su amiga me removieron la comida en el estómago, sabía que tenía problemas económicos, solo esperaba que no estuviese tan mal, me he ocupado en darle lo necesario, incluso pago las hora que no trabaja y toma para estudiar, porque se que aunque no quiera hablarme, me necesita, y es la única forma que encuentro para ayudarla.

La verdad tras el libro (P#3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora