Capítulo 23

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Tres meses después...

Sophia

Los meses habían pasado tan rápido que no tuve oportunidad de contarlos desde aquello, poco recuerdo de las cosas que pasaron con certeza, a veces mientras miraba el techo de mi habitación, podía recordar algunas cosas, pero conversaciones, y alguno que otros detalles de Santiago, los iba olvidando, mi día a día se había vuelto tan activo que no tenía tiempo de recordar todo a la perfección, luego de volver tenía encima demasiado por hacer que sin quejarme metí mi cabeza de lleno en mis estudios, y luego de terminar las semanas de exámenes, por fin podía darle la bienvenida a las vacaciones y despedirme de un semestre que logré pasar con buenas calificaciones, tampoco eran las mejores, pero eran las suficiente para mantener mi promedio en su lugar.

Mis vacaciones habían estado lo suficientemente divertidas para no enfocarme en recordar, a Amanda se le había ocurrido la alocada idea de escribirle a la editorial del libro, y cuando esta le contestó yo no lo pude creer, Amanda había solicitado una firma de autógrafos o una conferencia, las respuestas no fueron negativas, dijeron que por motivos personales, el autor quería mantener aún su anonimato, pero que era algo que si se estaban planteando debido a la gran demanda, cuando leí aquello casi muero de un infarto, la sola idea de que mi escritor favorito estuviese pensando en mostrarse al fin, hacia mi corazón acelerarse, al punto de querer salir de mi pecho de golpe, era increíble.

Por ello habíamos pasado las tardes en la playa, a Amanda le gustaba demasiado surfear, yo por mi parte prefería verla desde la arena y tomar sol, mi hermano también nos acompañaba a veces, entre los dos las cosas parecían ir cada vez mejor, parecían llevarse bien y ya mi hermano no se ponía nervioso a su lado, por alguna razón tampoco la miraba como hipnotizado, como si su enamoramiento por ella hubiese esfumado, aunque por lo que me decía a mi, seguía intacto.

Amanda por su parte, seguía saliendo con Max, yo no tenía nada malo que decir de él, era un buen chico y la quería, aunque claramente si me pregunta a mi, mi hermano es mejor partido.

Había conseguido un trabajo gracias a Tayson en un cine, trabajaba en turno tarde-noche, Tayson pasaba por mi para llevarme a casa ya que trabajaba relativamente cerca y salía a la misma hora y libraba los fines de semanas, sin embargo eran horarios rotativos, en cualquier momento podía pasar a trabajar un fin de semana, lo que no cambiaba era la hora, solo los días.

Sebastian había cumplido su promesa en llamarme, lo hizo dos semanas después de yo haberme ido, sabía que habían vuelto, tampoco mentiría u me haría la loca como si no viese a Santiago en sus clases, y por los pasillos, y en el comedor, y algunas veces a la salida, tampoco mentiría diciendo que no me había enterado que últimamente pasaba demasiado tiempo con la consejera del instituto, esa mujer, cuanto me había sacado canas verdes esas ultimas semanas de clases al verla reír mientras salia de su despacho acompañada de él.

Jessica Tayler, una mujer esbelta, bronceada, de cabellera larga y castaña, siempre lo llevaba recogido en una coleta, con sus lentes que lejos de versele mal, le sumaba autoridad, y confianza, de buenos pechos, y un culo que da miedo, y no era operada, Amanda era buena consiguiendo información confidencial, de ojos marrones pero de largas pestañas, no tenia con que competir, ella era toda una mujer, yo una simple niña a su lado, enana y rubia, de poco cabello, sin nada resaltante en ese país, era una típica Australiana.

Pero en estos momento no estaba para compararme con una consejera de mi instituto, estaba junto a mi hermano buscando al fin un piso donde establecernos por completo, lo poco que habíamos ahorrado, había sido suficiente como para alquilar algún buen apartamento de la ciudad, y Amanda siempre estaba para ayudarnos a escoger los mejores pisos u a un buen precio.

La verdad tras el libro (P#3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora