Capitulo 2

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"Nunca me había sentido tan miserable como en este preciso momento, en el que tenía frente a mi a la mujer mas hermosa de mi universo y simplemente no podía hacer mas que admirarla desde lejos y maldecirme mentalmente por lo idiota y cobarde que soy por no ir y robarle un beso"

Capítulo 2

Sonrió como idiota viendo por la ventanilla las calles frías, húmedas y solitarias producidas por el otoño.

El auto se detuvo junto a una pareja que caminaba plácidamente cogida de la mano por la acera, saliendo de la residencia, Sophia al reaccionar se alarmó, ¿Donde estaban? Era la única pregunta que se hacia al haberse ya incorporado.

-No te alarmes, solo te he traído a mi casa, te ayudaré a arreglar la bicicleta, me ayudas a bajar la pintura -No era una pregunta, el hombre serio a los ojos de Sophia bajo del auto y sin cumplir el sueño frustrado de la chica de que le abrieran la puerta, el hombre se dirigió rápidamente al maletero.

Sophia resignada bajo al igual que él pero con un notorio fastidio y una vez a su lado este deposito en sus manos las dos grandes latas de pintura que al no haber calculado su peso tambaleó un poco antes de afirmarse y llevarlas hacia la puerta del lujoso apartamento.

-¡Santa madre! -exclamo sin darse cuenta realmente maravillada.

-Deja de babear, y pasa -Este paso una tarjeta por una maquina en la puerta y tras un bip la puerta se abrió dejando ver el interior de la casa.

-Tiene una casa muy hermosa -dijo Sophia pero mas para si misma mientras dejaba las latas de pintura en el suelo a un lado de la entrada y se seguía maravillando por lo que veía a su alrededor.

-Ehm, ponte cómoda, yo no tardo, debo hacer un par de cosas y vuelvo contigo, no te vayas a ir -Caminaba de un lado a otro sacando cosas de su bolsillo hasta que dijo lo ultimo, en lo que se dio la vuelta y la señalo de forma acusadora con el dedo a la pobre chica.

-Tampoco es como que tenga con que irme -El asintió como recordando ese hecho y se retiró de la sala subiendo unas escaleras dejando a Sophia completamente sola en un lugar que desconocía y haciéndose la pregunta de ¿que hice mal para llegar acá?

Frente a ella solo se podía ver un gran ventanal que daba a una especie de balcón, aunque ella no estaba del todo segura, ya que no se comparaba con el de su humilde cuarto que siquiera la dejaba pararse en él.

Se acerco y deslizó con cuidado la puerta de cristal y salió, definitivamente no había punto de comparación, esta tenía un camino de piedras sobre el césped que te guiaba hacia la parte de abajo donde estaba una gran piscina, y las vistas eran impresionantes, una vista directa al mar, nunca había estado en un lugar tan lujoso como este, sin duda este hombre no comparte su vida.

Respiró profundo y a su pesar tuvo que volver dentro del apartamento, porque sabia que si se quedaba un poco mas, no se querría ir después, sin duda y vaya suerte tenia ese hombre de tener un lugar así donde poder relajarse y despejar su mente.

La verdad tras el libro (P#3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora