Sophia.
Tres semanas, tres semanas habían pasado desde la última vez que vi y supe de Santiago, desde que vi como le partía la nariz a un falso escritos, y yo aun no sabia como sentirme respecto a todo lo que había ocurrido, todo aquello que era difícil de creer en un mundo real, sin embargo, ocurrió, aún mantenía mi estado de asombro, no había cosa que me sacara de ahí, luego de aquella discusión, no supe más de Santiago, la única certeza era que en su casa no estaba, si, porque fui a verle, mas de una vez, pero al parecer nadie estaba ahí, y espere, por horas, por días, nadie nunca apareció, como si la tierra se los hubiera tragado.
Necesitaba ver a Santiago, aun tenia muchas cosas que aclarar en mi mente, se que él no tenia que rendirme cuentas de nada, porque su vida es suya, sin embargo, una parte de mi necesitaba escuchar todo de su boca, tambien la parte mas estúpida de mi, seguía interesada por él, y hasta ahora, esa parte de mi ser predominaba en mis acciones.
Sin querer mis piernas caminaban hacia su calle, mis ojos se levantaban cada vez que escuchaba la puerta del aula abrirse, lo buscaba, y cuando me daba cuenta de mis acciones, me reia, que ironico que era todo, cuando él buscaba por mi, yo huia de él, y ahora, que soy yo quien lo busca, él desaparece por completo.
Intente tambien comunicarme con Sebastian, pero su celular siempre siempre sonaba como ocupado, o fuera de la cobertura, se me hizo imposible de todas las formas, por poco me atrevia a preguntar por él a Jessica, pero me sentiria muy desubicada, aunque estuviera cien por cien segura que ella sabia algo sobre su paradero.
Ahora, por ya no se cuanta vez, me encontraba sentada en una roca, en la entrada de la casa de Santiago, con la esperanza de que llegaran, esperando, no se exactamente cuanto tiempo paso, pero comenzaba a anochecer, y mi unico medio de transporte eran mis piernas, asi que era hora de volver, me comenzaba a dar por vencida, quizas era momento de asumir que se fue, y no volveria, yo debia avanzar, y dejar de preocuparme por alguien al que nunca le he importado, era momento de despedirme, definitivamente, era momento de olvidar todo lo que paso, y cortar con esta cadena imaginaria que siento que me atan cada vez mas a él.
Adios Santiago Pascuali.
Me levante y comencé a caminar, fuera de la residencia, en medio camino, pequeñas gotas del cielo comenzaron a empapar mi rostro, cayeron unas cuantas primero en mi mejilla, y cuando menos cuenta me di, se vino el diluvio, comence a correr por las calles, el calor volvia mi cuerpo pegajoso, me sentia asquerosa, pero eso no me detuvo, intente refugiarme en el primer negocio que consegui en el camino, esperar a que bajara un poco la intensidad de la lluvia, aunque ya me encontraba algo empapada.
-Joven, lo lamento, pero ya estamos por cerrar -Era una chica timida quien me toco el hombro y me dijo aquello muy apenada.
-Oh, es solo un momento, por lo menos hasta que baje un poco esta lluvia.
-Lo siento, pero de verdad estamos por cerrar, y el gerente me ha enviado para pedirle que por favor se retire, lo siento -mire a su espalda, y un grupo de empleados se dieron rápido la vuelta, como si no notara que estaban viendo la situación y hablando de ello, volví a ver a la chica, que seguía con mirada de cachorro regañado, y solo asenti, palmeando su hombro, ciertamente que hay gente poco considerada en este mundo.
-No te preocupes, me iré.
Respire profundo y tirite por el repentino escalofrío que sentí por todo el cuerpo, y volvi a mojarme con la lluvia al salir del local, corri por la calles aunque ya estuviese super empapada, y cuando llegue al edificio la lluvia empeoro, por lo menos ya estaba en techo, subi al apartamento, y al entrar comence a quitarme la camisa.
-¡Mujer! tenemos visitas. -me sobresalte y devolvi la camisa a su lugar para cubrirme, cuando me fijo, no solo estaba mi hermano en la sala sentado en el mueble, sino tambien Amanda, Candela, Marcus y Tayson.
-¿A que viene esta congregación?
-Pobre Tayson a quedado embobado -me fijo en el susodicho quien no despega la mirada de mis pechos, me encojo incomoda y avanzo al mueble solo para cambiar las miradas.
-¿Que ves? es mi hermanita pervertido -Alex lo agarra del cuello y aparta su mirada de mi cuerpo, cosa que agradeci, en momento asi si me gustaba tener un hermano celoso y sobreprotector.
-Perdon, perdon.
-¿Que les trae a mi humilde morada? -tomo asiento en el sofa frente a ellos y los miro, odo parecian retener una sonrisa.
-Adivina quien cumpleaños esta semana...
-Amanda, tú, llevas meses diciendolo, que si no lo recordara, seria... Alex.
-¡Oye! yo tengo buena memoria.
-Claro, por eso nos han cortado la luz y el gas tres veces desde que vivimos aquí.
-En mi defensa... tienes razon.
-Siempre -le saque la lengua y reimos, pero Candela nos interrumpio.
-Muy hermoso el momento que nos han regalado de hermanos, pero Amanda tiene noticias.
-¿Estás embarazada? -Alex se atraganta con su propia saliva.
-¡Buenas noticias! mis padres me regalaron un viaje a mi y a mis amigos para ir a Hawaii por cuatro días, ¿No es genial?
silencio, silencio absoluto por unos minutos, solo para procesar lo que Amanda acababa de decir.
-Chicos por dios, ¡¡nos vamos a Hawaii!!
-¿nos vamos a Hawaii? ¡¡OH POR DIOS!! NOS VAMOS A HAWAII
Todos nos levantamos y comenzamos a victoriar en el aire mientras nos abrazabamos y llorabamos, ok no, quizas no hubo llanto, pero casi, esto si que seria emocionante, nunca habia estado en Hawaii, y que mejor que ir con buenos amigos, esta era la mejor forma tambien para olvidarme quizas de Santiago, estando lejor y en un lugar tan hermoso y paradisiaco.
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La verdad tras el libro (P#3)
RomantizmElla lo miró y lo supo, era él, y siempre lo amó, amó cada linea que hablaba de él, aunque en algún momento dudó, dudó tanto como lo amó. Él la miró y no supo que sentir, la odió, odió que supiera todo de él mas de lo que se animaba a contar en voz...