Capitulo 35

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Sophia


Hoy había sido un día difícil de procesar y aún no acababa, aún me era difícil creer lo que todos me decían, pero si era así, una parte de mi comenzaba a comprender más a Santiago, y sus actitudes, si todo era verdad tampoco tenía lugar en su vida...

Más de una vez soñé con el momento en el cual conocería al autor del libro, mil veces soñé con ser el amor del cual él hablaba, y ahora, que se que estuve cerca, estaba lejos de sentirme afortunada, porque de golpe dejo de ser una fantasía, todo lo que releí mil veces era real, pasó, Santiago tiene un gran amor el cual no logra superar, un amor profundo e indescriptible, del cual nunca se olvidará, Santiago dejó de lado su felicidad por el deber, se hizo cargo de un hijo que no era suyo pero lo adoptó como suyo, y es mentira lo que Camila me dijo sobre él y el amor, todo lo contrario, tiene tanto amor por sus allegados que no sabe cómo manejar tanto, y no lo Hiba a negar, me sentía mal, mal por él pero al mismo tiempo, celosa, una parte de mi quería borrar ese pasado de él, borrar todo el dolor, para poder tener una oportunidad en su vida... No podía negarlo por más tiempo, sentía cosas fuertes por Santiago, y me descolocaba sentirme así, nunca antes lo habia experimentado y todo era tan extraño.

–Hay que hacer algo, no podemos dejar que se salga con la suya ese tipo.

–Calma, no hay nada que nosotros podamos hacer, no hay pruebas en su contra, no hay nada contundente, y Santiago tomó la decisión hace tiempo de dejarlo así.

–No, no creo en eso, por algo anoche llamó para hacer la denuncia, él quiere justicia.

–Si,y muy mal lo que hizo, porque eso solo lo perjudica, Sophi, Santiago tiene todas las de perder, no hay forma de que ganemos un juicio contra ese tipo, lo mejor es olvidarlo.

Nadie podía quitarme de la cabeza que teníamos que hacer algo, aunque la ley no esté de nuestro lado, bien podemos hacer algo por nuestras propias manos, pero ese tipo tenía que pagar, por todo el daño que causó, no puedo creer que hace unos días estaba alusinando con él e idolatrando a un impostor, me da rabia de solo recordarlo, es un descarado.

–Oh, Sophia... Camila... ¿Que hacen ustedes aquí? ¿Sigo soñando? Esto es allanamiento.

Me di la vuelta para encontrarme con Santiago que bajaba por las escaleras a la sala, estaba nuevamente en su casa, a pedido de Camila luego de haber ido a varias tiendas de compras.

A la vez la puerta principal se abrió y Sebastián entro con bolsas de mercado en las manos.

–Vaya, ya despertó nuestro borrachito.

–A mí también me alegra verte querido Santi.

–¿Qué haces acá? –ignorando lo que los otros dos dijeron, me miró directamente con una expresión seria esperando una rápida respuesta.

–Yo le dije que viniera, de hecho después de la llamada que le hiciste anoche, y de preocuparla, nos ayudó temprano a buscarte.

Un incómodo silencio se instaló en la sala, aunque era solo cosa mía porque Santiago pasó de nosotros y fue a la cocina, mientras Camila y Sebastián hablaban, pero no prestaba atención a nada.

–¿Cómo les fue hoy?

–Muy bien, Sophia es un amor, me llevó a una cafetería a un par de cuadras de la playa, y luego recorrimos un par de tiendas, hice unas cuantas compras ya que iba a estar aquí, necesitaba ropa acorde con el clima.

–Me parece bien, yo traje para hacer la cena.

–No empieces con bromas, ¿Y quién va a cocinar?

La verdad tras el libro (P#3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora