No Puedo Dormir

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Después de un día agotador, o de esos días que prefieres no recordarlos o tal ves de esos días donde quieras volverlos a vivir así tan llena de energía y al final de cada día te espera tu cama, esa fiel acompañante, un barco hacia la tierra de los sueños donde todo puede pasar, desde tus más escalofriantes pensamientos hasta tus más grandes sueños.

Aquella almohada que guarda cada detalle de ti y que se moldea solo por ti, esas mantas que tu no te imaginas durmiendo sin ellas, así es como todo es... pero no tendria palabras para describirla pero si hubiera una palabra escogería "trascendental", tanto así que es una de las mejores drogas hechas por el hombre.

El dormir se vuelve una adicción cuando intentas escapar de la realidad, así lo diría yo tan solo un humilde servidor, alguien que comete error tras error, me quedo noches interminables marcadas por mis ojeras y lo único que queda al final del día es dormir donde puedo viajar hasta más allá del propio universo, donde se reúnen los dioses a tomar té y vernos, pero hubo una vez donde no podía dormir.

Mi cama me traicionada, la almohada me rechazaba y mis cobijas me ataban de calor, no podía seguir, después de todo necesitaba dormir, aquella noche me volví loco por una sola gota de sueño pero no la encontraba, a pesar de contar ovejas, ni la leche tibia hacia efecto, todo era un fracaso y mientras más me percataba más mis oídos se agudizaron.

Solo podía oír el reloj cada segundo, la madera rechinar, mi estómago crujir como pan seco, mi corazón latiendo de dolor, mis ojos eran clavados en la oscuridad, solo eso era, oscuridad y nada más.

Pasaron 3 años dentro de mi cabeza y mi cuerpo ya no podía moverse, había perdido mi último suspiro, ya no podía dormir y poco a poco se alzaba el sol, no podía comenzar el día, empecé a acomodar mi cuerpo de distintas maneras, poner más almohadas a quitar cobijas, todo por dormir sólo 5 segundos más antes de la 6.

Mis ojos eran como rojo sangre y mis ojeras eran de un color oscuro, antes de despedirme del lo que había sido la noche por completo sonó mi puerta con un eco que llenaba mi habitación, solo lo escuché, sonaba cada vez más, más, y más...

Salí a ver quien era, o más bien lo que fue, era la respuesta a mis problemas, una nueva cama, la tomé y la llevé a mi cuarto, me recoste sobre ella, tan perfecta y tenía un olor singular, no me molestaba la sangre del cuerpo, lo hacía más refrescante, era perfecto.

Tome mis sábanas y me recoste en mi nuevo colchón, a pesar de que sonaba la alarma el sueño recién estaba comenzaba. Tome mi cuchillo y clavandolo en mi corazón y dije:

—"Nunca más volveré a despertar, el sueño será eterno esta vez."

Me recoste  y mis ojos iban cayendo de sueño mientras lo poco que veía era a alguien que me veía desde su cama, pensando en cómo poder dormir, alguien como tu tal vez, intentando conciliar el sueño...

Historias de una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora