Un Apagón.

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Dicen que el dolor se ahoga con algo de Whisky o tal vez algo de Marihuana, pero una cosa es cierta, nunca lo olvidaras, ya es parte de tu vida.

Mi vida se resume en una palabra "Escribir", para la bendición de mi madre me convertí en un escritor ejemplar, para la desgracia de mi padre no seguí la línea de la familia. Admito que desde aquí las cosas se ven más pequeñas pero nunca olvido de donde vengo.

Escribo novelas, algunos que otros cuentos  y algunos poemas pero siempre quieren más, mi cerebro está más seco que una pasa y algo cansado de lo mismo. No deseo tener la vida de mi protagonista, incluso para mi es demasiado melosa, para mi la respuesta está en el éxtasis y la imaginación que unas simples palabras traen de un libro.

Al final el dinero es lo que necesito y el ser un escritor lo hace algo simple pero la presión es demasiada, incluso el solo escribir es agotador.

Solo me recuesto en mi frío sillón, mirando miles y miles de hojas, el café ya no ayuda mucho y el reloj solo me desespera más. No tengo con quien hablar, mi mundo acaba donde la realidad empieza, aun espero un mensaje de alguien, incluso si es de mi madre lo podría soportar.

Después de un rato llegó servicio a la habitación, intentó iniciar una conversación pero solo obtengo un silencio de sus labios.

Mi vida es la más lamentable historia que pude haber escrito, tal vez mi personaje en el libro la pasa mejor que yo, solo vago en mis pensamientos hasta llegar al mismo punto de siempre, sigo solo despues de todo.

De repente la luz se va y mi cuarto se llena de oscuridad, busco desesperadamente una vela, un fósforo, una luz, algo para acabar con la oscuridad, terminó tropezando.

Caen cosas al suelo, algunos cristales rotos y un dolor en mi cuerpo, el corazón no podía soportar aquel suceso, la oscuridad y yo nunca nos llevaremos, sigo buscando desesperadamente la luz.

A lo lejos se escucha el reloj, la madera rechinante y mis dedos buscando algo, el silencio se rompe, tocan a la puerta de mi cuarto.

—No se preocupe en poco tiempo volverá la luz señor. –Me quedo mundo al oír la voz.

Aquella voz resonaba en todo el cuarto, mientras escuchaba los pasos alejarse me levante rápido en busca de la puerta pero esta no existía, solo había paredes por donde lo sentía.

—¡¿Hay alguien allí?!—preguntaba con pánico.

Golpeado la pared, rasgando la madera y cayendo más en mi desesperación.

Resbaló con algo y de entre el desastre siento algo de agua, algún líquido irreconocible, lo pongo en mi boca con curiosidad pero el sabor no me era familiar, empecé a seguir el charco hasta que choque con algo...

Como si las cosas no estuvieran peor una tormenta suena a las afueras, seguía tocando aquello que fuera, me incomodaba seguir pero no podía detenerme, la curiosidad me mataba.

Era alguna tela, pero estaba eso que me incomodaba no reconocer, mi mano seguía investigando, pero me quedé sin aliento al sentir una mano helada.

Grito con un miedo desde lo más hondo de mi alma y resbaló hacia el suelo, un rayo rompe mi ventana, empezando a quemar mis hojas, mi trabajo, mi cuarto pero ante mi se hallaba la imagen de un hombre colgado, las llamas se extendían y podía ver más claramente quien era esa persona... era yo...

—¡¡Auxilio!!—Grite con horror al ver mis manos empapadas de sangre.

El espejo me mostró mis labios llenos de sangre, aquel sabor empezaba a asquearme, aquel charco en el que me encontraba era sangre con un carmesí oscuro, estaba por todas partes...

La lluvia caía con más fuerza y las llamas casi me alcanzaban, no podía dejar de gritar y de sentir mi corazón latir tan frenéticamente.

El cuerpo me miraba fijamente y moviendo lentamente sus labios dijo:

—Después de todo... esto solo es un sueño...

Desperté de mi escritorio, la tinta de mi esfero se había derramado en el papel de mi escrito, todo era un desastre, mi corazón estaba alterado por el sueño, solo calmaba mi mente con algo de café, me senté en mi viejo sillón goteando sudor.

Tocan a la puerta, servicio a la habitación entra y me mira algo asustada, empecé a llorar al ver que el reloj ya casi llegaba a la misma hora del apagón pero lo que más me helaba la piel era que había una soga colgando en la puerta de mi habitación.

Podré morir pero al final nunca podré olvidar como en una sola noche vi mi muerte y mi principio...

No dejes que la oscuridad te engañe...

O ella se volverá realidad...

Historias de una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora