El Corazón

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A la noche suave y una luna radiante yace mi amada en un balcón esperando el dulce sonido de mi voz.

Ella con su mirada atrapante me seduce, nuestros ojos se atrae y llamándonos el amor sale a flote.

Subo a lo más alto de un árbol y sin titubear llegó a sus manos suaves de angel.

"Que la noche sea testigo de tu belleza y la luna celosa de tus ojos de cielo que solo ilumina tu rostro fino, por que nada puede igualar tu belleza celestial.."


Su sonrisa me deja sin aliento y su voz me hace viajar.

Nos tomamos de las manos y ante la presencia de su hogar nuestro labios se tomaron, por cada caricia se sentía cada vez más la pasión y nuestros corazones brillaban de amor.

Un ruido sonó detrás y sin prisa ni temor me despedí de mi amada, tomando su mano suave para darle mi despedida en un beso cálido.

Aun la podía ver a lo lejos, era radiante y yo me perdía en el bosque mientras contemplaba aquella escena.

Corría entre las hojas y cantante esperaba una noche más junto a mí amada.

La lluvia empezó a caer tan severa y furiosa, el bosque se hacía oscuro y de repente...

Resbale en el lodo y termine cayendo en un pozo, los rayos amenazantes gritaban y la lluvia de furia me encontraba en la vasta oscuridad, mientras yo flotaba inconsciente, lastimado y desolado en aquel pozo, no podía ver mi salida, mi desesperación lanzó un grito y podía sentir algo peor abajo de mi.

Mi pierna estaba rota y al moverla el dolor me encontraba con el mismo infierno, la oscuridad me ciega, mis manos solo sentían las piedras alrededor de mi y el agua iba subiendo a cada paso que gritaba por mi auxilio.

En un momento sentí que la vida se me iba de las manos y que nunca más volvería a ver a mi amada, tomaba mi último aliento y me despedía de la cruel vida quien me arrebató mis días junto a ella, miraba el tiempo en lo que era mi final y pensar que tan solo hoy habría rozado por última vez sus manos y besado por última vez sus fríos labios.

"Cruel agonía, te odio vida, te aborrezco por darme ilusiones y quitarme lo que más amaba, tú eres el verdadero monstruo a quien, con mi pena, debo darte mi cruel furia. Dios déjate ya de sermones y hipocresía, solo lleva esta pobre alma manchada de amor y acaba con el sufrimiento que hoy me castiga, solo te pido como último deseo... Que su vida sin mí sea feliz.


Solté mi orgullo y deje hundirme con lo que dictaba el destino, solo sentía como poco a poco mi cuerpo se iba apagando y los recuerdos uno por uno iban apareciendo, allí estaba ella, tan sola, tan frágil y apenada por mi partida mientras que su corazón se lo deja al primer hombre que ve...

Mi corazón grita en furia nuevamente, rechazando aquel futuro sin ella, su corazón no será merecido por otro hombre y el fuego que arde en mi pecho me da la fuerza para escalar fuera de este trágico fin.

La tormenta crecía y en la noche se podía oír un hombre gritando de dolor y furia dentro de aquel pozo, cayendo y levantándose una y otra vez, destrozando su cuerpo pero nunca su alma que clamaba por verla una vez más.

Del pozo oscuro y las ramas de los árboles cae un rayo mostrando así al pobre enamorado, saliendo de aquel sufrimiento, gritando hasta no poder más y sus manos sangraban, retomó su curso y empezó a arrastrarse hacia el castillo de su amada.

Nada podía para al hombre y el amor que aún latía fuerte de su corazón, su cuerpo casi muerto, las llagas de sus manos y su rostro destrozado, ni la fuerte tormenta lo hacía para...

Debajo de lo que era el balcón de su amada él estaba y antes de que el pobre moribundo la llamara un hombre se postró ante él y de un golpe lo derribó sin piedad.

Aquel hombre estaba cubierto por una túnica y su rostro lo tapaba una capucha, el hombre dispuesto a dar todo por su amor se levantó y con un golpe débil intentó derribar al desconocido.

Aquel hombre tomó al pobre moribundo de amor y empezó a golpearlo sin misericordia, sus golpes eran tales que era de sorprenderse que el hombre no haya muerto tras recibir tales golpes, al contrario, con lo que quedaba de aliento le gritó al desconocido.

"Golpéame una vez más y otra más, pero nunca me verás rendirme, porque tu solo eres el destino que viene suplicante, destroza mi cuerpo, rompe mi brazo y me veras gritar mis penas, pero tu nunca acabarás con este amor que late fuerte en mi pecho..."

De un golpe derriba al loco de amor y frente a él un cuchillo sale de la túnica del desconocido, para acabar con la vida del pobre recita unas últimas palabras en su nombre.

" Admito que ni la más grande barrera acabará con usted, me postró ante usted por su tenacidad y su feroz amor que late, de hecho, es un corazón digno de un héroe, yo podré destruir hasta su último hueso pero usted no morirá por su fiero amor, pero sin un corazón que amar usted ya no tendrá nada más que perder.

Una lástima desperdiciar tan grato sentimiento, con su partida la señorita a de sufrir pero con su corazón en una caja de madera, que en ella plasme el más grato amor que aun late de él escribiré sus últimas palabras y daré final a lo que usted nunca hará..."


Y con una fina destreza empezó a cortar el pecho de aquel hombre loco de amor, aquel amor que lo llevó a dejar de luchar y morir solo por verla una vez más.

Si tan solo mis gritos la alcanzarán, si tan solo pudiera escuchar mi último deseo, si tan solo...

La chica espero días, meses e incluso años por el regreso de su amado del cual nunca se supo más, y en su balcón del cual nunca se separaba le informaron con pena que su amado dejó sus últimas palabras en una caja...

Una caja de música con la más dulce sinfonía, pero antes de ver lo que escondía aquella caja de su amado, un hombre se presentó ante la dama, besando su mano y como su último deseo lo dictó, aquella señorita se enamoró al instante del hombre mostrándole una sonrisa, dejando atrás sus lágrimas y dejando caer aquella caja de música con su último poema.

En el suelo se podía ver el corazón que aún latía de amor y una nota cubierta en sangre que decía:


" Te Amo "

Historias de una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora