Capítulo 18

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A la mañana siguiente me levanto como un trapo. Casi no he dormido. Eva se fue anoche, estuvimos un montón de horas hablando de lo que pasó y de mis sentimientos.

Decido ponerme cómoda: unas mallas y una sudadera, ya que es domingo y no pienso hacer mucho. Miro mi teléfono móvil pero no tengo ninguna llamada. Decido llamar a mi hermano Hugo y contarle todo lo que ha sucedido. en cuanto lo hago, él me apoya, siempre lo hace con todo. Ambos tenemos muy buena relación y estamos muy unidos.

Me ha dicho que si dejar a Marcos es lo que de verdad quiero, que he hecho lo correcto al decírselo. Ellos dos se llevan muy bien, la verdad es que Marcos ya era uno más de mi familia, y igual que yo de la suya, pero Hugo dice que yo soy su prioridad.

Me dejo suelto el pelo y le hago algunas ondas, me pongo las deportivas y bajo a desayunar. Eva y Javi aún están durmiendo, así que desayuno sola mientras miro cosas en el móvil cuando, de repente, suena. ¡No me lo puedo creer! Es Adrián...

Empiezo a temblar como una tonta ¿Qué hago? ¿Lo cojo? Sin pensarlo más descuelgo...

- Hola - digo con el corazón a mil por hora.

- Hola Dora ¿cómo estás?

- Bueno, aún un poco descolocada.

- ¿Has descansado bien?

- No mucho, he estado dándole muchas vueltas a todo.

- ¿Te apetece que nos veamos? me muero de ganas de ver como estas.

- No sé Adrián- dudo porque no se si es correcto quedar con él tan pronto.

- Por favor - me pide -  No es para hablar de nosotros, es solo por verte y charlar, estoy preocupado - Me deshago con sus palabras, ¿cómo puede ser tan maravilloso?

- Vale ¿nos vemos en el Mirador de San Nicolás a las 14:00h?

- ¡Estupendo! Pues en tres horas te veo- y colgamos.

¡Dios! Hemos quedado... Me muero por verle y tenerle cerca. Sé que lo de MArcos está aún muy reciente, pero no puedo negar que me apetece tanto estar con Adrián. Cuando termino de desayunar subo a mi cuarto y me pongo a ver una película en el ordenador. No me apetece ver ni a Eva ni a Javi y explicarles con quién he quedado y que me hagan mil preguntas.

El tiempo vuela, y en cuanto termina la peli salgo para el Mirador. No me he cambiado de ropa, así que voy muy de sport, sin pintar y con el pelo ondulado. Sé que no es mi mejor look, pero no me apetece cambiarme. Cojo mi móvil, las llaves de casa y les digo a mis amigos que voy a dar una vuelta.

Voy andando, me apetece caminar. Cuando llego veo a Adrián de espaldas con las manos en los bolsillos mirando a la Alhambra. Parece que siente mi presencia porque en eses momento se gira y pone una sonrisa tan dulce cuando me ve... Viene hacia mi, nos miramos y nos abrazamos. Se siente también estando tan cerca...

- ¿Cómo estás? - me pregunta.

- Bien - le digo sonriendo como una tonta.

- ¿Te apetece que vayamos a tomar algo?

- Me apetece más quedarme aquí. Sabes que me encantan estas vistas y da gustito con el sol. Además nos podemos sentar allí - le digo señalando un banco de piedra que mira hacia la Alhambra.

- Pues no hay más que decir - Así que nos sentamos el uno al lado del otro, rodeados de turistas, aunque para mi en este momento solo existe él.

- Siento lo de ayer, qué espectáculo tan bochornoso dimos - le digo avergonzada.

- Dora, te lo dije ayer, no tienes que sentir nada, hiciste lo que tenías que hacer.

- Fue lamentable...

- Yo no lo creo así. Has resultado ser una mujer que afronta con valentía lo que siente, y que no tiene miedo de decirlo. Además, todos en un momento dado discutimos con alguien, o dejamos una relación. Pero a mi lo único que me importa es cómo estás tú, solo me importas tú - me dice mirándome fijamente a los ojos.

- Gracias - le digo porque no me ocurre otra cosa que decirle, me atontan sus palabras, tienen poder sobre mí... Además estoy tan nerviosa de que estemos así...

- ¿Sabes? Me han llamado para hacer las pruebas para una campaña de perfume de Carolina Herrera - dice cambiando de conversación porque se ha dado cuenta que estaba algo incómoda.

- ¿Enserio?

- Sí, estoy muy contento.

- No me extraña, suena fenomenal, te vas a convertir en toda una estrella.

Y así pasamos un par de horas, charlando de su trabajo, de los estudios... como si no hubiera pasado el tiempo entre nosotros, seguimos congeniando a la perfección. Después nos vamos a comer por allí y luego me acompaña a casa.

- Me ha encantado estar contigo- me dice cuando llegamos a la puerta.

- A mí también.

- ¿te apetece que nos veamos el viernes por la noche para tomar algo?

- Vale.

- Pues hasta el viernes entonces Dora - me dice y me da un beso muy cerca de los labios, en la comisura.

Be mine, Loco por ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora