Capítulo 8

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La semana se me hace muy dura. Me equivoco alguna vez que otra al dar los boletines y mi jefa me echa la bronca. Y claro, como ya los hago tensa para no equivocarme estoy pasando unas tensiones... Así que el miércoles por la noche me voy con Eva a tomar unas copas y charlar.

- Vaya semana llevo, me he comido varias broncas, pero espero no equivocarme más.

- Ya verás como no. Además, es normal que te equivoques al principio, estás aprendiendo, por eso se llaman prácticas.

- Lo sé, pero sabes que me como mucho la cabeza con el trabajo.

- Pues cambiemos de tema. ¿Qué tal Marcos?

- Bien, con mucho trabajo. Vendrá el próximo fin de semana.

-¡Qué bien! Pues podemos hacer una fiesta.

- ¡Por mi genial! Tengo unas ganas de verle... Y de seguir la fiesta en casa... 

Las dos nos echamos a reír como dos locas por mi comentario. Cuando estamos juntas el tiempo pasa volando, no se que haría sin mi mejor amiga. Ella siempre soporta mis peores días y momentos y celebra conmigo los buenos.

Este verano ella se ha puesto a trabajar en la tienda de una vecina de mi madre que es de aquí. Es la clásica tienda bohemia de Granada, en la que se vende ropamochilas y bolsos hippies, artesania tibetana y decoracion india. Tiene un ambiente maravilloso y su dueña tiene un don del más allá, es alguien especial. Eva trabaja muy a gusto allí y a veces pasamos allí juntas la tarde.

- ¿Te vienes mañana a la tienda?

- No puedo, me quedaré trabajando hasta tarde porque estamos haciendo un reportaje muy interesante y laborioso.

Y cuando nos dan las doce de la noche nos volvemos a casa. El resto de la semana parece que se pasa algo mejor. He ido solventando todo en el trabajo, pero estoy agotada así que el viernes decido quedarme en casa. De repente me suena el móvil y cuando lo miro veo que es Adrián.

+ Hola nena ¿Te apetece tomar una copa conmigo mañana? Me muero de ganas de verte y que me cuentes qué tal ha ido tu semana. La mía ha sido estresante.

¡Qué encanto de hombre! El corazón me va a explotar de la ilusión que me ha echo su mensaje.

+ Claro que me apetece. Necesito salir por ahí y olvidar el estrés que he tenido esta semana ¿Te va bien a las 21:00?

+ Perfecto, mañana a en punto te recojo en casa.

No sé en que lío me estoy metiendo, pero no creo que haya nada de malo en quedar con un amigo ¿no? Total solo vamos a hablar de cómo nos ha ido la semana, no tiene nada que ver con que es un hombre espectacular y que tiene un cuerpo y una cara que quitan el sentido...

La noche de la cita llega y decido ponerme un vestido negro de cuello barco, con unos zapatos de tacón alto del mismo color. En el pelo me hago unas ondas y me maquillo de forma natural para no parecer recargada.

Me lleva a un local pequeño pero muy bonito que está en el centro. Le cuento mi semana y él hace lo mismo con la suya.

- Pues el autobús tarda la vida por las mañanas, da mil vueltas y pillo unos atascos...

- ¿Qué autobús coges?

- El 18.

- ¿Y entras a las 9?

- Sí, así que salgo una hora antes.

- Pues a partir de ahora te llevo yo porque paso por ahí todas las mañanas.

- No es necesario Adrián, de verdad.

- Pero si no me cuesta nada, así no das tanta vuelta y puedes dormir más por las mañanas.

- De verdad que...

- Nada - dice sin dejarme terminar - no hay nada que hablar, a partir de ahora te llevo yo por las mañanas. ¿Te parece bien que te recoja a las 8:30?

- Claro que sí.

- Pues así será a partir de ahora.

Seguimos de copas y luego me deja en casa. Ha sido una noche estupenda, sin pretensiones, y encima me va a venir estupendamente que me lleve por las mañanas al trabajo. ¿Pero solo me apetece que me lleve porque me viene bien? ¿O será por algo más?

No sé que me está pasando últimamente con Adrián, me está empezando a caer fenomenal. No hay nada más. O eso creo...


Be mine, Loco por ti ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora