Capítulo 2

1.2K 117 16
                                    

___POV ALEC___

Luego de un agotador día el último timbre interrumpió la lectura de la clase, dando por finalizada la clase de Francés y el día en sí, ninguno de mis compañeros permitió que el profesor cerrara el tema antes de comenzar a guardar sus respectivos materiales y ponerse de pie.

Junté mis cosas esperando que se vaciara la clase, lo cual no demoró demasiado, me colgué el bolso a los hombros y salí hacia el pasillo, encaminándome hacia mi casillero, debía reconocer que aún sentía mis extremidades algo entumecidas.

Una vez guardadas mis pertenencias no demoré demasiado en dirigirme hacia la salida de aquel infierno, una pared gélida me envolvió al atravesar la puerta y me obligó a abrazarme a mí mismo, al fín, llegó el invierno.

Tomé rumbo a pie por la avenida principal, que luego de un largo trayecto, da con mi casa. Miré sobre mi cabeza la cúspide comenzando a oscurecerse y suspiré aliviado al recordar que mis padres tenían una junta importante de trabajo, por lo cual probablemente llegarían al día siguiente, o muy tarde en la noche, esa soledad me daba una sensación de tranquilidad enorme.

Saqué mi teléfono y coloqué mis auriculares en posición para poder reproducir mi lista de música. Ocupar mi cabeza, escapar de la realidad.

Metido en mis pensamientos mientras observaba el cielo, mi pie tropezó con algo y me fuí de cara al suelo, a lo que reaccioné con rapidez frenando el golpe con mis manos, intenté levantarme pero una patada en mi costado me dijo que me quedara quieto, solté un gemido de dolor tras sentir mis auriculares ser arrancados al tiempo que un crujido se hizo presente, y ahí di por sentado, que habían pisado mi celular.

Fuí arrastrado hacia un lugar solitario y oscuro, no podía ver la cara de mis agresores, pero sentía sus golpes e insultos. Mi labio, ojo y estómago ardían de forma insoportable, pero por más que suplicara que pararan, no lo hacían, "Te lo mereces", "Tu te lo buscaste", fueron las palabras que se grabaron en mi cabeza, sentía un líquido caliente recorrer el costado de mi frente y mejilla, así que decidí darme por vencido, quizá al fin lograrían su cometido y me matarían.

No había importado en el pasado que tanto me disculpara o me arrepintiera, nunca pararon de recordarme el error que había cometido.

-...No se mueve...-
Susurró uno de los agresores al notar que ya no habían gritos de súplica para que se detuvieran. Uno de ellos me tomó de los hombros sacudiéndome, esperando que reaccionara de alguna manera, pero no podía reaccionar, estaba en shock, mi cuerpo ardía, no podía formular ni una palabra.

-Será mejor dejarlo así-
Susurra alguien, quien pude reconocer enseguida, y que me llevara el diablo si no era Sebastián.

-Si nos pasamos de la raya habrán consecuencias, déjenlo aquí y vámonos.-

Pasaron pocos segundos antes de que no quedara nadie a mi alrededor, me sentía nuevamente humillado, no sabía si sería capaz de llegar a mi casa siquiera en una pieza entera.

Como pude me levanté y tomé mis destrozadas cosas, intenté encender mi teléfono esperando que funcionara, la respuesta que recibí más que hacerme sentir decepcionado me hizo sentir iluso por haber creído que se encendería, estaba arruinado, necesito otro, y vaya que será difícil conseguirlo.

Volví poco a poco a la calle, con la ropa sucia, rota, y manchada en sangre. Caminé marcando un profundo dolor en cada paso, estaba completamente mareado, no pude evitar soltarme a llorar una vez que recordé lo que acababa de sufrir, no supe si por la impotencia de no poder hacer nada, o por la simple razón de que cada día que intentaba seguir adelante me estaba matando.

Salvado por el chico nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora