Capítulo 24

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Una leve luz tenue entraba por el gran ventanal del cuarto, abrí los ojos lentamente y me encontré entre los brazos de él, estaba acomodado contra su pecho con mucha comodidad y calidez, intenté moverme un poco para así estirarme y conseguir otra postura.

Los brazos de quien creía era Magnus me apretaron con más fuerza cuando me moví, provocando una pequeña sonrisa adormilada de mi parte.

-¿Estás cómodo Lightwood?-
Murmuró Jonathan contra mi oído provocando que me alterara, me alejé cayendo de la cama y comencé a gritar en señal de ayuda.

-Alec, ¡Alec!, ¡ALEC MIERDA!-
Un sacudón y un cuarto a oscuras se hicieron presentes en mi campo de visión, Magnus me miraba con preocupación mientras yo temblaba y sollozaba.

Podía sentir el suelo de su habitación debajo de mí. Por nuestra posición deduje que yo me había caído al suelo y Magnus se tiró detrás de mí para despertarme.

-¿Alexander?, ¿Estás bien?-
Negué comenzando a sollozar con más fuerza.

Magnus me levantó del suelo y me hizo acostarme en la cama lo cual él copió y se sentó a mi lado abrazándome con fuerza.

-Me diste un buen susto. Me empujaste, comenzaste a gritar y te tiraste de la cama Garbancito, ¿Te lastimaste?-
Murmuró con preocupación y revisó rápidamente que mis codos o rodillas no estuvieran raspados.

Yo tan sólo me dedicaba a pensar en ese espantoso sueño que parecía tan real, tenía la mirada perdida en algún punto oscuro del cuarto. Magnus me mecía de un lado hacia otro, dando caricias en mi cabello, nuca y espalda.

-Alec, ¿Estás bien?, ¿Con qué soñaste?-
Acunó mi cara con sus manos mientras lentamente hacía que lo mirase.

Lo miré por unos cortos segundos antes de poder contestar.

-Jace...-
Murmuré tan bajo que ni yo me escuché.
Magnus frunció el ceño y se acercó un poco a mí.

-Dilo más alto Garbancito-

-J-Jace-
Repetí otra vez lo suficientemente fuerte como para que me escuchara.

Al entenderme me volvió a abrazar, sólo que esta vez la aferración de sus brazos estaba más presente.

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Mi teléfono no dejaba de sonar, esta vez Magnus sí estaba a mi lado, me removí incómodo en la cama buscando mi celular, pero el mismo parecía no aparecer.

-Ya apaga eso Alexander-
Murmuró adormilado el asiático gruñón a mi lado.

-Si me ayudaras a encontrarlo, lo haría-

-Entonces deja que suene-
Murmuró Magnus volviendo a acomodarse en la cama.

-Perezoso...-
Susurré para mí mismo.

-Te escuché-

-Era la idea-
Encontré mi celular y miré la pantalla.

Una inhalación de sorpresa se hizo presente, llamando la atención de Magnus.

-¿Qué pasó?-

No obtuvo respuesta de mi parte ya que yo miraba la pantalla sin creer que mi mismísimo padre me estuviera llamando.

Magnus arrebató el teléfono de mis manos y luego de ver la pantalla me lo devolvió.

-Contesta, y pon el altavoz-

Con mis manos temblorosas decidí hacer caso a lo que él pedía, contesté.

-¿H-hola?-

-Gideon, ¿Dónde estás grandísimo imbécil?, ya pasaste una semana fuera de la casa, ¿La amenaza del Instituto no fué suficiente para que volvieras?-
Magnus apretó la mandíbula al escuchar a mi padre hablarme con asco y llamarme imbécil.

-Te dejé una nota... no voy a volver.-
Mi padre rió de forma exagerada.

-Eres el heredero de mi empresa carajo, vas a volver a la maldita casa o voy a hacer hasta lo imposible por que no te dejen estudiar en ese colegio.-
Suspiré levemente empezando a sentir irritación.

-Dije que no volveré, tu, mamá y la empresa pueden relajarse y hundirse juntos, dejé de ser el heredero en el momento que tu dejaste de considerarme tu hijo.-

-¿Crees que llegarás lejos sin mi, Alexander?, no lo harás, pequeño idiota. ¡¡Eres y siempre serás un muy manipulable fracasado, nunca llegarás a ser nada en esta vida porque absolutamente nadie va a lograr quererte!!.-
Magnus volvió su mano un puño, y tras golpear el colchón con este se acercó a mí, tomando el celular.

-Ahora escuchame tú, maldito idiota, Alexander es mucho más inteligente de lo que tu pequeña cabeza versión pelota de baseball podría permitir. No merece trabajar en tu maldita empresa, porque es una puta mierda de la que quieres deshacerte antes de que caiga en bancarrota sobre tí y no puedas culpar a nadie. Alexander merece y tendrá un trabajo mil veces mejor que el tuyo. ¡Alexander no se merece un padre tan hijo de puta como lo eres tú, ni una madre tan zorra como lo es tu esposa!. ¡USTEDES NO MERECEN A UN HIJO TAN EXCELENTE COMO LO ES ÉL, OJALÁ USTEDES Y SU PUTA EMPRESA SE HUNDAN!-
Gritó Magnus con rabia antes de colgar el teléfono y quedarse mirando el colchón con la respiración agitada, sus manos seguían hechas puño y su mandíbula estaba muy apretada.

Mis ojos estaban cristalizados por sus palabras, así que me acerqué a él y lo abracé con fuerza mientras me aferraba. Besé lenta y repetidamente su mejilla en varias ocasiones, provocando que sus facciones se relajaran y correspondiera mi abrazo pasando sus brazos por mis caderas.

-Gracias por defenderme...-

-Siempre te voy a defender amor, eres mi novio y Te amo-

Paren el mundo. ¿Te amo?

Sus palabras hicieron que me alejara de él y lo mirara con mi boca en forma de "O".
Al parecer no entendió mi emoción por su declaración, la primera declaración que alguien me hacía en mi vida.

-¿Todo bien, Garbancito?-
Acarició mi mejilla lentamente.

-¿A-acaso dijiste que me amas?-
Murmuré mirándolo fijamente.

Magnus miró con el ceño fruncido al igual que confundido hacia arriba por dos segundos para luego volver a mirarme y asentir.

-Lo dije, Garbancito. Te amo.-

-Yo también Te amo Bane-

Si supieras lo mucho que significas en mi vida, si supieras el cambio drástico que hubo en mí desde el momento que te conocí... si supieras lo que significó aquel primer abrazo, aquella primera pelea en mi defensa o aquel primer beso...
Quizá, sólo quizá te amarías casi tanto como yo lo hago.

Salvado por el chico nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora