Capítulo 4

1K 110 5
                                    

Pasaron varias horas, Magnus y yo nos encontrábamos recostados en la cama de mi habitación, él no me soltaba a pesar de las tantas veces que le aclaré que me encontraba bien, a pesar del llanto.

El reloj tocó las 23:35 cuando se escuchó la puerta principal de la casa chillar al abrirse, lo que provocó que me levantara de golpe y comenzara a ponerme nervioso.

-Ya estamos en casa, Gideon.-
Escuché a mi padre decir en tono burlón y alegre, tras eso escuché a mi madre reprocharlo.

-No debiste tomar tanto Robert... Alexander debe de estar durmiendo, deja al imbécil en paz.-
La escuché decir con asco, seguido de varios pasos que dieron fin luego que la puerta de su habitación se cerrara.

Magnus yacía sentado sobre la cama de Alec, mirando fijamente cada movimiento que el chico realizó en el momento que sus padres llegaron a la casa, él sabía que algo no andaba bien y tenía muchas dudas sobre Alexander, ¿Qué carajo pasaba con esa familia?.

-Por favor no hagas ruído-
Susurró el menor con la voz baja y temblorosa.
-Mis padres no pueden saber que estoy despierto, y menos pueden saber que estoy con un chico en mi habitación...-

Alexander comenzó a desplazarse por la habitación pensando en una manera de sacar a Magnus de su casa sin ser visto ni escuchado por sus padres, miró por la ventana, pero estar en un segundo piso con una caída dolorosa asegurada no era una buena idea.

-Puedes quedarte a dormir...-
Susurró Alec al ver que no había una solución al problema. Magnus luego de comprobar la casi llegada de la medianoche decidió aceptar simplemente asintiendo.

-Genial, dormiré en el suelo, eres un invitado, por favor usa mi cama.-
Murmuró Alec dirigiéndose a su armario para salir de este con una manta y una almohada.

Al ver esto, Magnus negó arrebatándole las cosas de las manos.

-Tu duerme en la cama, Alexander. Ya estás lo suficientemente lastimado como para tener que soportar un dolor de espalda. Debo insistir.-
Soltó Magnus en un tono seguro al mismo tiempo que le dedicaba una mirada seria, al notar los segundos de silencio, prosiguió insistiendo.

-No aceptaré un no por respuesta.-
Dijo acomodando la manta y la almohada en el suelo; Alec suspiró rendido y volvió a entrar al armario para buscar ropa cómoda para dormir, Magnus lo siguió con la mirada con mucha curiosidad hasta que el menor se acercó y le tendió una muda de ropa, al notar la mirada confundida de Magnus, rodó los ojos soltando un bufido.

-No pensarás dormir con esos pantalones ajustados y esa camisa, ¿Verdad?-
Magnus tomó la ropa que Alec le había dado y la desdobló encontrándose con un pantalón de pijama y una sudadera de algodón, sonrió por la vestimenta cómoda y aprovechó el que Alec estuviera de espaldas para desabrocharse la camisa.

Alec prefirió encerrarse en el armario para cambiarse, sería demasiado que Magnus vea su espalda y sus heridas en sí, siquiera sabía por qué lo había invitado a dormir.

Ya ambos cambiados, se posicionaron cada uno en sus respectivas camas y soltaron un suspiro cada uno, uno de relajación por parte del mayor y uno de dolor por parte del menor.

Magnus prefirió no preguntar, el clima entre ambos se sentía muy incómodo y alguna pregunta de un tema delicado podría arruinar las cosas.

______________________

El sol entraba por la ventana, dando directamente sobre el cuerpo dormido de Magnus, éste se removió incómodo y soltó un gemido de dolor, el suelo no era un buen colchón.

Se levantó y estiró completamente haciendo sonar algunos de sus huesos, levantó la almohada y la manta que lo mantuvo abrigado por la noche y los dobló dejándolos sobre el escritorio de Alec.
Frunció el ceño al notar que sobre este había un montón de tarea hecha, debería mostrarse feliz por esto, pero la tarea tenía el nombre de exactamente dos personas que no eran Alexander y eso no le gustó para nada.

Alexander se sentó en su cama luego de despertarse y miró con curiosidad a Magnus, ¿Qué hacía despierto a esa hora?, el moreno de ojos rasgados se giró con las tareas de Sebastián y de Jace en sus manos.

Mierda.

-Supongo que es muy obvio lo que está pasando aquí...-
Magnus lo miró seriamente esperando una respuesta.

Alexander bajó la mirada, Magnus sabía lo que pasaba, mentirle sólo llevaría a que piense que no confiaba en él y no era lo que quería.

-Si no hago la tarea por ellos me harán pelear contra ellos... son dos chicos totalmente ejercitados contra mi, uno escuálido y totalmente lastimado.-
Susurró algo avergonzado.

Magnus suspiró tomando las hojas por las puntas.

-Magnus... No, ¡Si las rompes me golpearan!.-

-Ya no, Alexander.-
Murmuró antes de tirar una de las puntas hacía el lado opuesto de la otra, rompiendo la hoja.

-¿¡QUÉ MIERDA!?-
Gritó Alec fuera de si mientras salía de la cama a paso apurado, la tarea le había llevado horas de su tiempo, estaba perdido, recibiría la golpiza de su vida y no había nada que pudiera hacer para remediarlo. Tomó las hojas rotas y sintió sus ojos cristalizarse al darse cuenta que estaba en problemas, graves problemas.

-Eres un imbécil...- Susurró con la voz rota dirigiéndose a Magnus.

-Alec, se que...-

-¡No!, ¡Tu no sabes nada Magnus!-
Lo miró mientras las lágrimas caían de sus ojos.
- ¡No sabes una mierda de lo que pasa así que por favor no te entrometas!.-

Magnus bajó la cabeza, si bien era cierto que el no entendía mucho de lo que pasaba, él sabía que había llegado para ayudar, no iba a ignorar el hecho de que un chico como Alexander estuviera sufriendo así.

-Tienes razón-
Murmuró por lo bajo.
-No sé que mierda está pasando Alexander, yo solo quiero ayudar, mierda. No puedo simplemente caminar por los pasillos e ignorarte mientras te golpean, me sentiría inhumano, ayúdame a entender y déjame ayudarte.-

Alec soltó una risa burlona, no era la primera vez que alguien le daba falsas esperanzas, pero algo en él le hizo sentir, que quizá esa fuera la última vez que alguien lo decepcionara.

Salvado por el chico nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora