Capítulo 34

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Fuí encandilado por la luz blanca que entraba por la ventana y la que estaba en el techo, justo encima de mí.

Mi cuerpo dolía de una manera inexplicable, del uno al diez mi dolor se caracterizaba con los quinientos, por hacer una aproximación.

Cuando mi vista se acostumbró a la luz empecé a mirar a mi alrededor para reconocer el lugar donde me encontraba. Máquinas chillonas, luz muy blanca y olor al típico aire medicinal. Si, estoy en el hospital.

Los recuerdos sobre lo que había pasado llegaron a mí como un balde de agua fría, me preguntaba cómo había llegado ahí, quién me había ayudado y porqué.

Mis dudas fueros respondidas cuando al costado de mi cama encontré a Magnus con la cabeza apoyada sobre el colchón, durmiendo. Su mano sostenía la mía, un pequeño pañuelo se escondía en su puño opuesto y un casi invisible camino salado seco decoraba sus mejillas, demostrando que había estado llorando.

Verlo así partía mi alma en verios pedazos, pero tengo que ser sincero, prefiero verlo así a que él esté en mi lugar.

Separé nuestras manos y dirigí la mía hacia su cabello, enredando mis dedos en éste y acariciandolo con delicadeza. Magnus se removió un poco y abrió los ojos enseguida cuando se dió cuenta lo que pasaba.

Levantó la cabeza y abrió los ojos como platos al verme despierto, sus expresiones variaron entre la felicidad, la confusión y la tristeza. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y se levantó abrazándome con fuerza.

-Ga-Garbancito... eres el chico más valiente que conozco-
Murmuró escondido en mi cuello, correspondí gustosamente el abrazo.

-Eras tú o yo... no soportaría verte mal por mi culpa-
Magnus comenzó a llorar con algo de fuerza, mientras repetía lo mucho que me amaba, lo valiente que era y lo fuerte que había sido.

-La capturaron-
Dijo separándose de mí y sonrió.

-¿Qué?-
Dije confundido.

-Tu madre, no logró escapar y la capturaron, irá a prisión con una condena muy prolongada por violencia doméstica ante un menor de edad y por fraudes de su empresa.-

-¿Qué hay de mi padre?-
Murmuré con un nudo en la garganta.

Magnus desvío la mirada y se aclaró la garganta para luego tomar mis manos y mirarme fijamente.

-Tu padre murió-
Murmuró intentando no ser demasiado brusco con la noticia.

Me sentí mal por no sentir nada, por no ser capaz de sentir ni la más mínima pizca de dolor o tristeza. Era un hecho que a pesar de que estaba presente ante mi pregunta, no me esperaba. No me esperaba el que él muriera, nunca le habría deseado eso.

Pero por alguna razón él ya no estaba, y yo me sentía bien.

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-¿Cómo supiste donde estaba?-
Le pregunté a Magnus mientras tomaba un vaso de agua que había traído una de las enfermeras.

-Usé un rastreador con tu celular-
Asintió orgulloso mientras se acomodaba en un pequeño sillón que estaba a un lado de mi cama.

-¿Un rastreador?, vaya-

-Tu celular lo tenía cuando ya era mío, sólo que cuando te lo dí me olvidé por completo de sacarlo... gracias a eso estas aquí-

Magnus me contó como me localizó con ayuda de la policía, como capturaron a mi madre y a los que trabajaban para ellos y cómo mi madre reaccionó ante la muerte de mi padre.

-Yo no sabía que hacer, había entrado en pánico Alec. Estabas en peligro y yo no sabía que hacer, tuve suerte de que Ragnor llegó a los minutos que te habían llevado, él llamó a la policía mientras yo me calmaba. Por un momento creí que no te volvería a ver y sentí que algo me faltaba, el alma se me estaba por salir del cuerpo al no tenerte sabiendo que estabas en peligro. Sólo podía imaginar lo peor, y un mundo sin ti no es un mundo en el que quiera vivir.-

Sonreí ampliamente ante sus palabras, tratando de ignorar el dolor me enderecé en la cama y lo abracé con fuerza.

Se preocupó por mí más que nadie en mi vida.

-Yo mismo iba a matar a tu padre a golpes si encendía esos bidones de gasolina... que puto enfermo de verdad.-

-Al menos ellos ya no me van a molestar más-

-Si, pero mira cómo te ha dejado Alexander... tienes 37 mini apuñaladas por la aguja del cinturón, eso va a doler por mucho tiempo, y por desgracia va a dejarte unas cicatrices de por vida amor.-

-A-Al menos estoy vivo...-
Murmuré con la mirada perdida.

-... es la primera vez en mi vida que después de algún acto de violencia por parte de mi padre quiero vivir...-
Murmuré con los ojos cristalizados para mirarlo y encontrarme con los suyos en el mismo estado.

-... Magnus, quiero vivir-
Repetí soltando esta vez una pequeña risa acompañada de mi sonrisa.

Magnus dejó escapar una lágrima y apretó el abrazo, comenzó a acariciar mi espalda con lentitud mientras dejaba pequeños besos en mi mejilla.

-Entonces vivamos, Garbancito.-

Se separó un poco de mí y acarició mis mejillas para posteriormente acortar la distancia y unirnos en un tierno beso.

Nuestras respiraciones se mezclaron, nuestras manos se entrelazaron y nuestros corazones latieron a la par, éramos uno;
No había yo sin él, y no había él sin mí.

Éramos nosotros, fuimos, somos y seremos nosotros. Viviremos juntos hasta que el tiempo decida que nuestros cuerpos no son lo suficientemente fuertes para aguantar nuestros corazones enamorados y tengamos que partir.

-Vivamos juntos, para siempre.-

-Para siempre.-

Salvado por el chico nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora