Capítulo 23

805 89 6
                                    

Un hombre de rasgos asiáticos nos miraba a mi y a Magnus con una gran sonrisa, tenía tres grandes maletas a su lado las cuales demostraban que había tenido un viaje muy largo.

Un viaje muy largo...

-¡Papá!-
Gritó con impresión mi novio logrando que me sobresaltara.

Magnus corrió a los brazos de su padre y ambos se unieron en un cálido abrazo, habían algunas pocas lágrimas de parte de ambos. Se nota que se aman, como todo padre e hijo deberían hacerlo.

Me mantuve ajeno al encuentro ya que quería darles su espacio, era consciente de todo el tiempo que habían pasado sin verse y no quería arruinar su momento.

Luego de un abrazo lo suficiente largo ambos se separaron dándose una leve palmada mutua en la espalda.

-Por dios Magnus, ¡Has crecido!-
Dijo Asmodeo con tono burlón.

-Para tu información soy varios centímetros más alto de la última vez que nos vimos-
Le refregó Magnus con orgullo y un toque de egocentrismo provocando una risa por parte de Asmodeo.

-Bien, hijo... ¿No nos vas a presentar?-
Asmodeo hizo un ademán con las manos dando a entender que yo no había sido presentado formalmente.

Magnus se acercó a mí y nos acercó hacia su padre, me sentía raro entre ambos pues los dos eran más altos que yo.

-Papá, él es Alexander, estudiamos en el mismo instituto, lo conozco hace dos meses y es mi novio hace exactamente tres días. Es la persona más hermosa e inocente de este universo.-
Me presentó orgulloso a su padre mientras yo intentaba mantener mi cabeza en alto a pesar de ser consciente que un tono rosa decoraba mis mejillas.

Asmodeo me miró con una pequeña sonrisa y asintió levemente.

-Mucho gusto Alexander, soy Asmodeo Bane, el padre de Magnus y tu ahora muy gustoso suegro.-
Extendió la mano en mi dirección la cual luego de mirarla, acepté y estreché con un leve temblar.

-El gusto es mío, Señor Bane-
Le sonreí levemente.

-Magnus me contó que vives con nosotros por un problema familiar, quiero que sepas que eres muy bienvenido en nuestro hogar por el tiempo que lo necesites.-
Me miró con comprensión a lo que asentí agradecido.

-Debo darles las gracias a ambos, entonces. Me están dando más de lo que les podría pagar y estoy agradecido por ello-
Ambos me dedicaron una mirada enternecida.

-Tu cara me suena conocida, Alexander...-

-Se apellida Lightwood, papá.-
Murmuró Magnus a mi lado mientras bajaba la cabeza.

-¿Lightwood?, ¿De Robert y Maryse Lightwood?-
Asentí lentamente, comenzando a jugar con mis manos.

-Esos mismos-
Me limité a decir.

-Entonces te conocí cuando eras pequeño... cabe decir, ustedes dos se conocieron cuando pequeños, pero no lo recuerdan. No podría olvidar esos ojos azules ni aunque me lo propusiera.-

-No estoy entendiendo papá-

-Vamos a la casa, ahí les explicaré todo. Está oscureciendo y quiero descansar de una vez.-

___________________________

Dos cajas de pizza y dos botellas de refresco esperaban por nosotros en la mesa, Magnus y yo estábamos sentados uno al lado del otro, esperando por Asmodeo que había ido hace un rato a darse un baño antes de cenar.

Magnus tenía una bolsa de guisantes contra su pómulo para bajar la hinchazón de este, mientras yo mantenía la cabeza baja, una de las manos de Magnus sostenía la mía, por lo cual yo me dedicaba a jugar con ella.

Asmodeo apareció por el pasillo con ropa nueva y más cómoda, creo que es de familia el que se vistan extravagantes.

-Bien, comamos-
Tomó asiento enfrente de mí y Magnus y abrió una de las cajas de pizza, sacando una rebanada y llevándosela a la boca con deseo.

Magnus dejó los guisantes a un lado y tomó otra al igual que yo, comíamos lentamente mientras esperábamos que el padre de Magnus nos contara a qué se refería con que nos conocíamos de antes.

-¿Por qué están tan callados?-
Nos miró a ambos confundido, hasta que su expresión cambió demostrando que lo había recordado.

-Cierto, lo siento. Bien... la familia Lightwood y yo somos socios hace al menos 20 años, al ambas empresas ser bastante importantes, muy a diario teníamos juntas, fiestas o negocios. Una noche de fiesta yo me negaba a dejar a Magnus sólo con un desconocido, así que decidí llevarlo conmigo para asegurarme que estaría bien.
Los Lightwood habían llevado a su pequeño hijo, por lo cual ambos se amigaron esa noche, se vieron en otros encuentros, pero las empresas se expandieron, dejamos de tener tantas reuniones y los niños crecieron. La última vez que se vieron Magnus tenía 6 años.-
Murmuró volviendo su atención a la rebanada que esperaba por él en su mano.
Magnus y yo nos miramos por algunos segundos.

-Entonces, papá... ¿Fuimos amigos de pequeños?-
Preguntó Magnus a su padre obteniendo un asentimiento de su parte.

-Si luego de tanto tiempo se reencontraron, debe ser algo así como el destino, ¿No?.
¿Han escuchado del hilo rojo del destino?-

_________________________

La oscuridad y el silencio reinaban la habitación que estaba compartiendo en ese mismo momento con Magnus, yo me dedicaba a mirar su ancha espalda, la cual estaba frente a mi cara desde el momento que nos vinimos a acostar.

Algo le pasaba, pero no entendía qué, estaba así desde la cena.

Un escalofrío recorrió toda mi espalda, la habitación estaba muy fría y Magnus inconscientemente se había llevado casi toda la manta. Cansado de que me diera la espalda, me giré teniendo vista del gran ventanal de su cuarto, mi cuerpo temblaba inconscientemente, no me atrevía a reclamarle la manta así que me mantuve en silencio.

Al cabo de unos minutos, cuando mis temblequeos eran más fuertes y constantes, mi novio pareció reaccionar y se volteó.

-Cariño, ¿Estás...?-
Pareció notar mis continuos movimientos involuntarios y me abrazó con fuerza por la espalda, extendiendo la manta sobre mí y dando leves caricias en mis brazos sobre las cobijas para que recibiera el calor más rápido.

-Lo siento, Alec. Estaba enojado con mi mismo, no debí ignorarte...-
Me limité a asentir y suspirar.

¿Qué te hizo enojar contigo mismo?

Salvado por el chico nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora