Capítulo 15

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Luego de llegar a la casa de Magnus este se preocupó por limpiar, alimentar, y buscar un lugar acogedor para que durmiera su nuevo gato. Yo tan sólo me limité a acostarme en el sofá y descansar un poco esperando que mi dolor de cabeza desapareciera.

Magnus intentaba no hacer ruído, lo cual agradecí mucho, sinceramente lo que menos necesito es algún sonido en este momento. Comencé a sentirme adormilado, mis párpados pesaban y mi cabeza caía involuntariamente por el cansancio. Decidí que lo mejor sería descansar, y me dejé caer en los brazos de Morfeo.

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Me encontraba en un callejón sin salida, Jonathan y Jace aparecieron con unas largas navajas y se acercaron a mi a gran velocidad, soltaron golpes en mi estómago, cara y pecho. Gritaban insultos hirientes, deseándome la muerte, el que no debería haber nacido, y que yo era un error.

Fuí tomado por el cuero cabelludo y mi cabeza fue jalada hacia abajo pudiendo tener una vista perfecta de mi abdomen, Jonathan se acercó a mí y comenzó clavar la navaja lentamente en este, mis gritos de auxilio parecían no alertar a nadie.

Cuando la navaja fue retirada para posteriormente ser introducida por completo, un sacudón y una luz natural blanca me sacaron de mi sueño.

Fuí consciente de la mirada preocupada del chico asiático, de su abrazo reconfortante a la vez que protector, y de mis lágrimas saliendo disparatadas.

-Mierda, Garbancito me diste un buen susto-
Sentí sus tiernas caricias por toda mi espalda, me sentía incapaz de hablar ya que estaba impactado por el sueño que se había hecho tan real. Puedo jurar que sentí sus sucias manos tomándome de los brazos para inmovilizarme.

-Ma-Magnus...-
Sollocé acomodandome en sus cálidos brazos y escondiendo mi cara en su cuello.

-...N-no dejes que m-me lastimen...-
Murmuré aferrándome a él mientras este negaba lentamente y acariciaba mi cabello.

-No, Garbancito, no dejaré que te vuelvan a tocar cariño-
Se acomodó en el sofá quedando recostado en este mientras me posicionó a su lado estando encima de él a medias.

Me mantuve escondido en su pecho sintiendo las caricias que hacía en mi cabello para que me calmara, el sueño ya no era tan reciente en mi cabeza luego de varias caricias y sólo me limitaba a hipar.

Magnus bajó su mano lentamente por mi nuca, acariciando mis hombros y siguiendo su recorrido hacia mi espalda, lo sentí girarse y acomodarse de costado lo cual si levantaba la cabeza me dejaría cara a cara con sus ojos que rara vez son amarillos gatunos.

-Alexander... mírame-
Susurró tan cerca de mi cara que pude sentir su aliento.

Levantar la cabeza me hacía poner nervioso, pero de igual manera miré sus ojos fijamente por varios segundos hasta que fuí capaz de ampliar la mirada hacia su cara en sí.

-Dejo confesarte algo Alec, necesito hacerlo ahora joder porque siento que ya no puedo-
Un nudo se formó en mi garganta.

¿Acaso se cansó de mí?.

-¿A q-qué te refieres?-
Murmuré tembloroso a lo que Magnus soltó un suspiro que daba a pensar que se lo estaba aguantando hace mucho, finalmente comenzó, mirándome a los ojos directamente.

Abrió la boca, pero varios segundos de silencio se colaron en medio de su confesión.

-Y-yo... uh... mierda... a esto me refiero, Alexander. No sé que me estás haciendo... me dejas sin palabras, sin aliento, me haces sonreír más y me haces sentir que eres todo lo que necesito. Siento que tus ojos son la única cosa que necesito ver día a día para mantenerme con vida. Siento que tu sonrisa es la cosa más bella en este universo y siento que tu risa es un sonido tan majestuoso y natural que haces despertar las tan mencionadas mariposas de mi estómago. No sé que me haces Lightwood... pero me encanta.-

Quedé en completo shock, lo miraba a los ojos fijamente y fuí testigo de como sus ojos cambiaban a ese amarillo tan característico que me encanta, intentaba respirar hondo y mantener la calma, pero no podía, sentía mis ojos volver a cristalizarse.

-Por favor, Magnus dime que no estás jugando...-
Murmuré tenebroso de que su confesión fuera mentira, o una simple broma.

-Nunca jugaría con algo así cariño. Nunca jugaría contigo-
Acarició mis mejillas y pasó un pulgar por arriba de mis labios mientras sonreía.

-¿Tú qué sientes, Garbancito?-
Me miró expectante.
¿Que siento?, dudé antes de hablar.

-Siento que.. s-siento que se me acelera el corazón cada vez que te veo.. pi-pierdo el aliento y me falta el aire cuando estás muy cerca de mí...-
Necesité tomar aire por la confesión y la cercanía.

-... Siento que... que te necesito, más que al propio aire, necesito que me ayudes para siempre y nunca te vayas de mi lado porque si eso pasara sicerame...-
Ojalá hubiera podido terminar.

Sus labios habían atrapado los míos con un completo choque de ternura, intenté seguir torpemente su ritmo con nerviosismo, pero al sentir sus manos en mis caderas y una leve caricia, todo fué más lento.

Podía sentír su respiración, sus manos me envolvían cálidamente y su cuerpo se las arreglaba para irse subiendo encima mío mientras yo me preocupaba por seguir el beso.

Magnus se fué separando lentamente cuando nuestras respiraciones ya estaban agitadas y depositó un corto beso en mi mejilla antes de sonreír. A pesar de todo mi nerviosismo y mi confusión, me vi capaz de preguntar.

-¿Qué significa esto?-
Murmuré mirándolo, sobre mi.
Magnus lo pensó.

-Significa que me gustas mucho, Lightwood... ¿Yo te gusto?-
Sentí mi cara calentarse por lo cual deduje que estaba siendo víctima de un sonrojo.

Me limité a asentir porque mis palabras estaban atrapadas en mi boca y no parecían querer salir.

Magnus sonrió ampliamente y apretó levemente el agarre de mis caderas.

-Entonces, significa que es una pregunta más que una respuesta-
Me miró fijamente para guiñarme un ojo.

-N-no entendí...-
Murmuré tímidamente.

-Alexander Lightwood, ¿Quieres ser mi novio?-

Salvado por el chico nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora