Capítulo 31

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Ya han pasado varios meses, los suficientes como para que mi relación con Magnus lleve unos hermosos 6 meses. Los exámenes finales estaban por terminar, y nuestras vacaciones estaban tan solo a dos semanas.

Me encontraba en el exámen de inglés, Magnus estaba sentado a mi lado con la misma hoja que yo, rascándose la cabeza y respondiendo todo lo que se pedía.

Mientras algunos papeles volaban sin que la profesora lo notara, uno cayó particularmente sobre nuestra mesa, a un lado de Magnus, miré desde donde provino, encontrándome con la mirada de Camille clavada en mí.

Fruncí el ceño algo confundido, dirigí mi mirada hacia Magnus y este me miraba casi tan confundido como yo. Ambos miramos el papel que estaba sobre la mesa y Magnus tomó este desdoblandolo.

"Bane, ¿Sal conmigo?"

Magnus elevó una ceja y la miró, la chica asiática hizo un puchero, haciendo un intento por verse tierna a lo que Magnus soltó una pequeña carcajada llamando la atención de algunas personas.

Camille al no entender, rió un poco, provocando que Magnus negara en respuesta señalando el papel. La chica, con una extraña mímica hizo un intento por preguntar la razón de por qué no, a lo que Magnus buscó mi mano bajo la mesa, y luego de entrelazar estas levantó las manos, mostrandoselas con orgullo.

Mis mejillas tomaron un color carmesí, que intenté ocultar bajando la cabeza. Miré a Magnus y este me guiñó un ojo para soltar mi mano y volver a su hoja.

Me. Guiñó.

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Luego de dejar mi exámen sobre el escritorio de la profesora, Magnus y yo salimos de la clase, unos pasitos apurados de tacón llamaron mi atención, provocando que mirara hacia atrás.

La chica de la nota nos alcanzó, y ni bien me miró depositó una gran cachetada en mi mejilla izquierda, mi mano se posó enseguida sobre esta ya que estaba adolorido e impresionado.

-Camille ¿¡Qué mierda haces!?-
Gritó Magnus alterado poniéndose delante mío para evitar otro golpe.

-¿¡Cómo es posible que me cambies por esa cosa!?-

No entendí.

-¿Cambiar?-
Le respondió el mayor.

-Si, ¡Me cambias por este niñato!-
Magnus respondió con una carcajada.

-Yo nunca te elegí a ti Camille, siquiera te conozco maldita sea. Alexander ha sido mi prioridad física y sentimental desde que llegué a este Instituto.-
Camille, cegada por el dolor ante sus palabras intentó sobrepasarlo para así lograr volver a golpearme.

Magnus la agarró por las muñecas e hizo un movimiento táctico, haciendo girar a la chica con sus manos ahora en su espalda. Magnus se acercó un poco a su oído y comenzó a susurrar.

-Mandé a Herondale al hospital por tocar a mi novio, ¿Qué te hace pensar que no te mandaré con él?-
Dijo con rabia.

La chica parecía disfrutar de su cercanía, lo que provocó un mayor enojó en Magnus haciendo que este apretar el agarre de sus manos, haciéndola quejarse del dolor.

-Ahora, vete por donde viniste, y no te vuelvas a acercar a mi pequeño.-
Murmuró con voz ronca y la soltó con un pequeño empujón, la chica estuvo cerca de perder el equilibrio, pero un chico con rasgo serio la ayudó a no caerse.

Raphael Santiago.

Uno de los chicos más deseados por este instituto luego de Sebastian y Jonathan. También es el único deseado que no se deja estar. Nunca nadie en este Instituto ha logrado salir o conseguir nada con este chico.

A mi suerte, Raphael es alguien que siempre se mantiene alejado de los pleitos, no se mete en los problemas de sus amigos por más cercanos que sean. Por eso es el más famoso de su grupo de tres. Seguido por Camille y Simon Lewis.

Camille se sujetó de Raphael y miró a Magnus con el ceño fruncido.

Algo me dice que Camille traerá problemas.

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Estábamos almorzando junto con Ragnor y Catarina en el comedor, hablábamos y reíamos de por medio y es una de las razones por las que me caen tan bien.

Desde que conocí a Catarina, nuestras juntas con Ragnor y ella han sido muy frecuentes. Al parecer Magnus y ellos llevan varios años de amistad, los tres estudiaban en Manhattan, pero debido a un problema del que aún no estoy enterado, Magnus fué transferido aquí. Los otros dos se cambiaron solo para mantenerse con su amigo.

Las discusiones entre Ragnor y el Asiático eran frecuentes, sólo que estas eran siempre pequeñas discusiones estúpidas sobre alguna indiferencia. Luego de esas disputas terminabamos riéndonos de sus discusiones.

Por ahora me había mantenido un poco distante ya que mientras ellos hablaban yo leía y repasaba mi libro de química, esa estúpida materia que me complicaba tanto la vida.

La mesa quedó en silencio, levanté la mirada encontrándome con Catarina y Ragnor mirando atrás mío, mientras que Magnus estaba a punto de levantarse.

Un líquido viscoso y muy frío comenzó a caer sobre mi cabeza y mi libro de estudios. La risa burlona de Camille se hizo presente, mientras Magnus tomó la botella de soda de Ragnor, y abriéndola, la apretó en dirección a la chica, bañándola con su contenido.

Toqué mi cabeza y miré mi dedo que se había sumergido en mi cabello y ese líquido misterioso.

Pegamento.

Me levanté enseguida y comencé a correr fuera de la cafetería en dirección al baño. Abrí el grifo y comencé a sacar el pegamento de mi cabello y cara. En un descuido el pegamento de alguna forma entró en mis ojos provocándome un fuerte ardor que me hizo gritar y comenzar a quejarme por el dolor.

Magnus entró al baño muy apurado y se acercó a mi alejando mis manos de mi cara.

-Abre los ojos mi amor-
Luché para lograrlo.

Magnus miró mis ojos, pero por alguna razón los suyos se cristalizaron.

-No entiendo que pasa pero por favor ayudame-

-Mierda...-

Salvado por el chico nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora