Capítulo 19

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La calle estaba oscura y fría, no sabía un mejor lugar para ir que la casa de mi ahora novio, pero es muy tarde y molestarle no creo que sea una opción para mí.

Caminé hacia un parque desierto y me senté bajo un árbol, acomodé mis cosas a mi lado y suspiré abrazándome a mi mismo. La noche estaba muy fría y salir con un maldito jersey no fué la mejor idea.

Tomé mi celular para revisar la hora de última vez de Magnus, 00:43, mierda, son casi las cuatro de la mañana y de seguro está durmiendo. Le mandé un mensaje preguntándole si estaba despierto y guardé mi celular suspirando.

Luego de varios segundos pensando todo lo que pasó en el día de hoy sentí mis ojos cristalizarse, tengo 16 años y literalmente estoy en la calle. Comencé a dejar todo salir, luego de llorar por varios segundos sentía todo pesar menos, pero eso no sacaba que el vacío en mi pecho aún doliera.

Mi celular comenzó a sonar interrumpiendo mi llanto, cuando tomé este miré la pantalla encontrándome con el contacto de Magnus en una llamada entrante. Limpié mi cara y suspiré antes de contestar.

-¿Magnus?-
Murmuré intentando ocultar mi voz temblorosa en lo cual pude notar que fallé.

-Garbancito, ¿Estás bien?-
Contestó Magnus con la voz ronca pero preocupada al notar mi tono de voz.

Negué lentamente mientras arrancaba uno de los tantos pastos de mi alrededor.

-Todo se fué a la mierda...-

-Alec, ¿Qué pasó?, ¿Dónde estás?-

-En el parque, a unas cuadras de mi casa-
Murmuré sintiendo mis ojos volver a cristalizarse.

-¿Qué haces en el parque a esta hora Alexander?-
Suspiró y pude escuchar como se movía por su casa.

Las lágrimas volvieron a salir sin siquiera esperar.

-Me echaron de la casa...-
Sollocé agarrándome la cabeza con una mano, Magnus se mantuvo en silencio por varios segundos.

-... así que ahora vivo en la calle, ven a visitarme al parque cuando quieras-
Intenté sonreír, pero fallé al instante y comencé a llorar esta vez desconsoladamente.

-Alexander, por favor toma rumbo hacia mi casa, te encuentro en el camino cariño.-
Asentí lentamente.

-B-bien-

Corté la llamada luego de despedirme y suspiré levantándome del suelo, tomé todas mis cosas y comencé a caminar hacia la casa de Magnus.

Las calles estaban completamente desiertas y eso provocaba que un escalofrío recorriera mi espalda con continuidad. El camino era largo, al igual que la noche, el barrio por el que estaba cruzando no era exactamente uno de los mejores para pasar durante la noche.

A lo lejos pude divisar una figura conocida que no pude destingir bien por mis ojos llorosos, pero fuí consciente de como la misma comenzó a correr haciéndose cada vez más grande y cercana, y de cómo esta me envolvió con sus cálidos brazos. Hogar dulce Magnus.

-Cariño, estás helado-
Murmuró alejándose para sacarse el saco y ponerlo sobre mis hombros.

-Y-Yo...-
Murmuré con la voz cortada y bajé la cabeza intentando ocultar mi rostro y mis lágrimas.

-Lo sé amor, vamos a casa. Necesitas algo caliente y descansar.-
Arrebató una maleta de mis manos y con su mano libre tomó la mía. Me guió todo el camino hacia su casa, subimos por las escaleras y entramos a su cálido hogar.

-Bueno, Garbancito, puedes quedarte todo el tiempo que quieras, aún así sean 5 años. No creo que mi padre tenga problema con eso, el pasa de viaje.-
Dudé mirando hacia el gran ventanal que tanto me hipnotizaba.

-Y-y... ¿Qué pasará cuando tu padre se entere que soy tu pareja?-
Murmuré sintiendo mis mejillas sonrojarse.

Magnus se acercó a mí y acarició estas con dulzura.

-Mi padre fué el que me enseñó que mis gustos y atracciones no me definen como persona. Mi padre fué la primera persona en apoyarme al cien por ciento.-
Comentó con felicidad, tan solo me limité a bajar la cabeza.

-Te enseñó bien...-
Murmuré jugando con mis manos.

-... Tu me enseñaste a mí-
Sonreí levemente y lo miré notando su mirada de sorpresa.

-Eso me hace sentir feliz... bien, uhm... es tarde, hace frío y supongo que fue un largo día para tí pequeño... ¿Vamos a dormir?-

Asentí levemente mientras Magnus tomaba mis cosas y las llevaba a su habitación, luego de acomodar las maletas contra un rincón se paró en seco y me miró.

-¿Quieres dormir en la habitación de invitados o no tienes problema al dormir conmigo?-
Me miró esperando una respuesta la cual le dí casi sin dudar.

-N-No tengo problema en compartir cama contigo...-
Murmuré tímidamente y bajé la cabeza.

Magnus se acercó a mí y besó mi frente con ternura.

-Bien, entonces ponte ropa cómoda para dormir. Voy a traer algo caliente para tomar. ¿Prefieres té o chocolate caliente?-

-Lo que tu prefieras... ambas me gustan-
Le sonreí levemente y abrí una de mis maletas buscando mi pijama.

-Bien, oh... puedes usar esta parte del armario si quieres-.

Abrió una puerta de su gran armario que se encontraba como si fuera parte de la pared, mostrando varios estantes vacíos, los suficientes para poner mis cosas.

Asentí levemente dedicándole una sonrisa más ancha que la anterior. Magnus se dirigió hacia la puerta, pero antes que saliera hablé.

-Gracias, Magnus. Desde que entraste a mi vida no has hecho más que ayudarme y lo aprecio mucho-
Magnus me dedicó una sonrisa y se acercó a mí depositando un pequeño beso en la comisura de mis labios.

-Desde que llegué a tu vida soy mas feliz, Lightwood.-
Fué lo último que dijo antes de irse de la habitación para preparar las bebidas.

Mi vida comenzó cuando me hablaste por primera vez en ese baño, Bane.

Salvado por el chico nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora