Capítulo 27

800 101 30
                                    

Mi día de cumpleaños estaba siendo genial, habíamos almorzado con Asmodeo en casa, hablamos un poco del trabajo y me aseguró que por día hay buena paga, que yo iba a ocupar el puesto de la máquina registradora y que trabajaría de cuatro a cinco horas, tres días a la semana.

Magnus y yo habíamos decidido salir a dar un paseo por el parque luego de que terminamos de almorzar. Nuestras manos se encontraban juntas y caminábamos por un sendero algo silvestre que llevaba a un pequeño lago.

Al llegar a este Magnus se veía nervioso, no entendía la razón pero su mano temblaba un poco dentro de su bolsillo.

-Maggs, ¿Estás bien?-
Magnus levantó la mirada dedicandome una sonrisa.

-Lo estoy, Garbancito... es solo que...-
Sacó su mano con una pequeña cajita rectangular de terciopelo azul.

-Es sólo que aún no te he dado tu regalo y tengo miedo que no te guste...-
Murmuró mirando la caja entre sus manos mientras suspiraba.

-Oh, Magnus no era necesario cariño...-

-Si lo era, es tu día, tu primer cumpleaños conmigo, tiene que ser tan especial para ti como para mi-
Sonreí ante su respuesta, miré la cajita entre sus manos.

-Entonces, hazlo especial, vamos... estoy seguro de que me encantará-

Magnus soltó un pequeño suspiro y se acercó a mi con la pequeña caja, la puso más a la altura de mi pecho y la giró para abrirla enfrente de mí.

Abrí la boca sorprendido, la cajita contenía un brazalete de plata, con dos pequeñas piedras, una azul y una amarilla.

-Quizá no es el brazalete más hermoso que hayas visto... lo mandé a hacer para tí, así que es único, como tus ojos y los míos... la cosa física que más amo de tí son tus hermosos ojos azules y es lo que quiero ver a toda hora, todos los días, por el resto de mi vida. Esa piedra amarilla simboliza mis ojos, los que se van a dedicar a mirar nuestra vida juntos, junto a los tuyos. Quiero que este brazalete te haga recordar que siempre, pase lo que pase, voy a volver a casa a ver tus ojos, siempre voy a volver a tí porque tu me traes paz y no sé que haría sin tí. Quiero formar una vida contigo, quiero envejecer y caminar contigo aún a mi lado. Quiero morir sabiendo que amé y fuí amado, y lo quiero solo contigo.-
Habló con un nudo en la garganta y suspiró al terminar.

Las lágrimas caían por mis mejillas, era tanta la emoción que me habían dado sus palabras que mantenía una mano en el pecho, temeroso de que mi corazón saliera de su caja torácica por la emoción.

-Alec... Amor, ¿Por qué lloras?-

-¿C-cómo no hacerlo?... por primera vez en mi vida me siento verdaderamente amado por alguien que yo también amo, y ese alguien eres tú, no sé como agradecerte todo esto amor...-
Me dedicó una sonrisa con mirada cristalizada, tomó mi mano y el brazalete y colocó este en mi muñeca izquierda.

-Recuerda, Siempre voy a volver a casa a ver tus ojos Alexander Lightwood.-
Murmuró antes de dejar un beso sobre mi mano y soltar esta.

Levanté mi brazo mirando mi brazalete fijamente y sonreí al ver las dos pequeñas piedras.

-Me encanta, Magnus. Es muy precioso.-

-Es casi tan precioso como tú, Garbancito-

Comencé a sonrojarme levemente por lo cual bajé la cabeza algo avergonzado. Magnus tomó mi cara entre sus manos  levantando esta para acercarse lentamente y juntar nuestros labios.

Los labios de Magnus tienen un peculiar sabor dulce, un dulce muy apetitoso y adictivo. Casi tan dulce como la miel y casi tan adictivo como una droga.

Luego de separarnos y juntar nuestras frentes, abrí mis ojos lentamente, encontrándome con unos ojos amarillos gatunos mirándome.

-Ya es costumbre que pase esto cuando te beso-
Murmuró Magnus algo molesto.

-Es una costumbre muy hermosa Bane, deberías besarme más a diario así podré verlos seguido-

Mi novio soltó una pequeña risa y besó la comisura de mis labios.

-Quien diría que mi pequeño y tímido Garbancito me pediría algo tan así-
Fingió un tono demostrando el no creérselo, con un toque de burla.

-Cállate o no te dejaré besarme, Bane.-

-Puedo correr ese riesgo, el adicto aquí a mis besos eres tú-

-Tu eres siempre el primero en besarme-

-Uhh... bueno si... pero tu me abrazas cuando duermes y metes tus manos debajo de mi camiseta-

-Oh va... ¿Qué?-

Asintió levemente

-Si, y hasta lo acaricias-

Me sonrojé completamente y sonreí bajando la cabeza.

Magnus se acercó a mí y me abrazó con fuerza.

-Es tierno cuando lo haces, eres como un pequeño Koala que me abraza con mucha fuerza y luego me da cariñito-

Magnus arrugó la nariz con ternura y se alejó de mi para tomar mis mejillas como una abuela y comenzar a apretujarlas.

-Un pequeño Koalita de ojitos azules que me abraza con mucha fuerza cuando llueve y...-
Un golpe en su nuca para que pare de hablar por mi parte lo hizo callar y comenzar a reírse, ese tono tierno me había hecho avergonzar bastante y puedo apostar que ahora mismo soy un tomate .

___________________________

Ya habíamos cenado, Magnus y Asmodeo habían comprado un pequeño pastel para mí y el mismo se encontraba delante mía.

Magnus y yo estábamos tratando de colocar las 17 velas y Asmodeo preparaba una grabadora.

-Bien, listo... enciende las velas Magnus-
Este hizo caso y con mi ayuda logramos prender las 17, la luz fue apagada, el flash encendido y la canción comenzó a ser cantada por los mayores.

Ambos me sonreían mientras que se acercaba el final de la canción, un suegro y un novio que me ama, en este momento no podría pedir más, tengo algo hermoso y muy valioso delante de mí.

-Vamos Alec, ¡Pide un deseo!-
Gritaron padre e hijo al mismo tiempo mientras se preparaban para aplaudir y me detuve unos segundos para pensar.

Deseo que vivamos juntos por siempre, y soplé.

>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

Vi que hay varios activos a esta hora 7u7r.

¡Por favor no olviden votar! 🌈❤

Salvado por el chico nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora