Fase II - ¿Quién es Viktor? [Parte 4]

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Aclaración: yo no sé de Microbiología, Virología, Medicina, etc. ¡Una disculpa si me equivoco! El virus lo inventé con la ayuda de una amiga y lo demás es producto de mi imaginación. 

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—¿Por qué no les has dicho que estás en un estado terminal del virus que aniquiló a la humanidad, Viktor Nikiforov?

El ruso agachó la cabeza de inmediato, tragando saliva de una forma que dolía. No, lo que dolía era su corazón desgarrado. Su mente estaba tan agotada, tan cansada de simular alguien que no era; de mentirles a sus chicos, de traicionarlos y cubrir la verdad, siendo él un líder honorable.

¿Era honorable? No. ¿Se le podía llamar líder a un embustero? No, pero continuaba ahí, comandando a un grupo de personas que depositaban su confianza en él. No los merecía; no merecía vivir, y tal vez ésa era la razón de su condena. El destino le devolvía su engaño con la muerte.

¿Quién es Viktor? Se hacía las mismas preguntas hace años, ¿quién es? ¿Para qué está allí? ¿Cuál es su objetivo? ¿Qué es lo que más desea? Y cuando creía haber encontrado la clave para descifrar los misterios que lo envolvían, llegaba a la conclusión de que no podía soñar con un futuro. Él no tenía futuro porque estaba maldito con Mortys.

—Yura, discúlpate —bufó Otabek, jalando al rubio del brazo izquierdo para alejarlo de lo que sea que el jefe tramara en venganza.

—Estoy harto de que lo idolatren como un dios —gruñó Plisetsky, soltándose bruscamente del agarre de Altín—. Va a morir y ellos no sabrán el porqué. ¿No es injusto?

—Eso quiere decir que nuestro...

—Sí —afirmó Yuri, interrumpiendo a Phichit—. Quiere decir que sus días están contados y nos va a abandonar sin una explicación.

—Mortys es un virus que se propaga con el contacto —mencionó Katsuki, que miraba al de cabellos platinados exigiendo una respuesta—. ¿Nos ha contagiado?

—Ustedes saben hacer un escándalo —bramó Saki, quien salía de una de las habitaciones del fondo del pasillo—. Vitya, ve por tu dosis —ordenó la mujer al ver a su niño tan abrumado por la situación.

—S—Sí —balbuceó, logrando entreabrir su boca para que el sonido escapara de su garganta seca.

La doctora se acercó con paso lento y esperó a que Viktor se marchara sin añadir más a la conversación. Entonces, el resto de la audiencia se dio la media vuelta para encararla y Saki sólo esbozó una sonrisa sádica. Habían herido la salud mental de su pequeño y no se los iba a perdonar fácilmente, menos a ese mocoso rubio.

—Bien, ¿a quién asesino primero? —cuestionó, cruzando sus brazos. Sus ojos brillaron de una furia contenida y la curvatura en sus labios desapareció.

—No tenías que haber intervenido a su favor —protestó Plisetsky, el único que se atrevía a enfrentar a la guapa mujer que lo fulminaba—. Debió...

—Te callas, niño tonto —demandó, provocando que los demás temblaran de miedo. Y eso no se comparaba a lo que era capaz de hacer para proteger a Viktor Nikiforov, realmente nadie querría que se enojara—. Así es, él está infectado con Mortys, pero es una cepa distinta a la que asesinó a la humanidad.

—¿Existió otro Mortys? —interrogó Chulanont. Estaba confundido, y no era por la información que le proporcionaba la científica, sino por lo que sentía su líder en esos momentos.

Mortys #PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora