Fase VI - Juego

290 48 42
                                    


Jueves 16 de noviembre de 2071

Yuuri soñaba acostado en la cama de su habitación. Recordaba una llamada que lo atormentaba en pesadillas y se culpaba por sus acciones, por haber aceptado un trato sin entender los motivos de Los Opositores.

—¿Cómo vas con el trabajo? —cuestionó Yakov al otro lado de la línea—. ¿Qué informe me tienes, novato?

—N—No lo sé —balbuceó, escondido en uno de los baños de los dormitorios—. Es peligroso hablar aquí.

—Tienes casi un mes ahí —enfatizó, amenazando con su gruesa voz al joven pelinegro que vigilaba la entrada para que no lo descubrieran—. Si no obtengo resultados, tu familia pagará las consecuencias —advirtió, sabiendo que Katsuki obedecería sin ningún problema—. Una dirección, un nombre; consíguelo de cualquier manera.

Conseguir lo que Yakov Feltsman quería era complicado. Seung mantenía un sistema de seguridad las veinticuatro horas del día; no había cámaras, pero las paredes escuchaban hasta el más sutil murmullo, y no dejarían que entrara a revisar los archivos en la oficina del jefe. Sin embargo, Viktor tenía una debilidad.

La debilidad de ese pobre desahuciado era Yuuri Katsuki. Si le entregaba lo que deseaba, lo tendría bailando en la palma de su mano. No importaba si para ello debía acostarse con un hombre que no amaba. El japonés necesitaba información y, cuando al fin recolectara los datos, podría irse con su familia. La vida volvería a ser normal.

...

—¿Qué quieres? Te dije que es peligroso encontrarnos —refunfuñó el de melena platinada, recargándose en el frío muro del túnel. Miró a su amigo, quien parecía realmente preocupado—. No me digas, ¿saben que estás enamorado de Masumi?

—¡No, idiota! —exclamó, sonrojándose al oír aquel nombre que pertenecía a su amor platónico—. No es por eso por lo que te cité, sólo déjame saber cómo te va con el chiquillo que adoptaste.

—Oye, suena como que adopté un perro —bufó, cruzando sus brazos. Se quedó pensando, ¿sería bueno que dijera hasta qué punto había avanzado con Yuuri? —Hicimos el amor —confesó, creyendo que Chris se alegraría. Fue lo contrario, el suizo tembló lleno de miedo y le dirigió una mirada de pánico—. ¿Qué? Ya no es tan ilegal.

—¿Hicieron el amor? —replicó boquiabierto. Él más que nadie comprendía el significado de esas tres palabras; Viktor estaba enamorándose—. ¿Cuándo sucedió?

—Bueno, lo estuve acosando unos días y de repente cedió —contestó, hallando en esa frase una incógnita. ¿Por qué había cedido antes de la semana acordada? —¿Acaso le gusto?

—No —negó Giacometti, interrumpiendo las fantasías del ruso—. Vitya, tú sabes que eres como un hermano para mí.

—Ah, así que viniste a decirme que no vaya a la misión y no me arriesgue —recitó, soltando un profundo suspiro. Era obvio que Mila le diría que lo convenciera de no ir al laboratorio de Feltsman—. Está bien, es mejor si me atrapan solo y no con los chicos. He escapado varias veces, ¿no? Tengan un poco de confianza en su jefe.

—El gobierno no ha eliminado a Yuuri Katsuki de su base de datos —confesó, apretando sus manos en puños. Contempló unos segundos la expresión de Viktor y lo supo, no le creía o no quería hacerlo—. Cuando un ciudadano se convierte en desertor, el gobierno borra su perfil para que las cámaras lo detecten como un intruso y den la alerta. Si esto no pasa, es porque no es un desertor y están esperando que regrese.

Mortys #PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora