Fase VI - Juego de poder

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Sábado 25 de noviembre de 2071

Yuuri se encontraba sentado frente a Yakov en una silla de cuero café y contemplaba fijamente al hombre canoso, quien digitaba en la pantalla de su computadora. Ambos guardaban silencio, esperando a que el otro iniciara la charla amigable, pero ninguno se atrevía a romper el mutismo de la oficina.

Ya había transcurrido casi una semana desde la traición a Los Opositores y, al parecer, las señales indicaban que esperaban atacar pronto en la ciudad. A pesar de que la situación era complicada porque las cámaras de las calles tenían una imagen clara de los rostros enemigos, ellos no se darían por vencidos. Iban a luchar y el gobierno los recibiría con armas.

La pregunta que Yakov Feltsman y su equipo se hacía era: ¿cuándo? ¿Cuándo los sorprenderían con una explosión? No sería fácil, las alarmas se activarían de inmediato al captar las caras de Los Desertores y la UR acudiría al lugar para enfrentarlos y aniquilarlos; erradicarían la amenaza, comenzando con Viktor Nikiforov.

—¿Cómo es? —cuestionó, interrumpiendo su labor para mirar al estudiante que también le observaba con un ligero desprecio—. ¿Cómo es él?

—Es joven, tiene veintidós años, y es un guerrero —confesó, agachando la cabeza a sus dedos cruzados. Estaba nervioso y asustado. Le temía a su presidente, al ser que una vez les prometió paz y armonía—. ¿Usted sabía lo de sus padres?

—Claro —admitió con descaro, y no fue una sorpresa para Yuuri—. Sus padres trabajaron para mí y querían adjudicarse los créditos de la creación de la cura. Como entendieron que no podrían engañarme, se inventaron una historia y huyeron al subterráneo para buscar venganza —siseó, esbozando una sonrisa amplia. Él lo sabía; sabía que Katsuki no era un idiota y no le estaba creyendo—. Luego salieron como ratas de las alcantarillas y tuve que asesinarlos por el bien común, porque una nación no puede estar sin su líder, ¿verdad? Y yo soy ese líder, así que debía vivir por ustedes.

—S—Sí —balbuceó, tensando su cuerpo. Lo había decidido hace unos días atrás: iba a ayudar a Viktor sin importar el costo. Se iba a redimir para demostrarle que estaba arrepentido—. El pueblo primero.

—Te hice venir porque tengo información que te hará feliz —reveló, inclinándose hacia adelante para agarrar la única carpeta de color blanco que yacía en su escritorio—. Sé que te habías reunido con Yuko anteriormente, pero ella es un obstáculo en tu vida. Mereces a una mujer de tu nivel y mi sobrina es la mejor opción.

—¿Su sobrina? —replicó, conduciendo sus ojos hacia los contrarios con cierto horror. ¿Qué planeaba Yakov? —¿Por qué? Yuko es compatible conmigo, su sobrina y yo no nos conocemos y...

—Y son excusas tontas —bufó, enarcando sus cejas. Con ese simple gesto, calló cualquier palabra en la boca del pelinegro—. Eres un héroe, Yuuri, y los héroes obtienen sus recompensas por sus actos. Tú descubriste el escondite de Los Opositores y yo te estoy entregando a Sala Crispino como tu prometida.

—Sí —asintió, resignado. Feltsman era quien mandaba, no podía refutar sus elecciones; esa no era una opción viable—. Gracias por concederme el honor, señor.

—Tu segundo premio es pertenecer a Los Vigilantes; serás entrenado a partir de enero en el escuadrón de Jean Jacques Leroy —expresó, soltando la carpeta enfrente del azabache para que éste la tomara—. Los preparativos de la boda están en marcha, así que estarás acudiendo a mi casa más seguido para que Sala y tú entablen una linda relación. Si tienes una objeción, házmelo saber rápido.

—No, señor —negó, aferrándose al fólder que sus manos sostenían como un recurso para descargar su ira.

—En ese caso, ve con Chris para que te reasigne como miembro honorable de esta nación —demandó, volviendo su atención a la pantalla que parpadeaba con un mensaje urgente de Celestino—. Puedes retirarte.

Mortys #PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora