Capítulo 36.

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Noah

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Noah.

Ya ha pasado una semana y media desde la fiesta de cumpleaños en la casa de Lottie. Sé que me excedí al acostarme con otra chica en su cama, y sobre todo frente a ella, pero verla besándose con el que supuestamente era como otro hermano para ella realmente me enfureció.

Cada vez que la veía quería correr a su lado y disculparme, especialmente cuando veía que había reemplazado el brazalete que le regalé por una tirita para ocultar el daño hecho en su piel; pero cuando reunía el coraje y me acercaba, ella me miraba y se daba inmediatamente la vuelta para volver por el camino que ya había recorrido, por más que su clase estuviera al otro lado del pasillo. Los únicos momentos que podría haber aprovechado para hablar con ella era en los almuerzos, pero ya no se sienta con nosotros. Ni siquiera acude a la cafetería.

Ella simplemente... desaparece.

Nada va a borrar de mi memoria su rostro cuando la vi el lunes siguiente a la fiesta, el dolor y el asco en sus ojos casi me envían al suelo.

*Inicio del Flashback*

-Hombre, todavía no termino de comprender cómo es que hacen las mejores fiestas y sus viejos nunca se enteran. -Mason lleva casi una hora parloteando junto a mí. Lo sé porque es el tiempo que he estado aquí parado esperando a que Lottie llegara-. Tenías que estar aquí el año pasado cuando hicieron la fiesta de fin de año. Espuma, mujeres casi desnudas, luces de colores por todas las habitaciones, humo, mujeres... -suspira con añoranza-. Fue jodidamente increíble.

»Y aún no puedo superar la borrachera que tuve. Al día siguiente me desperté en la cama de mi hermana, junto con dos animadoras que nunca volví a ver. Todavía doy gracias al cielo de que Peyton se encontraba en la universidad y nunca se enteró de nada. -Se cruza de brazos y recuesta su espalda en la pared de ladrillos detrás de sí-. La mejor noche de mi vida.

-¿Fue la mejor noche de tu vida y no la recuerdas? Qué triste, amigo. -Dejo de buscar por mi chica, sí, todavía la considero como mía, entre la poca gente que hay y volteo a mirarlo.

-La recuerdo. -Sonríe condescendientemente, pero luego su sonrisa es reemplazada por una mueca-. O al menos gran parte de ella.

Carcajeo justo en el mismo momento en que dos chicas, una de ellas luciendo un diminuto traje de animadora, se acercan a nosotros.

-Oh, diablos no. -Mason se despega de la pared y plasma una sonrisa falsa en su rostro.

-¿Y esas son? -le pregunto en voz baja, sólo lo suficientemente fuerte como para que él me oiga.

-Animadoras. -Es su simple respuesta-. Ambas.

Cuando las chicas llegan a nuestro lado, la del traje de animadoras se coloca junto a Mason y rodea la cintura de él con un huesudo brazo, mientras que la otra se coloca junto a mí y presiona su pecho en mi costado, obligándome a rodear su hombro con mi brazo para que este no quede sepultado entre las dos montañas de silicona que ella llama busto.

-Hola, guapo -ronronea en mi oído-. Escuché que rompiste con la pobre friki. -Muerde el lóbulo de mi oreja mientras sus dedos de deslizan hacia arriba y debajo de mi brazo.

Estoy por quitarme a esta sanguijuela del brazo y saltar en defensa de la que una vez fue mi novia, cuando el ruido de unos tacones hace que levante la vista.

En el momento en que mis ojos hacen contacto con los de Lottie, deseo no haber levantado la mirada.

Después de dos días sin haberla visto, soy recibido por sus ojos llenos de dolor y de asco. Nunca pensé que el verme le causaría dolor, y mucho menos asco.

Sacudo la cabeza sin abandonar la conexión entre nuestros ojos, negando cualquier pensamiento que ella pudiera tener en la suya, y quito a la furcia de mi lado. Pero cuando vuelvo a mirar a Lottie, ella ya se encuentra empujando la puerta de entrada.

*Fin del Flashback.*

-No puedo creer que Mason haya intentado acorralarme en el baño. ¿Qué clase de idiota hace eso?

Cuando escucho la voz de Alison salgo de mi transe y volteo mi cabeza tan rápido que puedo oír el crujido en mi cuello. Pero al ver a mi chica junto a ella, el crujido y el dolor pierden importancia.

-¿Qué esperabas que hiciera el pobre chico? Ha estado detrás de ti desde antes de que yo me mudara. -Se ríe, y su risa me golpea justo en el pecho. Antes podía hacerla reír con tanta frecuencia que se podría pensar que era un payaso, ahora me considero afortunado si ambos estamos juntos en una misma habitación.

-Eso es mentira y lo sabes. Si hubiera estado detrás de mí todo este tiempo, no se hubiera acostado con todo el clan de las animadoras.

Lottie niega con la cabeza y cuando me ve, se detiene en seco y borra la sonrisa de su rostro.

-Es un chico -dice mirándome fríamente-. ¿Qué puedes esperar de ellos aparte de acostarse con todo lo que tenga pulso? -Se gira a mirar a Alison-. Tengo que ir a buscar algo a mi casillero, luego te alcanzo.

-De acuerdo, pero apresúrate. Es miércoles y quiero saber lo que trajo Marcs.

-No te preocupes. -Le da un beso en la mejilla y se da la vuelta. De nuevo, caminando al lado contrario al que estoy.

Dos horas más tarde, me encuentro yendo a secretaría para hablar con Gretta cuando paso por la puerta del auditorio y escucho el suave rasgueo de una guitarra. Lo juro, los de teatro nunca descansan.

Estoy a punto de seguir caminando cuando la curiosidad me gana y abro la puerta. La sala está oscura a comparación del pasillo y mis ojos tardan en acostumbrarse a la falta de luz y a la imagen del escenario sin los reflectores encendidos. Pero, sobre todo, a la imagen de Lottie sentada en el medio del escenario, con las piernas colgando sobre el borde y una guitarra sobre su regazo.

-Así que aquí te escondes -murmuro en voz tan baja que es imposible que me escuche.

Sabiendo que mi charla con Gretta puede esperar, me escondo en uno de los asientos de la última fila y la miro tocar la guitarra por aproximadamente unos diez minutos hasta que la deja en el suelo junto a ella y la reemplaza por un cuaderno y un lápiz. Recolocándose un mechón de pelo detrás de la oreja derecha, sacude el lápiz un par de veces como lo hacen los bateristas con las baquetas y después empieza a escribir. Escribe, baja el lápiz y lee sus palabras, y después lo coloca entre sus dientes mientras recoge nuevamente la guitarra. Así una y otra vez, por lo menos un centenar de veces.

Estoy a punto de irme cuando Lottie libera el lápiz y lo pone sobre el cuaderno, la expresión de satisfacción en su rostro me dice que ella finalmente cree que lo que escribió concuerda con el ritmo. Entonces lee una última vez sus palabras rasga la guitarra y canta en voz alta.

En el fondo siempre supe
Que eras demasiado bueno para ser real
Y supongo que ahora sé la verdad.

Pero aunque ha pasado todo este tiempo,
Todavía te pienso por momentos.
Eres la banda sonora en mi mente
Y esa palabra que no puedo rimar.

Como el cobarde que soy, me veo incapaz de ser testigo de su sufrimiento, por lo que me pongo en pie y me volteo para abandonar el auditorio.

Enojado conmigo mismo, abro la puerta y camino hacia secretaría, dejando que la puertase cierre sola detrás de mí.

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