Capítulo 27.

646 70 1
                                    

Charlotte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Charlotte.

Estoy caminando hacia mi motocicleta, con el casco bajo un brazo y mi mochila colgada en el hombro opuesto, cuando la voz de Noah gritando mi nombre me detiene. Dejo el casco en el suelo y me doy la vuelta para verlo trotar hasta donde me encuentro.

—Lottie... —susurra una vez está frente a mí. Cierra sus ojos e inhala profundamente, tratando de normalizar su respiración. Se acerca y sujeta mi rostro entre sus manos antes de apoyar su frente contra la mía. Su respiración todavía acelerada chocando contra mi piel hace que mis ojos se cierren—. Dicen que no conocemos a las personas por accidente, sino que todas están destinadas a cruzarse en nuestro camino por alguna razón. Sé que la muerte de mi madre cambió mi modo de ser, pasé de ser un chico tranquilo a salir todas las noches a emborracharme y demás, sólo los dioses saben que hubiera sido de mí si mi padre no hubiera decido mudarse... pero sé que tú, en lo que se sintió como un parpadeo, lograste que vuelva a ser lo que solía ser.

¿Soy la única que piensa que todo esto es, por más que sea romántico, algo extraño? Suena como si se estuviera despidiendo, o...

—Lottie... ¿quieres ser mi novia?

Rápidamente abro mis ojos y me enfoco en los suyos, donde el miedo y nerviosismo se asoman.

—¿Qué? —pregunto estupefacta, retrocediendo un paso y haciendo que sus manos caigan de mi rostro.

—¿Quieres ser mi novia? —repite, esta vez más atemorizado, metiendo sus manos en los bolsillos de sus vaqueros.

—¿Desde cuándo quieres una novia? Y sobre todo, a mí —pregunto aturdida—. Una de las primeras cosas que nos contaste de cuando vivías en Nueva York fue que tu ex-novia te había engañado y que eso había cambiado todo lo que pensaste alguna vez sobre estar en una relación. Y hasta donde todos sabemos, nunca te lo habías vuelto a plantear.

Mírenme, haciendo una escena sólo porque el chico que me gusta me pidió que sea su novia. Qué ridícula.

—¿Qué hay de malo en cambiar de opinión? —Quita las manos de sus bolsillos y cierra el poco espacio que creé entre nosotros—. No quiero ser sólo tu amigo. No puedo resistirme a ti, y ya me cansé de fingir lo contrario. Quiero poder besarte y abrazarte cuando me venga en gana, sostener tu mano cuando caminamos juntos ya sea hasta para ir a la cafetería o entre clases. —Su boca se curva en una pequeña sonrisa—. Así que sí, quiero que seas mi novia.

Asiento con una pequeña sonrisa y logro susurrar un débil "Sí" antes de que sus labios se estrellen contra los míos.

Pongo mis brazos alrededor de su cuello y nos junto más mientras separo mis labios y le permito a su lengua entrar en mi boca. Me besa tierna y lentamente colocando sus manos en mi cintura y alzándome, por lo que enrosco mis piernas alrededor de su cintura. Camina los pocos pasos que hay entre nosotros y mi motocicleta para sentarme en ella.

Dispuesta A EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora