Capítulo 19.

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Noah

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Noah.

En cuanto mi despertador suena, lo silencio y me levanto de la cama decidido a pedirle una cita a Lottie. Ya es miércoles y ninguno de los dos habló sobre el beso que nos dimos hace casi una semana. Por la manera en que respondió a mí, puedo decir que ella siente lo mismo por mí. La tensión sexual que se respira en cada ambiente cada vez que estamos juntos tiene que significar algo.

Ejerzo un efecto sobre ella; del mismo modo que ella lo hace sobre a mí.

Estoy de pie frente a la puerta del instituto cuando la veo entrar al estacionamiento en su motocicleta. Estaciona a unos metros de donde me encuentro y observo cómo se saca el casco antes de bajarse. Lo deja en el asiento mientras desengancha su mochila, para luego colgársela en un solo hombro y tomar su casco nuevamente.

A medida que se va acercando a mí, mis nervios van aumentando.

—Hola, Noah. ¿Cómo estás? —pregunta cuando se detiene frente a mí, colocándose tras la oreja un mechón de pelo color chocolate que de algún modo se zafó de su coleta.

—Estoy bien. —Mi voz se rompe en la última palabra, apenas audible a mis propios oídos. Me aclaro la garganta, restándole importancia a mis nervios, e intento demostrarle confianza—. Hay un nuevo restaurante de comida china, y me preguntaba si querías ir allí conmigo en el almuerzo.

Una pequeña risa escapa de su boca—. ¿Cómo en una cita?

—¡No! —exclamo rápidamente, provocando que ella se sobresalte—. Yo... bueno... —Trago saliva y lo intento de nuevo—. Realmente no lo pensé de ese modo. —Bajo la vista al piso y me llevo una mano a mi nuca, pero antes de comenzar a hablar vuelvo a mirarla a sus ojos—. Pero no es una mala idea, ¿tú qué crees?

Mi ritmo cardíaco se dispara enloquecido mientras espero por su respuesta.

—Um, bueno... —Se muerde el labio inferior, claramente dándole vueltas a algo en su cabeza.

Solo con pensar que tal vez no le causo el mismo efecto que ella tiene en mí, se me cae el alma a los pies.

—Suena bien —responde después de un par de minutos, sus labios esbozando una tímida sonrisa.

En respuesta, noto un temblor en los míos.

—¡Lottie! —El grito de Alison nos sorprende a ambos.

—¿Nos encontramos aquí? —pregunta mientras da un paso hacia atrás.

—Claro.

Se da la vuelta y comienza a alejarse. Mirando por encima de su hombro, me ofrece una última sonrisa antes de desaparecer entre la muchedumbre del corredor.

 Mirando por encima de su hombro, me ofrece una última sonrisa antes de desaparecer entre la muchedumbre del corredor

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Cuando salimos del restaurante, nos reímos todo el camino hasta el auto. En el almuerzo la noté realmente relajada, por lo que sin pensarlo, una vez llegamos a donde mi coche se encuentra estacionado, me inclino para besarla, acoplando sus labios a los míos.

Estoy asustado de cómo ella puede llegar a reaccionar; y todas las dudas aumentan cuando coloca sus manos en mi pecho. Pienso que me va a alejar, pero sorprendentemente las sube y las envuelve alrededor de mi cuello, sujetando fuertemente el crecimiento de mi cabello con una mano.

Cuando pasan unos segundos y todavía estamos con nuestros labios simplemente posados unos sobre los otros, gruño y coloco mi mano izquierda en su nuca, apretándola más a mi boca. Sus labios son mucho más suaves de lo que recordaba, como algodón de azúcar.

Paso mi brazo libre por alrededor de su cintura y empujo sus caderas contra mí, juntándonos tanto como es posible. Cuando nuestras caderas chocan, Lottie gime en mi boca y abre los labios, permitiéndome acceder a su cálida y húmeda boca. El delicado gemido de placer se propaga a través de mi cuerpo y llega hasta la punta de mi pene, destrozando el poco autocontrol que me quedaba.

Succiono su labio inferior y luego lo muerdo delicadamente, haciendo que ella deje escapar el más diminuto ruido, como un suspiro, o un jadeo, o un casi-pero-no-del-todo gemido. Deslizo mis manos a lo largo de sus costados, convirtiendo esto en un beso de cuerpo completo. Porque ella es demasiado jodidamente sexy para su propio bien. Para mi bien.

Cuando ambos necesitamos aire, dirijo mi atención a su mandíbula, creando un camino de besos hasta su cuello, mientras ella gime y enreda sus dedos en mi cabello.

Mis huesos zumban con deseo mientras traslado la mano que está en su nuca a su muslo y hago que, de un pequeño salto, envuelva sus piernas alrededor de mi cintura. Cuando inclino mi cabeza para besar y mordisquear el punto debajo de su oreja, Lottie aprieta su agarre sobre mí, haciendo que la presión en nuestros centros aumente.

Mis venas repiquetean en deseo, mi pene es acero en mis pantalones y mi cerebro está concentrado en una cosa; besarla hasta que ninguno de los dos pueda mantenerse en pie.

Tira con fuerza de mi cabello para que me separe de su cuello y presiona nuevamente sus labios contra los míos. Cuando muerde suavemente mi labio inferior antes de halarlo entre sus dientes, mis manos se cuelan debajo de su camiseta y se pegan a su espalda.

Coloca ambas manos en mi rostro y reduce la velocidad de nuestro beso. Luego baja sus manos a mis hombros y se separa de mí, entierra su cabeza en mi cuello para besarlo y morderlo mientras mis manos se deslizan por su espalda, registrando su piel llena de cicatrices.

Me da besos desde la oreja hasta la clavícula, deslizando su lengua por mi piel cada cierto tiempo. Respiro entre dientes y la aprieto más contra mí, lo que ocasiona que nuestras caderas se rocen suavemente y ella se separe de mi cuello, para apoyar su frente en mi hombro y volver a gemir.

—Lottie —susurro—. Debemos volver.

Coloca un último beso en mis labios antes de desenvolviendo sus piernas de mi cintura. Lentamente la bajo al suelo, haciendo que todo su cuerpo se frote con el mío. Abro la puerta del copiloto para que ingrese al coche, y cuando cierro la puerta me acomodo discretamente los pantalones. Mi erección no recibe el mensaje para relajarse, todavía está apuntando en su dirección, con ganas de más.

Y mientras camino hacia el otro lado del coche, el conocimiento viene a mí como una epifanía.

Estoy enamorado de esta chica.

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