Capítulo 65.

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Charlotte

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Charlotte.

Estoy soñando. Sé que estoy soñando.

Pero no es como los sueños frecuentes a los que ya estoy acostumbrada, en donde revivo una y otra vez la muerte de mi madre, o la vez en la que el hombre que se supone debía amarme intentó violarme. Esta vez son más como destellos de diferentes imágenes.

Cuando veo el cuerpo de mi madre caer sin vida, me muerdo el labio y saboreo el sabor metálico de la sangre mientras trato de evitar llorar de miedo y de dolor.

Me despierto sobresaltada en una casa silenciosa y me elevo a una posición sentada en el centro de la cama. Mi corazón retumba en mis oídos y tengo revuelto el estómago. Mi cabeza olvida detalles al instante, pero las garras de la pesadilla y del miedo aún me tienen contra mi voluntad, arrastrándome hacía atrás, a través de envenenados recuerdos. Y aún a pesar de estar despierta, puedo escuchar el sonido de las sirenas de la policía de fondo mientras el cuerpo sin vida de mi madre cae sobre el sofá.

Abro la puerta de mi dormitorio y los suaves ronquidos que provienen de una de las otras dos habitaciones me confirman que el padre de Noah ya regresó del trabajo.

Tomo mi bata y la aprieto a mí alrededor antes de silenciosamente bajar las escaleras de madera hacia la cocina. La diferencia de temperatura repentinamente me golpea y tiemblo mientras hago una línea recta hacia la tetera. Dejo que mi mirada se pierda en el patio trasero mientras el agua se calienta.

El silbido que la tetera produce cuando alcanza su crescendo burbujeante me saca de mis pensamientos y me regresa de golpe a la realidad. Rebusco en un gabinete por una taza y un saquito de té antes de verter el agua caliente.

Sujeto mi taza de té y soplo ligeramente el vapor que emana de la superficie mientras subo las escaleras. Cuando paso frente a la puerta de la habitación de Noah, me detengo dudando sobre si entrar o no, pero siendo consciente de que no tengo que despertarlo cada vez que tengo una pesadilla sigo caminando hasta mi dormitorio.

Me acomodo en el asiento de la ventana y miro a través de ella, con mis piernas pegadas a mi pecho y mis brazos apoyados sobre mis rodillas sosteniendo la taza de té. Miro abajo a través de mi ventana, y veo la camioneta saliendo del garaje. Los suaves ronquidos que todavía puedo percibir, me dicen que no es Andrew el que está detrás del volante.

Renunciando a la idea de intentar volverme a dormir, termino mi té y dejo la taza vacía sobre la mesita de noche junto a mi cama antes de sentarme frente al teclado. Le bajo el volumen hasta que los sonidos son apenas audibles y abro mi cuaderno en una página en blanco para componer una nueva canción luego de mucho tiempo.

No tengo pensado mostrársela a nadie, ni mucho menos cantarla en el bar, sólo necesito escribirla para liberar mi cuerpo y mente de todo lo que estoy sintiendo.

Tiempo después, cuando escucho la alarma sonar en la habitación del padre de Noah, cierro el cuaderno y apago el teclado. Y cuando veo un coche estacionarse en frente a la casa y a Andrew vestido con su ropa de trabajo subirse a este, bajo las escaleras hasta la sala de estar para ponerme una película mientras espero a que Noah vuelva de donde sea que se encuentre.

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