8. Yoongi.

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Besé los labios de mí rubio una última vez antes de entrar en la oficina del Mánager. No sabía como resultaría todo, pero necesitaba que supiera que no importe lo que pase... iba a estar con él, sin importar el riesgo que me tomara. 

Jimin se sentó en una de las sillas mientras yo me mantenía de pie. El Mánager se encontraba detrás de su escritorio junto con dos hojas sobre aquel. Fruncí el ceño. 

—Gracias por venir—dijo.

—No teníamos opción—repliqué mientras agachaba mis hombros. 

Pude ver como Jimin se sentaba más recto y se ponía tenso. Tomé aire. Me tenía que calmar, ahora no solo estaba en juego mí carrera, sino que también la suya. 

—Escuchen—dijo el Mánager mientras suspiraba—. Ustedes saben que yo los amo como si fueran mis hijos...

—Pues, un padre no le prohibiría a su hijo ser feliz—no pude evitar decir. La hipocresía de éste hombre cada vez me hacía enojar más.

—Yoongi—me retó Jimin.

—Como decía... los amo, chicos. Los tuve que criar... los tuve que llevar por un camino peligroso. Por eso tengo miedo que lo rompan, que todo aquel camino que ustedes construyeron... simplemente se haga pedazos. Yoongi, tú más que nadie sabe lo difícil que fue irte de tú casa a una edad tan temprana para seguir tus sueños y lograr ser alguien. Y ahora que lo eres... ¿quieres tirarlo a la basura?

Oculté mis puños cerrados detrás de mí espalda.

—Les daré dos opciones, ustedes toman la que será la mejor...—dijo mientras tomaba aire y lo soltaba poco a poco—, pueden seguir en Bangtan, pueden seguir sus sueños, pueden seguir siendo un grupo. Claramente que... el estar en pareja sería algo prohibido. Saldrían a los medios a aclarar que solo era para promocionar el nuevo álbum, que no son pareja.

—Y... ¿y la segunda opción?—la voz de Jimin tembló.

—Sigan en pareja, pueden irse y ser libres—dijo suspirando—. Pero quedan fuera de Bangtan. Y ustedes saben que la homosexualidad en Corea está muy mal vista. Dudo que puedan encontrar otro empleo. 

Me importaba un cuerno el no conseguir empleo. De alguna forma conseguiría salir adelante con Jimin, mientras él esté conmigo, yo...

—¿Podemos pensarlo?—la voz de Jimin interrumpió mis pensamientos.

¿Pensarlo? ¿Él... necesitaba pensarlo?

El Mánager nos miró, pasando su mirada de Jimin hacía mí y de nuevo hacía él.

—Tienen dos días para pensarlo—dijo finalmente—. Recuerden que es su futuro, piénsenlo bien.

Jimin asintió mientras se levantaba, le dio una reverencia al Mánager mientras salió de la oficina.

—Si aceptas no seguir siendo pareja de él, no te demandaré por el golpe que me diste—escuché que dijo antes de que cierre la puerta detrás de mí.

Haga lo que quiera, viejo apestoso. 

Jimin ya se encontraba en la entrada de mí estudio, abrí la puerta sin decir ni una palabra. Me dejé caer en el sillón mientras observaba como Jimin cerraba la puerta lentamente. 

—Yoongi...—dijo mientras se acercaba.

—¿Pensarlo?—le repliqué—. ¿En serio, Jimin, necesitas pensarlo?

—No, Dios, no—comentó mientras se dejaba caer en el sillón y pasó una de sus manos por detrás de mí nuca, haciendo que lo mirara—. No necesito pensarlo. Sólo necesito esos dos días para conseguir salir de ésta contigo. Que podamos resolverlo, que podamos seguir siendo pareja y a la vez seguir estando en Bangtan—sus dedos se movían lentamente por detrás de mí nuca, dándome pequeñas caricias—. Mi amor, no necesito pensar si quiero estar contigo, porque la respuesta siempre será que yo pertenezco a tú lado.

Asentí mientras juntaba su frente con la mía. Nos quedamos unos segundos así, compartiendo el mismo aire, el mismo aliento, mirando sus ojos marrones. 

—Podemos fingir—dije—. Para él, para las cámaras... no somos nada, pero... en la intimidad...

—Somos todo—dijo mientras asentía—. No creas, no me gusta tener que ocultar mis sentimientos por ti.

—A mí menos, primero tengo que hacer algo primero. Quiero gritarle al mundo algo. 

—¿Qué cosa, cielo?

—Te amo—dije mientras cerraba mis ojos. Era la primera vez que se lo decía, era la primera vez que se lo decía a alguien—. Tú eres mí mundo, sólo tú necesitas saberlo. 

Cuando abrí los ojos pude ver que los suyos estaban con lágrimas y una pequeña sonrisa. Me besó lentamente los labios.

—Y, porque te amo, Jiminnie. Debes saber algo.

—¿Qué...?

—Hice algo terrible, pequeño. Bueno, es terrible para otras personas, porque para mí fue lo correcto. 

—¿Qué hiciste, Yoon...?

Tomé aire. Lo miré. Estaba a punto de perderlo para siempre.

—Escucha—dije tomando su cara en mis manos, haciendo que mire directamente a mis ojos—. Luego... luego de ésto, si quieres irte, puedes hacerlo. Si ya no quieres estar conmigo, estás en tú derecho. Prometo, juro por mí vida, que renunciaré a Bangtan y no te volveré a molestar.

—Yoon, dime qué hiciste—dijo el rubio mientras apretaba mis muñecas con sus pequeñas manos. 

—He matado a Matthew.

Lo esperaba, esperaba que se fuera, que soltara mis manos, que me dijera que le doy asco, que era un monstruo. Que no me merecía a alguien tan bueno como él. Esperaba que se fuera y no verlo nunca más, porque eso hubiera sido lo mejor para él.

Pero sin embargo, siguió mirando mis ojos y sin que su voz temblara dijo:

—Quiero ver el cuerpo.

Save Me » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora