•Harry•
Sólo tengo unas cuantas reglas:
1. No puedes reterme.
2. No preguntes sobre mi vida personal.
3. No puedes pedirme explicaciones, razones o motivos del porqués hago las cosas.
4. Y la más importante, no me enamoro jamás.
Entre a mi departamento realmente molesta, pero estaba demasiado cansada para seguir discutiendo. No se cuanto tiempo a pasado pero se que no a sido mucho, la música y el ruido a dejado de escucharse. Un ligero suspiro se escapó de mis labios y por fin me pude dormir.
Juro que no han pasado ni 5 minutos cuando la alarma comienza a sonar, Louis no tarda de llegar y debo preparar el desayuno. Mi humor no estaba del todo bien, tenía mucho sueño pues gracias a la fiesta de Harry no había dormido bien
-¡Ya vine!.-La voz de mi hermano se escuchó en todo el departamento.
-Estoy en la cocina.-grite enseguida
-Lo supuse huele delicioso desde el pasillo.- una ligera sonrisa "sarcástica" se escapó de mi y pensar que ayer el pasillo olía a marihuana.
-Siéntate, ya casi esta listo.- sonreí de mala gana.
-¿Estás bien enana?.- su voz era preocupada.
-Si....-mentí.- son los nervios por mi examen de hoy.
Me limite a decir eso, desayunamos y como de costumbre Louis volvió a su trabajo en el hospital, quería dormir pero preferí estudiar otro poco para mi examen de hoy. Toda la mañana se me fue en estudiar hasta que llegó la hora de ir a la universidad.
Al llegar ahí Trina ya me esperaba con una enorme sonrisa.
-¡Estoy tan emocionada! Mañana por fin nos iremos de fiesta.- la sonrisa inmensa en sus labios parecía que nunca se borraria
-Claro.- dije sin ánimos
-¿Qué pasa? Luces terrible.- me miraba confundida.
-Lo se...a mi peculiar vecino se le ocurrió hacer una fiesta en su departamento anoche y no pude dormir.- me recoste en la paleta de mi asiento
-Con razón las ojeras.- su voz era divertida yo sólo me reí.
Paso el dia en la universidad, en mi examen aparentemente no me fue mal sin embargo si me olvidé de algunas cosas. Caminaba hacia el estacionamiento con Trina platicabamos sobre como le haríamos mañana y acordamos que iría al departamento y nos arreglariamos juntas.
Por fin estaba en mi departamento, Trina se ofreció a traerme lo cual era bueno me agradaba estar con ella. Me deje caer en el sillón y de inmediato me quedé dormida.
Abrí los ojos ni si quiera escuche la alarma sonar, pero puedo jurar que es tarde, revise mi celular y tenía un mensaje de Louis que decía
Surgió algo en el hospital no podré llegar hoy, Diviértete en tu fiesta por favor cuidate mucho te adoro enana.
Una ligera sonrisa se dibujo en mis labios, al leer el mensaje de mi hermano.
El día paso rápido, Triana ya estaba en el departamento conmigo ella me peinaba el cabello mientras le contaba a detalle lo que había pasado con Harry en día de su escandalosa fiesta. Ella parecía fascinada con cada palabra que le decía. Sin embargo sólo se limitaba a sonreír y hacer expresiones divertidas.
-Listo, termine contigo.- me miraba emocionada.- ahora Ponte tu vestido y estas botas.- extendió su mano para darme un par de botas negras.
Salió de la habitación y se metió al baño, ella se había alistado rapidamente pues decía que el verdadero reto era yo.
Me puse el hermoso vestido gris que me regaló al igual que las botas negras, eran largas hasta arriba de la rodilla. Me mire al espejo y me sorprendí al verme hacia mucho tiempo que no me veía así...
-¡OH POR DIOS!.- se escuchó la voz de Trina a mis espaldas.- Diana luces realmente hermosa.- sonrió y no pude evitar sonrojarme.
-Tú también luces realmente linda.- sonreí
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Salimos del edificio en el que vivía y nos encaminamos a la fiesta. Llegamos a una especie de bodega abandonada sin embargo se podía escuchar la música que salía de su interior.
-¿Lista para divertite?.- la emoción en la voz de Trina me contagiaba.
-Supongo que si.- sonreí.
-¡Vamos, nos esperan a dentro!.- salió del auto y yo la seguí
Mientras caminábamos hacia la bodega yo trataba de bajar un poco más mi vestido me sentía extraña con un vestido tan corto.
-Dios puedes dejarte el vestido.- Trina me tomo de la mano para que dejara el vestido en paz.
Entramos a la bodega, las luces de color iluminaban el lugar, el olor a marihuana, sudor y alcohol inundó toda mi respiracion. Varias personas bailaban en el centro del lugar, otras tantas se besaban apasionadamente al grado de que se toqueteaban, otros simplemente bebían hasta morir y unos más fumaban porros.
Trina y yo caminábamos entre la multitud hasta encontrarnos con dos chicos.
-¡Diana! Ellos son Mike y Liam, Mike, Liam ella es Diana la chica de la que les hablé.- casi gritaba por el ruido de la música, señaló a cada uno de los chicos.
-Así que tu eres la famosa Diana.- sonrió.- yo soy Liam me da gusto conocerte
-Lo mismo digo.- sonreí
-Yo soy Mike, si quieres una bebida especial solo dime.- me guiño un ojo y su mirada era divertida lo que los hizo reír a todos pero yo no entendía a que se refería.
-Oh, cállate Mike no seas idiota.- Trina le dio un ligero golpe en el hombro
-¿Qué es eso de las bebidas especiales?.-pregunté curiosa.
-Tienen droga linda.- la voz amable de Liam me hizo fijar mi atención en el.
Después de un rato de pláticas y risas, Trina, Liam, Mike y yo nos pusimos a bailar en la pista. Tenía mucho tiempo que no me sentía de esta forma, mi cuerpo se movía al ritmo de la música los chicos y yo reíamos todo el tiempo, Trina sacaba sus pasos más sensuales los cuales parecían provocar a Mike quien se acercaba a ella todo el tiempo, Liam por otro lado sólo la veía divertido al igual que yo.
Estábamos ahí, en medio de la pista bailando entre la multitud de personas cuando de pronto paso...
Un dispraro se escuchó en el interior de la bodega, la música se detuvo de golpe y las personas comenzaron a correr a la salida.
De ser un momento divertido y agradable paso a ser un completo caos. Escuchaba la voz de Trina gritar mi nombre, sin embargo la perdí entre la multitud. Se seguían escuchando disparos lo cual me aturdia demasiado, tenía miedo y por un instante me congele no sabía que hacer todos corrían desesperados y había perdido a Trina, Liam y Mike entre la multitud todo mundo me empujaba de un lado a otro, estaba realmente aturdida.
Una mano cálida y grande me tomo del brazo y me jalo fuera de toda esa multitud. Me saco por una puerta trasera estaba tan aturdida por las luces y el ruido que no sabía quién era la persona que me llevaba lejos de ahí.
Controle un poco mis nervios y me solté del tipo que me agarraba y entonces lo mire claramente...era él.
