Borroso

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Semanas después

—Roger...

—Debes ser paciente, Thomas —dijo el médico por detrás de éste—. Será una recuperación larga, pero April es fuerte, estará bien.

—Eso espero.

Se llevó una mano a la cabeza, sintiendo el mismo aturdimiento de hace dos dias, al ver que habían pasado dos horas y ella no llegaba a casa.

—Mi niña sufrió mucho cuando Diana murió, pero contuvo su propio dolor para ayudarme a salir del mío, y ahora... esto.

—Lo sé, y gracias a la ambulancia que la trajo a tiempo, no sufrió un daño mayor por la intoxicación por el alcohol.

Roger vio como su amigo y socio, fue a sentarse a uno de los sofás de la sala de espera.

—¿La policía no ha dado con el responsable?

—No todavía.

—Podría haber sido cualquiera, han habido reportes de asaltos y robos en Colorado, también aquí en La Jolla. Lo que me sorprende es que April desapareció de la escuela y nadie vio nada.

—Gracias a Dios que no le hicieron algo peor, como... —Thomas guardó silencio, evitaba pensar en ello aun cuando él mismo pidió un examen pertinente.

Horas después de su desaparición, y gracias a una llamada anónima, April fue hallada en un depósito abandonado. La policía la encontró inconsciente y ardiendo en fiebre, tenia marcas de cuerda en las muñecas y los tobillos.

Por la complicación para respirar, debido a la fuerte infección en los pulmones, fue trasladada a la UCE (Unidad de cuidados especiales) y puesta en un respirador, después que le hicieron un lavado gástrico.

Tan pronto Shane supo lo que sucedió, fue a la clínica y permaneció allí en espera de que ella reaccionara por el remordimiento de dejarla sola ese día. Lo mismo sucedió con Nathan que al saber lo sucedido, tres días después de su regreso de Encinitas, se presentó en la clínica. A pesar de la animosidad hacia Shane por ocultar lo que estaba ocurriendo, decidió que era mejor hacer frente común para cuidar de ella.

Ya en casa, a la mitad de la segunda semana desde lo ocurrido, April recibía visitas solo de personas autorizadas por su padre; ella no toleraba ver a nadie, no hablaba, y rehuía todo tipo de conversación. De noche, casi tocando la madrugada, despertaba llamando a Diana; Thomas se sentaba en el pequeño sofá al lado de su cama para velar su sueño, y ella lograba dormirse hasta las 3 de la mañana.

—No te preocupes cariño, papá está aquí —la acogió en sus brazos para que pudiera dormir—. Si al menos pudieras decirme quien te hizo esto.

No hubo respuesta.

Permanecía todo el tiempo en su habitación leyendo. La estantería se quedo pequeña con todos los libros que Shane le llevo y los que su padre le compró. Cuando no le apetecía leer, observaba a Timmy jugar con Spot; a veces el niño la veía y agitaba la mano para saludarla y ella se escabullía de vuelta a su cama. Un día Thomas la descubrió sonreír, viendo al perro saltar y abrir el hocico para atrapar la pelota.

—¿Y si compramos uno? Cuando eras niña...

April agacho los hombros y volvió a la cama donde se escondió debajo de la colcha. Como dijo el terapeuta al que Thomas la llevo, April no quería crear un lazo con otro ser vivo al que amara profundamente y luego tener que lidiar con su perdida.

Espero unos días para llevarla a la cocina, su lugar favorito de la casa porque era donde se sentía más de cerca de su madre. Pero al llegar no pudo cruzar la entrada, se congelo al ver la cesta de pan y la pata de la montura metálica donde ponía el libro de cocina. Sintiéndose impotente al saber la razón de su renuencia, Thomas tomó una decisión.

En las profundidades del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora