Gente de los bajos fondos, solía usar los edificios abandonados de la calle Hill como guarida o sitio de reunión. De vez en cuando la policía hacia redadas por la zona, eso informó Glenn a Liam cuando lo llamó por la mañana y le dijo donde podía encontrar a Joel. Le advirtió no ir solo y esperar que terminara su turno, pero las ansias por tener pistas de la mujer que necesitaba encontrar, lo llevaron a irse en la moto.
—Por fin te encontré, Joel —dijo cuando descubrió a su viejo amigo, sacando una caja de un auto destartalado.
—Nadie puede tomarse unas vacaciones —respondió éste rascándose la cabeza afeitada. Las proporciones de su cuerpo habían aumentado unas cuantas tallas; era más macizo y alto, rebasando los seis pies.
—Dijiste que no andarías en negocios turbios —repuso Liam observando la caja.
—No todos tenemos un apellido que nos proteja de los crímenes que cometemos —Joel suelta el humo del cigarro que fumaba y levanta la tapa para mostrarle el contenido—. Son refacciones, estoy en el negocio de autos modificados y el tarado que me las vendió me mando un mensaje para que las buscara aquí. No es que te deba una explicación, pero éramos amigos y...
—Sigues siendo mi amigo, Joel.
—No nos pongamos cursis, ¿hace cuanto regresaste?
—Siete semanas. Mi amigo de la policía fue quien te localizo.
—Ahora te juntas con las autoridades —espetó mordaz—. El chico Thorne que le gustaba quebrantar las leyes.
—Conocí a Glenn en la cárcel, donde terminé por culpa del jefe.
—Estaba muy enfadado con nosotros —Joel tocó la gruesa cicatriz en su pronunciado mentón—. Aquí tengo el recuerdo de la lección que recibí por golpearlo en la cabeza y evitar divertirse con aquella chica.
—Dime quién es ella —le exigió Liam.
—Así que el rumor es cierto, no recuerdas.
—¿Cómo lo sabes?
—Eso no importa —apaga con la punta de su bota, el cigarro que lanzó al suelo—. Tienes que tener cuidado.
—La advertencia es por...
—Regresó hace una semana, pero sólo por negocios, según sus compinches está más cómodo en New Jersey. Si sabe que estás aquí, irá tras de ti.
—Serias tan cobarde en ir de soplón.
Eran unos rufianes en el colegio, protegiéndose las espaldas un sinnúmero de veces, pero el tiempo y las circunstancias de ambos ya no eran las mismas, y con su huida dejando a Joel con el paquete de lidiar con el jefe, no habían quedado en buenos términos.
—He sido leal a ti desde la escuela, asi que no te preocupes. El jefe sólo quería que fueras como él, pero esa noche te acobardaste a pesar de que fue tu idea sacarla del colegio.
—Lo siento —reculó en lo que dijo—. Dame los detalles de eso.
—Juraste que si alguien le hacía daño a Darla, tomarías venganza contra esa persona. Se supone que esa chica la delató con el director, eso fue lo que tu ex te dijo, asi que furioso te largaste de tu casa y me llamaste, también al jefe, pero las cosas se salieron de control por el alcohol.
—Por favor —se llevó la mano a la cabeza, con el temor expandiéndose en su consciencia—, dime quién es.
—¿Por qué quieres saber?
—Para pedirle perdón por lo que hice.
—Vaya, me sorprende todo esto, pero así lo quieres su nombre es... —guarda silencio, alcanzando a ver algo más allá de una cerca caída—. ¿Qué diablos hace esa chica aquí?
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En las profundidades del océano
Romance« Ni siquiera sé lo que hago, estoy aquí en el piso de concreto, sentada muy cerca del hombre que causo algunas de mis peores pesadillas » April Muller no tenía como meta la venganza, pero al menos quería que si algún día la vida le daba la oportun...