Frente a mí

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Abrió los ojos al pánico de tener la boca cubierta por una mano de dedos largos. La persona detrás, ladeó la cabeza, dejándole ver el ojo de su atacante.

—¿Tienes miedo? Pronto sabrás lo que es dijo con un brillo de malicia en la mirada que le dejó sin aire.

Uno más alto, empapó un pañuelo con una sustancia que le quemó las fosas nasales. El muchacho lleno de malicia, retiró la mano de su boca.

Li... musitó y todo se torno obscuro.

* * *

El espejo le mostraba a una mujer de hermosos ojos azules, que resplandecían como dos piedras preciosas bajo el maquillaje esfumado. Su rostro se veía terso y los labios pulposos, pero solo era una fachada de lo que sucedía en su interior, con su fortaleza desmoronándose a pedazos.

—El hijo de la esposa de mi padre... —deseaba despertar y que todo fuese una pesadilla—. Quizás todavía estoy en mi cuarto, dormida, después del fallido viaje a Catalina.

En su última sesión con la doctora Yang, ésta le hablo de la posibilidad de encontrarse con Liam.

—¿Qué harás si lo ves de nuevo?

—No quiero pensar en eso.

—Tendrás que prepararte por si llega a ocurrir; en casos como el tuyo, el 80% de las víctimas se enfrentan a sus agresores una vez más.

—Entonces me pondré la máscara que cree, para demostrar que soy más fuerte.

Cuando lo tuvo frente a ella, sonriéndole como si la tristeza y el rencor de diez años fueran nada, no pudo hacer más que salir corriendo y encerrarse en el baño del restaurante. Escuchó a su padre llamar a la puerta, luego a una mujer que esperaba impaciente por entrar y luego a su padre otra vez, advirtiéndole que el encargado amenazaba con abrir si ella no salía.

—Me van a sacar de aquí a patadas —dijo Thomas—. Hay dos señoras que...

—Ya... abro —dijo con voz débil. Cerró los ojos y visualizó las olas golpeando la orilla de la playa de su madre—. April Muller, graduada con honores de la universidad, médico especialista en nutrición.

Se dijo como si fuera un mantra y quitó el seguro de la puerta.

—¿Te sientes mal? —preguntó su padre intranquilo. Era lógico que pensara asi, cuando ella salió corriendo de la mesa y tenia quince minutos en el baño.

—Estoy un poco cansada.

—Te veías bien cuando llegaste.

—Es... la migraña que apareció de repente.

Sentía náuseas de tan solo traer a la memoria, aquel horrible episodio que regresaba de golpe a su vida y de la peor manera.

—Podemos ir a casa —propuso Thomas.

—Yo...

Su padre se mostraba feliz como hacía mucho tiempo no lo veía; una vez lo pilló dándole un beso a Jaclyn sentados en el banco de cemento del jardín, y ese día cuando llegó al restaurante. Eso la llevo a pedirle que regresaran a la mesa.

A poco de llegar vio a Liam ponerse de pie, de forma inadvertida contrajo los dedos apretando el brazo de su padre.

—¿Estás bien? —preguntó éste.

—Hum...

Trató de captar algo en la expresión de Liam desde esa distancia que pudiera indicarle que sabía quién era ella, pero su expresión era de una inquietante calma.

En las profundidades del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora