Mudanza

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—¿Qué le parece ?

—Es similar al lugar que ocupé en Noruega cuando estudiaba —dijo Liam explorando la habitación, prestando particular atención a las luces empotradas en cada uno de los extremos del cielo raso de yeso, y en la sección toda de madera.

—Las fotografías que usted nos envió, nos ayudaron a hacer los últimos arreglos; el anterior inquilino es el arquitecto que lo diseñó de esta manera.

—Por eso me gusta —Baja la mirada hacia la pintura de una marina, colgada en la pared blanca detrás de la cabecera de la cama—. Lo colocaron.

—Sí señor Thorne, y debo decir que quien lo pintó es un excelente artista. El detalle del mástil y la vela es asombroso, se ve que cuido bien de las pinceladas.

—Esta persona no ha tenido tiempo para pintar más.

—Espero que lo siga haciendo —comentó el agente de bienes raíces—. Al decorador le gustó, incluso me preguntó quién es para adquirir una para uno de sus clientes millonarios en Chicago, pero le dije que no sabía.

—No están a la venta por ahora, pero está considerando la posibilidad de exponer en una galería.

Una pared de ladrillo, dividía la habitación del baño, cuyo piso era de baldosas grises y contaba con una ducha con paneles transparentes.

—Creo que no le importa que este expuesta.

—Soy el único que vivirá aquí —repuso pasando la mano por las uniones en las baldosas—. Estoy seguro de que a Chris le hubiera gustado.

—Lo siento por preguntar, ¿estás hablando de su novia?

—Una querida amiga que trabaja en Islandia —respondió con una sonrisa, mientras echaba una mirada al extenso lavabo de mármol gris oscuro—. Me gusta, sobre todo el espacio cerca de lo que será mi oficina, ¿organizaron todo como lo pedí?

—Sin muebles y con vista de la bahía de San Diego —dijo el agente, siguiendo a Liam hasta una escalera de caracol—. Como ahora vera, pusimos estantes de acero inoxidable en la pared a su derecha.

El hombre señaló en esa dirección, al pasar a ese espacio.

—Y un mueble en madera y hierro con cuatro cajones —Liam deslizo uno hacia fuera.

—Como usted dijo para almacenar material de trabajo —el hombre movió el tornillo que sujetaba la ventana justo arriba del mueble—, y también tiene buena ventilación.

—Me recuerda la escotilla desde donde veía el cielo en el barco —se volvió satisfecho—. Me mudo hoy mismo.

—Entonces debe firmar el contrato, recuerdo que mencionó que permanecerá aqui por ocho meses, pero que puede extender su estancia, todo depende de ciertos asuntos personales.

Liam asintió regresando el cajón a su posición.

—Venga a la sala donde tengo los papeles —dijo el agente.

—Aquí reanudaré lo que tanto me gusta —musitó echando otro vistazo.

El agente le dio una pluma junto con tres documentos, y extrajo de su saco un juego de llaves.

—Aquí están las llaves de la parte delantera y la puerta de emergencia, también el código de la alarma —le dio una tarjeta—. Si entra un intruso se activará inmediatamente, para desactivarla deberá introducir el código.

—He leído el contrato por correo electrónico y estoy de acuerdo con todo —dijo firmando el último papel—. ¿Este lugar tiene opción de compra?

En las profundidades del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora