Los recuerdos de ella

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El goteo constante penetra en mi cabeza, me desesperaba no poder irme pero conocía las intenciones del jefe que frotaba con interés morboso, el cabello del gusano. La chica tenía tan mal aspecto que apenas si se mantenía en pie.

Me tiemblan las piernas, pero por fin me acerco y la fuerzo a mirarme.

—Esto es lo que te pasa por... —veo una lágrima solitaria, rodar lentamente por sus sucias mejillas. Más de cerca pude apreciar lo bonita que es.

—Eres... cruel —balbucea ella.

—No debiste meterte con Darla —dije haciendo una mueca de enojo.

—Ella me...

—No entiendo.

—Miente —el jefe intentó cubrir su boca, pero yo lo aparte.

—Quiero escuchar lo que tiene que decir.

—Piensas... que sería tan estúpida... de poner en riesgo a... —la chica baja la cabeza.

—Termina —exigí—. Dime si Darla me mintió.

—Siempre lo hace —dijo Joel parado contra uno de los pilares de acero que mantenían el agujereado techo, lejos de nuestras cabezas—. Acepta que a veces lo hace.

—Hay que castigar a la chica —el jefe saca una botella de ron añejo de su chamarra y pone la boquilla en los labios del gusano—. Trágalo gatito, será más fácil para ti soportar todo lo que te voy a hacer.

—¡¿Estás loco?! —exclame viendo la expresión de lujuria en su cara.

—¡Cállate! Haré con ella lo que me plazca.

¡Zas! Le propine un golpe al jefe en la mandíbula. No estaba seguro de que tanto bebió la chica, pero no respondía a lo que sucedía a su alrededor.

—Vas a comportarte como un cobarde, después de echar al fuego sus cosas.

—Obligándola a beber, no —cogí su cabeza para mantenerla levantada—, ¡oye gusano, mantente despierta!

Desate la cuerda que le ataba las muñecas, no sabía otra manera de llamarla que no fuera asi. Nunca me interese en saber su nombre, a pesar de que escuchaba hablar de ella tantas veces.

—Harás lo que yo te diga —dijo el jefe, muy cabreado.

—Si quieres golpearme hazlo, después de todo te pedí venir, pero esto es demasiado. Solo quería asustarla, pero abusar de ella, no.

—¿Abusar? Hace días que no sé que es estar con una mujer, y esta chica es muy bonita, algún otro se dará el banquete, ¿por qué no ser el primero?

—No pensé que las cosas se pusieran asi.

Cuando la levante, sin querer acerque mi nariz a su cabello. El aroma cálido y dulce, me trajo un recuerdo cristalino de un suave pecho que me arrullaba de niño cuando no podía dormir.

—Nana Lucia.

Escuche el crujido de una bota contra el suelo, el jefe no daría marcha atrás de su propósito. Mire a Joel que se movió de donde estaba y le propino un golpe en la cabeza con una vara de metal.

—Las cosas que hago por ti —pasa el brazo del jefe por su hombro y lo levanta—. Esto nos va a salir caro.

—Lo sé —puse el cuerpo de ella en el suelo.

—¿Te arrepientes de haberla traído?

—No —dije sin sentir nada—. Se lo merecía.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2019 ⏰

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