Repasa la carta por tercera vez, y subraya en su mente las líneas: "volveremos a vernos pronto" y "por ahora debes estar con tu padre".
—Y se despide llamándome mi marinero, ella y mi abuelo eran los únicos que me decían asi —reintroduce la carta en el sobre, y comprueba una vez más si este tenía el sello postal o la dirección del remitente—. Mamá te envía las cartas para asegurarse de que yo no la busque, madrina.
—Te ha prometido que estarán juntos —la mujer de cabello marrón rizado cubierto por un pañuelo, y que llevaba puesto un peto, pasa los dedos por el rostro de su ahijado—. ¿Comes? Cuando niño tenías las mejillas rellenitas que daba gusto pellizcar.
Liam sacude la cabeza rechazando la caricia, y extravía la mirada hacia la variedad de hortalizas que crecían en el mini huerto. Un árbol de manzana marcaba la entrada del extenso jardín, mientras que un limonero custodiaba el otro extremo. De niño, recogía las frutas de otro árbol que desconocía el nombre, y cuyo fruto era de un rosa suave.
De la parcela también retoñaban otras plantas, algunas comestibles y otras medicinales.
—El maíz no está listo para la venta.
—Tomará algo de tiempo para que crezca como debe ser.
—¿Crees que lo estará para cuando ella regrese? —Pregunta volviéndose hacia ella—. Dime dónde está, estoy harto de mi padre y su esposa, también de la estúpida escuela.
—No puedes ir con ella —dijo Enid García con aire de severidad, aquel que le daba el hecho de haber cuidado de él innumerables veces—. Tu madre está haciendo su mejor esfuerzo para salir adelante y tú debes hacer lo mismo, ¿cómo crees que se siente con todo lo que haces?
—Cuando me fui a vivir con el señor Thorne, le advertí que estaba cometiendo un error.
—Por ley tienes que vivir con Gregory, asi será hasta que cumplas los 19. Jaclyn no estaba en condiciones de llevarte con ella.
—Todo por él —dijo desalentado y compungido—. Estoy seguro que se atrevió a amenazarla, con quitarle sus derechos sobre mí.
—No era su intención dejarte, pero su situación la sobrepasó. Ahora tú debes seguir adelante y terminar tus estudios.
—¡No! —Grita ofuscado, levantándose de los tablones de madera que cubrían el suelo del cobertizo—. No voy a complacer a mi padre, cuidando de su estúpido negocio.
—Puede enviarte a un reformatorio, vas cuesta abajo con tu comportamiento. Esa chica Darla tiene problemas igual que tú; ambos tienen tanta ira en contra de sus padres que harán algo estúpido.
—Que se jodan —expresó rencoroso—. Mi abuelo era el único Thorne a quien yo le debía respeto. Siempre decía que hiciera lo que yo quisiera.
Preocupada, Enid le toma el rostro, en vista de que se rehusaba a mirarla.
—Este no es el niño feliz que le encantaba jugar aqui de pequeño, o en la playa haciendo castillos de arena.
—Ya no existe —aseguró.
—Sí existe, pero lo has encerrado muy dentro de ti y ahora es autodestructivo, lastimándose a sí mismo.
El timbre de la puerta repicó, Liam tomó un respiro alejándose hacia la cerca de madera.
—Mejor me voy, no quiero seguir hablando de lo mismo.
—Todavía no hemos terminado, asi que no te muevas de aquí ya regreso —le advirtió Enid, sabiendo que no se tentaría en marcharse como hacia siempre que ella comenzaba a reprenderlo.
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En las profundidades del océano
Romance« Ni siquiera sé lo que hago, estoy aquí en el piso de concreto, sentada muy cerca del hombre que causo algunas de mis peores pesadillas » April Muller no tenía como meta la venganza, pero al menos quería que si algún día la vida le daba la oportun...