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Y vuelve a repetirse. Pero ahora comienza desde un antes, ya no sigue la misma situación repetitiva como una película rebobinada. Primero los ve junto al lago, sobre la seca y etérea arena. Papá bosteza y le ordena que deje de joder alguna vez en su vida. Matthew no se atreve a mirarlo a los ojos. Una de sus mejillas sangra y nadie hace nada por ayudarlo.
Le pregunta que mierda le sucedió. Y Matthew le responde con odio que no se haga el idiota. Y él no entiende nada.
— Vete, bastardo— La bruja sonríe con desdén antes de empujarlo al agua.
Y puede verse caer al lago oscuro y eterno que lo traga y lo congela. Y de vuelta al sufrimiento. Alza las manos nuevamente pidiendo ayuda. Y de nuevo las burbujas de su aire escapando. Y ella ríe. Y Matthew le da la espalda. Y el viejo desapareció.
Y no hay nada.
Las garras ya no lo cogen sino que le atraviesan, y duele, duele demasiado.
Quiere despertar.
O que alguien lo salve, por favor.
Patalea pero es como si el agua se hiciera más y más densa, y ya no se puede mover.
Comienzan los chillidos monstruosos.
A diferencia de otros sueños, todavía no cae en la inconsciencia. La tortura sigue.
Y cae. Cae. Sigue cayendo. No se atreve a mirar donde está, aunque sabe, de todos modos lo único que lo rodeaba será la oscuridad.
Los gritos no paran.
El lago sin fin tiene fondo. Y su cuerpo lacerado cae en la arena. Y el agua deja de sentirse. Hay silencio. Abre los ojos y ve que no hay nada. Todo es negro.
¿Dónde está?
A su lado hay un árbol oscuro y podrido. Se levanta a verlo.
No.
No.
El cuerpo colgado a un lado se balancea inerte y una araña sale de sus labios.
— ¡Arthur! — Grita tanto en el sueño como en la realidad. Despierta aterrado.
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— Y le dije al viejo que entonces pidiéramos la cerveza de edición especial ¡Llorarán de la envidia porque en sus países no hacen tan buenas cervezas como en la grandiosa Alemania que me vio nacer...!— Antonio se rió.
— ¿Tu madre hará esas salchichas que le quedan estupendas?
— ¡Wurst, Antonio, Wurst! ¡Y obviamente hará para la cena! — Antonio sonrió encantado. Francis sonreía, escuchándoles. Estaban a inicios de diciembre pero de un momento a otro salió a conversación la tradicional fiesta de navidad que hacían la familia de Gilbert en su bar y a la cual siempre estaban invitados Francis y Antonio. Cada año, aquella celebración que terminaba en un descontrol de peleas de borrachos y situaciones vergonzosas, pero de momento tan épicos que era imposible no añorar la próxima navidad para repetirla... o mejorarla.
— ¿Y estará tu hermosa prima del año pasado, esa que no sabe hablar inglés? — Ronroneó Francis. Gilbert alzó una ceja.
— ¿Todavía te la quieres tirar? Lamento decirte que la perdiste Fran...— Francis se envaró sorprendido.
— ¿Cómo?
— Pues nadie sabe como ni cuando pero apareció un día con un tipo que parece una muralla y parece que se quieren casar...— Antonio pestañeó confundido.
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A tres pasos de ahorcarte
FanficAlfred deseó con todo su corazón proteger a Matthew, no importando cuánto dolor implique. En este pozo de violencia donde estuvo por años, alguien más se hundió para elevarlo: Arthur. Ahora están en una lucha de poder, de deseos de escapar y ser lib...