Capítulo 15: "UN NUEVO INQUILINO"

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 Han pasado tres días desde que Arthur decidió hacer una locura por su culpa, y no ha existido forma alguna para hacerlo cambiar de opinión. Arthur siempre ha sido demasiado necio, pero ahora, esa terquedad ha subido a límites frustrantes ¡Peor que hablar con una muralla!

¡La muralla hace caso antes que él! 

Es domingo y cae una lluvia torrencial fuera del departamento. Oculto entre las mantas y los cojines, la ve caer, en una imagen triste y repetitiva. La consola está tirada por algún lugar del sofá y el televisor tiene la imagen congelada de los zombies que devoran a su personaje. La preocupación ha superado a su concentración y sabe que no volverá en mucho tiempo.

Es una persona simple, que no gusta de amargarse por cosas pasadas, sin embargo, no siempre puede conseguir que eso resulte. Los pensamientos dan vueltas en su cabeza, molestando, interrumpiendo. Tal vez sea por el cielo lluvioso, pero hoy han vencido todas sus resistencias. 

El pasado a veces es tan oscuro, que sería más fácil olvidarlo. Un problema menos en su vida. El tema es, que dejar de pensarlo no significa que no pasaron. No puede borrar las veces que Matthew tenía la cara deformada por los golpes, tampoco todas las cosas malas que él mismo ha hecho, perdiendo el control de lo único que quería hacer: protegerlo. Ha perdido el control de su única misión autoimpuesta, generando problemas a otras personas. Arthur, por ejemplo.

Su familia siempre fue problemática, su madre gustaba de compararlo con Matt, porque era mucho más fácil manejarlo, lo hacía claro, siempre que no estaba en la peluquería o saliendo con sus amigas. Papá con suerte aparecía en las noches, llegando demasiado cansado del trabajo como para prestarles atención. Y eso fue el caldo de cultivo para terminar odiando a su madre y despreciar a su padre. Ellos, tan ensimismados en sí mismos, no se percataban de los cambios de Matthew, de los problemas que tenía ni que necesitaba ayuda. 

Sus amigos resultaron unos cobardes. En la escuela, nadie quería meterse con el grupo de matones, así que era más fácil ignorarlos y dejar a Matthew como el chivo expiatorio. 

El mal sabor de las peleas, que en un principio fueron por venganza y finalmente terminaron para descargar su ira. Una rabia que aumentaba cada día más, al ver que al contrario de lo que esperaba, sumaba el rechazo de su hermano. Sus ojos violetas mirándole con temor, con desconfianza, como si él mismo fuera un monstruo.

Él no era un monstruo, hizo todo lo que hizo para salvarlo. Todas las cicatrices y moretones, los golpes e incluso la fractura de su brazo, cuando Peter le hizo una emboscada junto a sus mierdas de secuaces. Todo eso eran recuerdos y evidencia de todo lo que hizo por él. Sacrificó su vida, sus amigos, sus calificaciones, su integridad y su felicidad para salvarlo. Pero nadie, nadie en su familia trató de siquiera comprenderle y le insertó el cartel de "chico problemático" sin pensar alguna vez las razones. Las razones que ellos mismo tuvieron la culpa, sus padres por no ayudar, su hermano por ni siquiera dar la pelea o intentar comprenderlo. 

"Lo has hecho bien"

Arthur,  Arthur tras escucharlo, Arthur mirándole sin temor, siendo la única persona que aprobó su sacrificio. Que estaba bien. Que lo que hizo fue correcto. Sonrió, sin darse cuenta cuando tuvo la imagen del inglés aquella tarde mientras comían helado.

Cuando pagó la deuda de Soren.

Cuando le limpió el rostro lleno de sangre.

Cuando se ofreció a ayudarle en los estudios.

Cuando corrió a curarle tras ser apuñalado por el chino mutante.

Cuando... 

A tres pasos de ahorcarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora