Capítulo 23

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Octubre 30, 2009

11:27 p.m.

 

Sé que ayer no escribí nada, pero no creí que mi día mereciera estar en las páginas este cuaderno. Sabes que tu día fue patético y aburrido cuando lo más interesante que pasó fue tu consulta en el psicólogo. Pero hoy todo fue muy diferente.

Cuando las clases terminaron me dirigí directamente a casa. Audrey se esforzó mucho en convencerme de quedarme e ir a la carrera por la noche, pero sus intentos fueron en vano. Llegué a casa, me quité el estúpido uniforme, tomé una mochila con mis cosas y sin despedirme salí de casa. Guardé mi moto y me subí a la moto que Alex había escogido para mí.

Encendí sintiendo el motor vibrar suavemente debajo de mí. Me tomó una hora llegar a West Rose Hill y quince minutos para encontrar la casa de Alex. 

—Le digo que vengo a visitar a Alex —le dije al hombre por décima vez a través de intercomunicador del timbre.

—Primero no avisaron que usted vendría y aquí no vive ninguna Alex —él respondió y pateé las rejas de metal frustrado.

—¡Déjeme pasar! —grité.

—No se ponga violento o llamaré a la policía.

—Por Dios. Déjeme pasar. Vengo a visitar a Alexis Cohen. 

—¿Qué pasa aquí? —escuché la voz de una mujer. 

El hombre trató de explicarle que yo había exigido que me dejara pasar desde hace media hora.

—¿Clara? Soy yo, Niall.

Escuché un murmullo y luego las rejas se abrieron. Suspiré y me subí a la moto. Entré y me estacioné junto al auto de Alex. Clara me abrió la puerta con una sonrisa en sus labios. Dos niños se escondían detrás de sus piernas. Acomodé mi mochila sintiéndome incomodo.

—Hola, Niall. Entra, por favor.

—Gracias —murmuré.

Los dos niños me miraban como si fuera algo de otro mundo.

—Mamá, ¿por qué Jason está molesto? Deberías...

Alex bajó las escaleras y me miró. Traía puestos unos jeans, una camiseta rosada de manga larga y zapatillas negras. Una pequeña sonrisa se escapó de sus labios cuando me vio. 

Yo la abracé con fuerza. No sabía si aún le dolían las contusiones que le habían hecho, pero no me importó. La estreché contra mi cuerpo mientras el olor a frambuesas me llenaba los pulmones.

—No creí que vendrías —Alex susurró. 

—Entonces debo entender que tus padres no saben que me quedaré durante el fin de semana y que tendré que conducir una hora de regreso a casa.

—No, ellos si saben que te quedarás... Es solo que no creí que vendrías. 

—Tus hermanos me acosan —susurré sintiendo las miradas en mi espalda.

Ella rió y negó con la cabeza. Tomé su mano y le besé los dedos. 

—¿Tienes hambre, Niall? —Clara preguntó.

—Di que sí —Alex musitó mientras miraba a otra parte.

—Sí.

Alex me tomó de la mano y subimos las escaleras. Yo miraba cada detalle de la casa. Había muchas ventanas y las paredes blancas estaban llenas de fotos y de pinturas. Caminamos por los pasillos hasta que llegamos a una puerta blanca con una D negra. Ella abrió la puerta y me empujó dentro de la habitación.

The True Happiness (Versión en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora