Capítulo 17

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Pero lo que pasó hoy fue lo que me dejó estupefacto.

Me desperté alrededor de las diez. El sol alumbraba con fuerza. Alex dormía dándome la espalda. Yo sacudí su hombro. 

—Si no te levantas te dejaré aquí —dije saliendo de la bolsa de dormir.

Ella se estiró y pude escuchar sus huesos crujir. Se frotó los ojos con los puños. Sus ojos cafés me miraban. Alex parpadeó un par de veces y comenzó a reír.

—¿Qué? —escupí.

—Tienes un poco de baba aquí —dijo señalando la esquina de su boca.

Yo me limpié la boca con el dorso de la mano. Fruncí el ceño. Ella se puso de pie y acomodó su ropa. Rápidamente trenzó su cabello. Nos sentamos a desayunar comida enlatada y jugo de manzana. Después guardáramos todo, la subí a mi espalda.

Los dos permanecimos en silencio mientras yo caminaba por el bosque. Alex tenía su cabeza en mi hombro.

—¿Crees que encontremos a los demás pronto? No quiero estar tanto tiempo contigo —comenté. No escuché ninguna respuesta.

Giré un poco mi cabeza para poder ver a Alex. Ella se había quedado dormida. Su aliento chocaba contra mi cuello y sus labios rozaban mi piel de vez en cuando. Yo seguí caminando con Alex en mi espalda hasta que mis piernas no dieron más.

Cuando me senté Alex se despertó. Se frotó los ojos y me miró.

—¿Qué pasa?

—Estoy cansado. He tenido que cargar un cuerpo por cuatro horas —me quejé.

—No peso tanto —ella se quejó.

Yo rodé los ojos.

—Eso es lo que...

—Shhh —ella me silenció.

—No me chites —ella me cubrió la boca con su mano.

—¿Escucha eso? Suena como un río —susurró.

Quería decirle que estaba loca. Pero cuando los dos nos quedamos en silencio fui capaz de escuchar el agua corriendo. Alex me sonrió y yo rodé los ojos. La subí a mi espalda y ella rodeó mis hombros con sus brazos. Su risa fue amortiguada por mi hombro.

Solo tuve que caminar unos cuantos metros antes de que el río apareciera ante nosotros. Ella sonrió. Sacamos las botellas de agua casi vacías. Les quité las tapas y las llené con el agua del río. Alex estaba sentada justo donde yo la había dejado. Ella me miró. Yo me acerqué a ella y le entregué una de las botellas. Me senté junto a Alex y ambos tomamos un largo trago de agua. El agua fresca se sentía bien en mi garganta seca.

—Tal vez deberíamos bañarnos —ella sugirió en un susurro.

Ella tenía razón. Los dos estábamos sudorosos y cubiertos de tierra. Asentí.

—No me mires —ella me advirtió.

Yo levanté las manos, me di media vuelta y caminé alejándome un poco de ella. Me quité la camiseta y me di otra vez la vuelta, mirando a Alex. 

Alex se quitó la ropa, quedando solo en ropa interior. Dobló su ropa y la guardó en la mochila. Yo imité su acción. Ella me miró y sus mejillas enrojecieron. Trató de ponerse de pie, pero el dolor en el pie derecho no se lo permitió. Yo me acerqué a ella. La tome en mis brazos. Ella rodeó mis hombros con sus brazos. Ella me miró a los ojos mientras entrábamos al río.

—Gracias —susurró sin apartar su mirada de la mía.

—No voy a dejar que te pongas de pie. Si te caes la corriente te llevará —susurré.

The True Happiness (Versión en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora