Capítulo 26

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Admito que fue una idea estúpida llevar a Diana a ese lugar. Pero estaba enojado y no pensaba coherentemente. Ella tenía miedo. Esa no era una calle como la otra donde siempre hacíamos las carreras. Como la calle a donde Audrey la llevó. Esta era más oscura, más perversa, más ilegal, más peligrosa. 

—Voy a competir —anuncié, con ira en la voz, y uno de los tipos me palmeó en la espalda.

Diana aún seguía sujetándome del brazo. Ella se aferraba a mí, enterrando sus uñas en mi piel, tratando de que los demás no la miraran fijamente. Tratando de convencerme de no dejarla sola. Su pequeño cuerpo temblaba, y no precisamente por el frío. Varios habían puesto su atención en ella y murmuraban entre ellos mientras la miraban y se acercaban poco a poco.

—Niall, por favor, vámonos. No quiero estar aquí. Tengo miedo. Niall...

La dejé allí parada rodeada por esos tipos y no me importó. Estaba tan furioso. Necesitaba sacar toda esa furia y adrenalina creciendo en mi interior. No escuché ninguna de las veces que Diana me llamó tratando de buscar refugio entre mis brazos. Fui egoísta y lo admito. No lo voy a negar.

Llevé mi moto junto con las demás. Me subí y prendí el motor. No había forma de que me ganaran estando yo montado en mi nueva moto. No me molesté en mirar a Diana una última vez antes de hacer rugir el motor. La furia me cegaba y me ensordecía. Escuché a alguien decir: “Fuera!”. Eso fue el detonante. Aceleré a máxima en los primeros segundos. Iba tan rápido que todo a mí alrededor era una mancha donde los colores se mezclaban con el negro de la noche.

Di un par de vueltas al lugar. Las calles eran amplias y curvas en muchos lugares. Me tardé unos cinco minutos en dar tres vueltas a las cinco manzanas. Escuchaba el rugido de mi motor y sentía la adrenalina correr en mis venas. Pasé, las tres veces, enfrente de Diana. Ella estaba allí formando parte de las manchas en la oscuridad. Podía sentir su miedo erizándome los vellos del cuello.

Cuando pasé por allí la cuarta vez ella ya no estaba. Lo noté entre todas las manchas a mí alrededor. Su pequeña figura difuminada había desaparecido.

Frené de golpe, haciendo que las llantas chirriaran contra el pavimento. Pateé la patilla para que la moto se quedara en su lugar y me bajé rápidamente.

—¿Qué pasa Niall? —uno de los chicos me preguntó mientras expulsaba el humo de su cigarrillo, no precisamente de tabaco.

Miré a mí alrededor, buscándola. Apoyado contra su moto estaba un chico, uno de los que había estado mirando descaradamente a Diana. Me acerqué a él empujando a los otros dos que lo acompañaban. Lo tomé por el cuello de la camisa y apreté los dientes. Él me miró asustado.

—¿Dónde está? —le exigí saber.

Él no me respondió y la furia de antes de multiplicó. Le di un puñetazo en la barbilla y lo empujé, haciendo que cayera en el asfalto frío. Me acerqué a otro que también la había estado mirando. Él levantó las manos antes de que pudiera acercarme lo suficiente para dañarlo.

—Tranquilo, hermano. Jake y sus amigos se la llevaron hace un par de minutos.

Antes de que pudiera decir una palabra más, me dirigí a mi moto y me subí dispuesto a encontrar a Diana. Conduje lentamente por las calles, revisando cada callejón buscándola. Los encontré unas cuatro calles más arriba de donde estaba.

Parecía simplemente hablar, pero ellos se acercaban más y más con cada segundo que pasaba. Diana no podía moverse porque estaba recostada contra la pared de ladrillos. Jake era quien más cerca de ella estaba.

—Entonces, ¿qué dices? —él preguntó después de hacer una propuesta que yo no escuché. Me bajé de la moto y di un par de pasos hacia adelante.

The True Happiness (Versión en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora