8

1.9K 147 8
                                    

Alex:

-Este me gusta- recorría con mis dedos la piel de su brazo marcada con tinta.

-A ti también te quedan bien las rosas- Su cuerpo totalmente desnudo se ajustaba al mío y desde que despertó me miraba curiosa, como si quisiera saber más pero tuviera miedo de hacerlo.

-Es por el tono de piel-

-Nosotras no tenemos tono, somos un papel- bromeó haciéndome reír... era lindo despertar así. Con la mente en blanco, en paz. Acerque mis labios a los de ella y le di un beso lento.

-Tengo que trabajar en un rato...-

-¿Me estás sacando?...- la miré levantando una ceja antes de que continuara -Mentira, yo también debo trabajar... creo que de hecho mi padre debe estar enloqueciendo por no ver las puertas de la tienda abiertas.

No respondí, no quería levantarme, no quería que acabara este momento. De verdad no lo quería. Me puse encima de ella mientras me sonreía, deslice mi cuerpo por el de ella hasta que mis labios quedaron en su abdomen. Con la punta de la lengua recorrí su piel sintiendo como su respiración se agitaba. Recordé la noche anterior "despacio Alex, me gusta despacio" tuve que bajar el ritmo porque no la sentía conectada y en ese momento recordé sus palabras de nuevo. Baje más hasta tener sus piernas en mis hombros, seguía deslizando la lengua así que cuando la probé ella dejó salir un gemidito casi inaudible. Seguí y seguí con toda su humedad en mi boca, el ritmo me enloquecía porque podía apreciar más su cuerpo, porque los gemidos son diferentes tienen más sentido. En eso me perdí... mi mente divagó y es que cuando llegan mujeres al trabajo nunca utilizo mi boca para el sexo, tal vez sea una artimaña muy fea pero siempre que estoy en las piernas de una mujer engaño humedeciendo demasiado la zona y utilizando ambas manos. Más de una se habrá dado cuenta, por supuesto, pero una vez que llegaban al orgasmo no había protesta.
Volví y ella venía también.

-¡Alex!

Me quede un rato allí sintiendo su suave piel en mis labios hasta que su respiración se calmó.

-Ahora si podemos ir a trabajar.- me senté en el borde de la cama poniéndome una camisa y unas bragas. Ella hizo lo mismo pero con toda su ropa.

-Escucha... no me gusta presionar nada y si no me quieres volver a ver lo entenderé... pero lo disfrute de verdad y solo quiero que lo sepas.- ella tomó su chaqueta me dio un piquito rápido y huyó fuera de casa.

Volviendo a la realidad... maldita sea tendría que acostarme con alguien más el día de hoy y sin posibilidad de protesta.

__________________________

-Siento que no te puedo descifrar el día de hoy. Tienes como la mitad de la cara feliz y la mitad de la cara enojada.- Nicky me miraba atenta.

-He tenido una pelea con Diane y fue bastante mierda para que lo sepas.

-Uhhh ahora lo entiendo, este es el momento en el que escapo.- Ella sabía que las peleas con Diane me drenaban el ánimo.

Y más me lo iba a drenar Piper que en ese justo momento atravesaba la puerta. Tan indiferente y seria como siempre se encaminó escaleras arriba, esta era la puta oportunidad. Subí detrás de ella a una distancia prudente y cuando vi que lanzó la puerta de su cuarto detrás de ella. La detuve de una patada haciendo que sonara la chapa contra la pared.

-¿Qué... Alex?.

-Si, Alex. Que mierda Piper. Que puta mierda.

-¿Qué te pasa estás loca?

-¿Qué me pasa a mi? Ja. Que jodida estás Piper Chapman. ¿Qué putas te pasa a ti? ¿Meter tu mierda de droga en mi chaqueta? ¿Cómo para que?

-¿De que mierda hablas Alex? Deja de gritar.

-¿Acaso estás muy drogada y sientes que mis gritos te martillan la cabeza o que?

-CALLATE.- Piper cerró la puerta con tanta fuerza que los vidrios vibraron.

-¿Qué me calle? No sabes el puto problema que me armaste en casa por esta puta bolsa...- saqué la droga y la tire contra su cuerpo. Ella se quedó mirándome un poco confundida y luego soltó una risa de incredulidad.

-A ver y cómo cuando puse yo esa bolsa en tu chaqueta...

-Cuando me besaste en el baño.

-¿Qué? En mi vida te besaría Alex Vause.

Me quede mirándola levantando una ceja. -Entonces según tu, yo aluciné cuando me cantaste Gods and Monsters y luego me besaste en el baño y dijiste mi nombre mientras lo hacía. Oh no espera... yo no soy la puta drogadicta.

Ella se quedó mirándome unos segundos con su expresión impenetrable cuando en seguida como un castillo de naipes se cayó toda su fachada y parecía muy aturdida. ¿Recién se había acordado? -Pff... maldita adicta.- y salí del cuarto.

Piper:

Joder. Era Alex. Maldita droga de mierda. Maldita sea.

Escuché de nuevo la puerta y Alex ya se había ido. ¿Estaba loca acaso? No. Ella lo había confirmado. Lo que había sido una alucinación para mi era en realidad ¿real?

Puta vida.

Respire profundo y bueno... que más da. La besé, le jodi la vida sin ninguna intención, pero lo hice, como siempre y ya fin del asunto.

Recogí la bolsita del piso y se me hizo agua la boca de solo pensarlo... solo una línea delgadita y paradisíaca. No. Esta mañana había tomado una... mierda, Chapman... el control es la clave. La guardé debajo del colchón y empecé a cambiarme. Que llegue un cliente pronto, el sexo lo arregla todo.

Baje y no se me hizo raro verlas a todas con carita de querer chuparme la sangre hasta matarme como unos malditos vampiros. Malditas. Y vi a Vause también. Mald... No.

Sonó el timbre y me giré. Era Agustín, gracias vida. Él me miró y me sonrió de ladito, guapo. Caminé hasta él y me susurró al oído -en tu cuarto.- bien más dinero para mi. Lo tomé de la mano y antes de subir le di una miradita a Alex que estaba sonriéndole a Nicky. Tenía que dejar de hacer eso.

Una vez en el cuarto el tipo me arrancó la ropa tan rápido que ni siquiera pude formar palabra. Y allí estaba y de nuevo me equivocaba... el sexo no arreglaba nada.

Piper Prepago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora