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Alex:

Esa voz... maldita sea. Hubiera seguido pero Piper detuvo sus labios alejándose de mi. Me acomodé para tener su cara al nivel de la mía, nos miramos por unos segundos como si el silencio fuera a solucionar todo.

-Alex.- Alice intentó abrir la puerta pero por suerte había puesto el seguro.

-No te muevas de aquí.- susurré contra los labios de Piper.

Me levanté de la cama poniéndome una camisa que me llegaba hasta los muslos, abrí la puerta con el espacio justo para poder pasar y cerrar la puerta detrás de mi.

Alice me miraba sin decir nada pero esa mujer que había aprendido a conocer a la perfección en los últimos meses, se estaba muriendo por gritarme.

-Escucha, no es lo que crees.

-¿Ah no? ¿Entonces que es?

No lo hagas, no lo hagas. -Es trabajo. Estoy haciendo un trabajo acá porque... la casa está cerrada.

Sabía que me estaba apuntando con dos armas a la cabeza, si una no disparaba la otra lo haría y en el peor de los casos, saldría Piper de la habitación y me asesinarían por balazo doble.

Alice suspiró profundo tocándose la frente en señal de cansancio. - Escucha Al... no se si podamos seguir haciendo esto...

-¿A que te refieres?

-Tu sabes a qué me refiero... podemos simplemente hablarlo mañana si quieres, pero no cambiaré de opinión.

-¿Estás segura?

-¿Tú cambiarás tu posición?

Las dos nos quedamos calladas mirándonos unos segundos. Alice sacó las llaves de mi casa de un bolsillo de su chaqueta y las dejo en la mesa de la sala antes de irse.

Entre de nuevo al cuarto recostándome contra la puerta totalmente exhausta emocionalmente y físicamente solo pensaba en que necesitaba unas horas de sueño para despejar mi mente.

Sus ojos de perrito lastimado me hicieron volver a la realidad. Ella estaba aquí. Ella había escuchado todo.

Se levantó torpemente y empezó a vestirse. Podía jurar que veía el tono de su piel en tonos azules, fría.

-No tienes que irte.

-No no tengo que irme. Necesito irme.

-Piper, lo siento si sonó feo para ti pero sencillamente no puedo perder a Alice.

Ella detuvo lo que estaba haciendo y se quedó inmóvil, no podía ver su cara, sus gestos, nada. De repente sacó una bolsita de su chaqueta y esnifó.

Ella se giró con sus hombros completamente relajados y sus gestos inquebrantables, había vuelto a sus demonios. Pasó a mi lado sin mencionar una palabra y se fue.

De nuevo, tan cerca pero tan lejos. Las dos habíamos hecho una elección.

Mi cuarto era un revuelto de recuerdos que no me dejaron dormir. Sin estar de una forma física Piper y Alice estaban allí. No se trataba de tener que hacer una elección porque no tendría una relación con una persona que está en mis mismas condiciones y peor. Piper simplemente era una fantasía, una atracción que no podía evitar, una persona a la que sentía la necesidad de tener cerca y por otro lado estaba Alice que sin ser parte de este otro mundo, era demasiado buena para mi.

Las dos me tenían en una situación de no control y sabía que cualquier movimiento en falso podría causar un daño irremediable.

Me levanté con todo el desánimo de la vida, era como tener una cita con un final y Alice lo había dejado en claro.

Piper Prepago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora