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Piper:

No les mentiré, no me levante escuchando el sonido de las máquinas o alterada porque no tenía idea de donde estaba. Me desperté completamente tranquila porque hace mucho no dormía tan bien y lo primero que vi fue lo bastante hermoso como para quedarme calmada.

Alex estaba acostada en un sofá al lado de mi camilla con su chaqueta de cuero encima del vestido rojo que llevaba antes de desmayarme. Era una combinación de sus dos mundos que no podía tolerar. Aún se me hacía difícil creer que alguien considerara este trabajo como una opción aún pasando por necesidades o lo que fuera. Se suponía que el sexo se da cuando uno quiere con la persona que uno desea, no como si fuéramos muñecas las cuales en cualquier momento pueden ser utilizadas.

Alex es tan hermosa... Alex no merece esto.

Me levanté con cuidado para poder ir al baño, tratando de no despertarla pero cuando intenté mover mis piernas se sentía como si no estuvieran allí... las podía ver pero pareciera que ya no hicieran parte mi cuerpo.

Desesperadamente empecé a moverme rogando porque fuera una alucinación o algo causado por la ausencia de drogas en mi cuerpo pero no se iba la horrible sensación. Alex se levantó asustada y lo primero que hizo fue abrazarme para calmarme.

-¿Qué pasa Pipes? ¿Que tienes? Tranquila...

-Alex... no puedo mover mis piernas... no las siento...

Ella me apretó más contra su cuerpo. -Tranquila... llamaré al doctor pero no te desesperes ¿está bien?.- me alejó de su cuerpo y su cara no me calmaba para nada, ella estaba tal vez más aterrorizada que yo.

Oprimió el botón rojo en la baranda de mi cama y en seguida llegó un tipo alto, musculoso, parecía más un instructor de gimnasio que un médico y con su patanería lo confirmó. A su lado venían dos chicas que parecían ser residentes o algo así.

-Pensé que no despertarías pequeña adicta...- dio unos golpecitos en mi cabeza. -Piper Chapman, 17 años con diagnóstico de hemorragia cerebral. ¿Cuál es el tratamiento?- Alex me miró de reojo y no supe si fue por mi edad o por lo que me acababan de diagnosticar.

Las chicas se removieron incómodas y una de ellas se atrevió a hablar al fin -Se puede tratar con medicamentos y dependiendo del caso de puede operar para aliviar la presión en el cerebro pero... en realidad no hay un tratamiento que lleve a una curación pues dependiendo de las horas que lleve con esta enfermedad las probabilidades de morir aumentan.

No podía dejar de mirar a Alex, en realidad no me importaba morir ¿acaso no era eso lo que quería cuando comencé a consumir? Pero ella... me producía unas ganas insaciables de aferrarme a esta vida tan patética que llevaba. -¿Y eso que quiere decir? ¿Que no la van a tratar?

El doctor se acomodó el cabello mirando a Alex. -Quiere decir que yo de usted aprovechaba cada segundo con ella.- cuando dijo eso vi al grupito alejarse de mi cama luego vi a Alex y su cara de dolor.

-No creo que vaya a morir ¿sabes?

-¿y tú que vas a saber? Nunca haz cuidado de tu salud. Nunca te ha importado nada más que tus estupidas drogas.

-Te equívocas... me importas tú.

Honestamente no creí que Alex fuera una persona de dejarse quebrar en llanto, pero ese día me probó lo contrario. A pesar de que lloraba en silencio podía ver su cara totalmente mojada pero no me dedicaba una mirada solo estaba mirando hacia la ventana. Unos segundos después de descontrolo totalmente y empezó a golpear las paredes.

-¡Alex!- intenté levantarme pero era algo inútil mi cuerpo me lo impedía. -¡Te estás haciendo daño! Por favor para...

Ella se detuvo y se acercó a mi con sus nudillos manchados de sangre. -Estoy tan enojada contigo. Cada vez que intentaba acercarme a ti no me dejabas y ahora te vas a morir...

Piper Prepago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora