20. Epitafio

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"Escribí tu nombre sobre el mármol,
Pero el mármol se rompió,
Escribí tu nombre en la arena,
Pero el mar se lo llevo,
Escribí tu nombre en mi corazón
Y allí el tiempo, lo conservo.

Erick

Aun no lo asimilaba, o mi mente no lo podía creer, aquella chica, sonriente, hermosa y perfecta para mis ojos, no podía tener un pasado tan oscuro y doloroso, a mi me había dolió, quizás igual que a ella, pues mi abuelo, también había dado su vida por mi, aunque según él, no tenia mucho que hacer en este mundo, ya que había visto crecer a su hijo y criado a su nieto, y para él, eso fue lo que siempre quiso y también fue más que suficiente. Mientras Erika hablaba, su mano apretaba con más fuerza la mía, Margarett al igual que yo, solo se limitó a escuchar, ella parecía en ese momento no tener sentimiento alguno o quizás ya solo se había resignado, pero yo no, yo lloraba al igual que Erika, sentía su historia como si fuera mía, en diferentes circunstancias y lugar, pero el dolor si era igual, podía comprenderlo.

 En determinado momento, una escena paso por mi mente, cuando Erika hablo de el trozo de vidrio que se incrustó en su abdomen, recordé la cicatriz que había visto en ella, cuando ocurrió aquel caso, ya superado, del Centro Comercial, también recuerdo su reacción cuando toque su cicatriz, parecía tener historia con ella pero nunca quise preguntarle, supe que en su debido momento lo sabría, y este era ese momento. Erika termino, pero Margarett no le había dicho que abriera los ojos, allí estaba, recostada sobre el sofá de consultas, en ese momento, un recuerdo llego a mi mente, fue la noche después de que mi abuelo había muerto, aquella noche, en medio de la madrugada, desperté a todos en casa, no llevábamos más de dos meses viviendo en la casa de New York, si, donde estamos actualmente, un sueño, eso fue, lo que me hizo gritar y despertar bañado en sudor y con las manos más frías que un cubo de hielo;

"- Abuelo, ¿Qué pasa cuando se mueren las personas? - dije balanceándome en un sólo pie, con una voz muy tímida.

El abuelo tomó mi hombro y respondió:

-Cuando mueres, los matasanos o como algunos le llaman Doctores, se limitan a dar una explicación científica, que dice algo así: ha muerto, porque su corazón ha dejado de latir. No es que aquel corazón hueco, por la presión de los años, dejará de latir; lo que ha sucedido aquí es que su alma se ha desencadenado de ese mórbido saco de huesos y se ha librado del cautiverio.

Tragué saliva, entendí su explicación gracias a los libros que él, me enseñó a leer, le pregunté:

- Abuelo, ¿Los muertos son malos?

Y el abuelo sonriendo respondió:

- Erick, ¿Acaso yo soy malo? -" desapareció, desde esa noche, no lo volví a ver, y lo extraño.  Todos acudieron a mi habitación, desde Papá, hasta los centinelas de la enterada, muchos creyeron que había alguien en mi habitación pero no, el único fuera mio, antes de que ellos llegaran, era el recuerdo del abuelo, mis ojos se cristalizaron al recordarlo y papá con un abrazo me calmo, todos volvieron a lo que estaban haciendo antes;

- Erick - un susurro en mi oído me saco de los pensamientos y recuerdos de mi cabeza, era Margarett, no quería que Erika la escuchara - Estas bien.?

- Si - dije en otro susurro - Todo esta bien - respondí.

Erika aun permanecía con sus ojos cerrados, no soltaba mi mano, antes la apretaba con más fuerza; 

Lo Mas Cercano Al Infierno [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora