||Capítulo 9||

3.6K 529 120
                                    

No estaba acostumbrado a tener resaca, y el domingo por la mañana tuvo que rechazar un viaje a la montaña con Siwon y Hyukjae, que querían acercarse al lago a pescar

y comer al aire libre.

El lunes todavía se sentía como si estuviera enterrado bajo un montón de arena: le palpitaban las sienes, y estaba seguro de que todo era por culpade la vergüenza.

Hasta que no sintió todos los músculos retorcidos y llenos de calambres durante la primera clase de la mañana, no se sintió totalmente recuperado.

La voz del profesor Maroyal cubrió su piel de serenidad y el equilibrio fluyó por todo su cuerpo. Ahogó un gemido de placer al notar la familiar tirantez en las rodillas y las caderas, el dolor en los pies y en el empeine. Se lamió los labios disfrutando de la sensación que le dejaba el sudor en el cuerpo, la camiseta de algodón adherida al vientre y el flequillo pegado a la frente.

Tras el descanso para el almuerzo, se dirigió al aula de ensayos, ansioso por comenzar. A pesar de que el dolor y los calambres habían ayudado a que se centrara, se había encontrado a sí mismo estremeciéndose con el recuerdo de la boca de Yoongi sobre su pecho; un recuerdo que le levantaba la piel y le provocaba temblores en los muslos, haciendo que perdiera el equilibrio durante algunas de las figuras. Además, su sensibilidad había aumentado hasta tal punto que toda la ropa causaba roces muy molestos, obligándolo a pensar en esa lengua áspera y caliente que había acariciado su pezón.

Encontró a Jong In en la puerta del aula y caminó más despacio, haciendo tiempo para que el bailarín entrara.

Pero no lo hizo y bloqueaba la entrada.

―Buenos días. ¿Me dejas pasar, por favor?

―Lía odia la publicidad de la gente como tú ―respondió el otro.

Un escalofrío le tensó toda la espalda y se enderezó para enfrentar la expresión de su compañero. ¿Qué rayos pasaba en ese momento por la cabeza del chico?

―¿La gente como yo? ―aventuró.

―Somos compañeros ―susurró el muchacho con la misma dulzura que una navaja―. La directora no funciona como tú crees, así que no cometas la estupidez dehacer las cosas a la manera en que lo hacéis vosotros.

―No entiendo nada...

Jong In deslizó sus largos dedos por la pantalla de un teléfono móvil de última generación y, cuando encontró lo que buscaba, se lo mostró a Jimin.

Había seleccionado un artículo de la versión digital de la revista sensacionalista que su madre había contratado para cubrir el baile de los Lee. Jimin recordó entonces a los reporteros haciéndole fotos con SeungRi y se le erizó el vello de la nuca. Pero lo que Jong In quería enseñarle resultó ser algo peor.

Había una foto de Jimin vestido de cisne, en la representación del Lago de la temporada pasada, bajo un titular que citaba unas palabras que, en teoría, él habíadeclarado:

«Voy a ser la estrella de la temporada».

―Puede que la prensa te tenga cariño, Park ―continuó Jong In con suavidad antes de que Jimin pudiera reaccionar―. Pero no esperes que el resto de la compañía te adore cuando vas diciendo cosas como estas.

―Pero... eso es mentira ―murmuró él, leyendo en diagonal las pequeñas letras en la pantalla del teléfono. Era un reportaje sobre su carrera que intercalabadeclaraciones que él no recordaba haber dicho, porque jamás hablaba con periodistas sobre su trabajo.

Jong In retiró el aparato, buscó otro artículo y le enseñó a Jimin una fotografía en la que SeungRi y él bailaban juntos. A pesar de la mala sensación que tuvo mientras bailaba con él, en la instantánea parecían unos príncipes. Los dos estaban deslumbrantes.

Baila para mí || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora