||Capítulo 2||

5.8K 696 463
                                    

La furia que irradiaba el cuerpo de la directora impactó en el muchacho. Pensó en una excusa mientras veía pasar toda su carrera por delante.

Lía lo miró a la cara, directamente a los ojos. La cólera que reflejaba en su mirada obligó a Jimin a tragar saliva. Comenzó a hacerse a la idea de que estaba despedido y que ya no bailaría más, ni en la compañía de Seúl ni en ningún otro lugar.

―¿Qué quieres?

―¿Podría hablar con usted un momento?

La directora se hizo a un lado, dejando espacio para que él pudiera entrar. No muy seguro de lo que hacía, Jimin estrujó la bolsa de papel donde guardaba las medias y traspasó el umbral con pasitos cortos.

Había estado en su despacho varias veces, aunque hacía mucho tiempo de la última vez.

Las estanterías estaban repletas de libros de danza y enseñanza; en las paredes había dibujos y láminas de ballet, en su mayoría carteles de obras que la directora había bailado o dirigido. Uno de los pósters era de su abuela, caracterizada como Odette, la protagonista de El lago de los cisnes, con la línea de los ojos pintada de negro y el rostro blanco, con una hermosa corona de plumas de cisne sobre la cabeza. En aquella fotografía su abuela tenía cuarenta años y estaba muy hermosa.

Jimin desvió la mirada de la fotografía y se frotó el pecho.

Lía cerró la puerta, rodeó el escritorio para ponerse frente a él y se cruzó de brazos.

―Siéntate. ¿Qué querías?

Jimin ocupó el borde de una silla y dejó la bolsa de papel en el suelo junto a sus pies. Se restregó las palmas de las manos en las mallas buscando las palabras correctas.

―Es sobre Metamorfosis ―empezó a decir. Inspiró hondo y decidió que tenía que ser directo. Lía Kim odiaba la debilidad, pero Jimin no era débil, estaba aterrorizado―. Me gustaría presentarme a las pruebas.

El silencio fue tan denso que Jimin podría habérselo untado por encima. En la mirada de Lía se avivó una llama de cólera, indignación y sorpresa. Cuando él la miró, se sintió como un insecto clavado en un corcho, atravesado por un alfiler. Notó que el corazón le retumbaba en las sienes cuando él se removió.

―Me encanta ―dijo para llenar aquel incómodo silencio con cualquier frase―. Me fascina el personaje de Galatea. Me gustaría hacer las pruebas que has mencionado esta mañana.

Jimin supo que si bajaba la mirada, Lía lo echaría de allí de una patada. Se sintió muy torpe, no había expresado la petición como quería. En su cabeza todo sonaba mucho mejor, se le había olvidado añadir que quería hacerlo por su abuela.

La directora exhaló un suspiro que Jimin imaginó que estaba hecho de fuego.

―Si le diera el papel a cada bailarín que me dice que adora El lago de los cisnes, me faltaría calendario para tanto Odette. ¿Por qué quieres hacer las pruebas?

―Creo que podría aprender mucho con ese papel. He estado todo el verano trabajando la coreografía.

El aire alrededor de Lía Kim volvió a cargarse.

―¿Y cómo lo has hecho?

―Memoricé el baile. ―Dudó antes de hablar―. Y algunas de las variaciones del «Adagio de la Piedra» me las enseñó mi abuela. Las... practicó conmigo mientras diseñaba la coreografía ―añadió con la boca pequeña.

Recordarlo resultó doloroso. No solo para él, también para la directora. Metamorfosis era una revisión; Lía había trabajado en ella junto a SoRa, la que fue su maestra y descubridora cuando dirigía el Royal Ballet.

Baila para mí || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora