||Capítulo 24||

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Apenas había tenido tiempo de recuperarse de las agitadas emociones que se retorcían dentro de su pecho y que él calmaba con un masaje cada vez que sentía que se le
escapaba un sollozo.

Usaba todos sus esfuerzos para fingir que todo iba bien, que solo estaba nervioso por el resultado de la prueba. Jungkook era el único que se había dado cuenta de lo que le pasaba de verdad.

Al bailarín no podía ocultarle nada; había estado tan cerca de él que había sido imposible disimular. No había hablado con él de nuevo, aunque le había dejado unos mensajes en el teléfono para animarlo.

Tae, en cambio, no se había separado de él ni un segundo. Desde que saliera del teatro hasta ese momento, le había contado muchas cosas que Jimin ya no recordaba.

Ni siquiera mientras lo ayudaba a vestirse y maquillarse se había callado, y Jimin solo quería cerrarle la boca. Ahora que estaba solo, lo echaba de menos, sus
excitados monólogos lo habían distraído de los asuntos que de verdad lo atormentaban.

«¿Cómo ha sido capaz de enrollarse con esa chica?».

Si no hubiera ido al club, jamás se habría enterado.

Habría vivido feliz.

Habría quedado con él para decirle que tenía que centrarse en su carrera profesional y que era mejor acabar con su relación actual. Habría sido fácil decírselo si no le hubiera importado tanto.

Apenas podía llevar con dignidad los sentimientos que lo ahogaban cada vez que pensaba en separarse de él.

Anhelaba complacerle.

Amarlo.

Acariciarlo cada vez que él se encontrara molesto por algo, cuidar sus cicatrices, hacerlo olvidar todas las cosas horribles que le hubieran sucedido en el pasado. Se había enamorado de él y ni siquiera se había percatado hasta ese momento. Justo cuando lo vio cogido de la mano de esa chica, se dio cuenta de que no podría amar a nadie más que a Yoongi.

¿Cómo no hacerlo? Le había entregado todo lo que tenía... ¿Acaso esperaba que, rindiendo su cuerpo, no rindiera también su corazón? Había sucedido lo que temía que sucediera.

Frustrado, se bebió una copa de champán de un trago y la dejó sobre la bandeja con tanta fuerza que hizo que temblaran las demás.

―Jimin, ¿te apetece dar una vuelta por el jardín?

Hyukjae se acercó a él. Estaba precioso con un traje rojo vino. Se había hecho un nuevo corte de cabello para mostrar su exquisito rostro, y la joyería, con brillantes perlas, destacaba sobre su piel ligeramente ruborizada por el tono de su traje.

Jimin sintió una punzada de envidia ante la hermosura de su hermano mayor, la misma envidia que sentía cuando lo veía tan enamorado de su marido.

¿Por qué él no podía tener lo mismo?

¿Por qué nadie lo amaba a él?

«Porque eres un aburrido bailarín de ballet sin personalidad».

Suspiró con pesar. Parecía como si estuviera metido en su propia historia de ballet, un drama que terminaría en tragedia si no hablaba cuanto antes con Yoongi. Por mucho que se le revolvieran las tripas imaginando que le había hecho con esa chica lo mismo que a él durante toda la semana, debía afrontarlo.

―Tienes que atender a tus invitados ―respondió cogiendo otra copa de champán. ¿Cuántas copas hacían falta para entumecerse y dejar de pensar?

―Mamá se encargará de eso ―aseguró su hermano.

―Hace frío ―señaló Jimin. No quería moverse de donde estaba, le dolía todo el cuerpo; dar un paso suponía un gran esfuerzo. No sabía cómo había podido bailar sin derrumbarse delante de la directora.

Baila para mí || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora