||Capítulo 22||

3.7K 463 428
                                    

―Levanta un poco más el brazo, y separa el pie, justo así. 

El cuerpo de Jungkook se alineó con el de Jimin. El joven se estremeció, captando la caprichosa elegancia de la escena, tan íntima y a la vez, tan apasionada. 

―Mira a un lado ―sugirió el bailarín sobre su oreja, provocando un estremecimiento en su cuerpo―. Baja la pestañas, como si te ruborizaras. El público lo notará. 

El ensayo con la directora había sido impetuoso, brusco, crudo; en cambio, Jungkook transmitía sensualidad y equilibrio. 

―¿Lo notas? ―preguntó al final de un movimiento, acariciándole el brazo con un dedo. 

Continuó subiendo por el codo, la muñeca y luego hacia la palma de una de sus manos, para después finalizar con una caricia en la punta de su dedo corazón. 

La energía fluyó por la extremidad de Jimin y chisporroteó en todo su cuerpo. 

―Sí, lo noto ―exclamo, sorprendido. 

Rompieron la línea y relajaron la tensión cuando la canción llegó a su fin. Jungkook volvió a la segunda posición y estiró los brazos.

 Jimin se frotó el antebrazo, notando una incómoda quemazón en los músculos que él había tocado. 

Había decidido aceptar su ayuda para ensayar juntos. Aquella mañana solo había asistido a clase para no perder la costumbre, pero no fue al ensayo con Lía, ni al ensayo con el cuerpo de baile. Era lo que la directora le había pedido hacer y Jimin obedeció, porque estaba demasiado cansado y ya no podía hacer nada más. 

Miró al bailarín y Jungkook le sonrió mientras se secaba el sudor del cuello. La camiseta mostraba más piel de la que debería, y Jimin se quedó mirando los músculos de sus hombros y las firmes clavículas, prendada por el vigor que desprendían aquellos huesos. 

Yoongi también tenía unas clavículas preciosas, unos tendones gruesos y unos bíceps fornidos. 

Se preguntó qué estaría haciendo ahora, mientras él trabajaba. 

―Tienes la cabeza en las nubes... ¿Qué te preocupa? ¿No te sientes cómodo conmigo, con el ensayo? 

Lo cierto es que tener al chico en el salón de SoRa no resultó ser tan incómodo como había pensado al principio.

 Ya se había acostumbrado a su tacto. 

―Estoy bien. Solo... hacía planes para mañana. 

Se reuniría con Yoongi por la noche, así se lo había hecho saber. Ahora solo tenía que pensar en bailar, en disfrutar de la habilidad y la destreza de Jungkook para aprender. 

Se pasó la mano por el vientre, notando un agradable calor en las entrañas.

No quería seguir siendo egoísta, quería complacer a Yoongi. Las sensaciones que comenzaba a despertar en él eran... maravillosas. 

―Envidio esa sonrisa ―comentó su compañero―¿Quién es el afortunado? ¿Ese muchacho con el que estás prometido? 

Sacudió la cabeza para apartar la ardiente sensación del recuerdo. Estaba conmocionado por todo lo que Yoongi provocaba. Le daba placer, lo cuidaba, le demostraba su pasión a cada momento.

Era demasiado.

―Será mejor que continuemos. 

Veinte minutos después, todo su cuerpo parecía a punto de arder. Jungkook acarició, frotó y friccionó todas sus curvas, todos sus músculos, las zonas desnudas del cuello y las muñecas. 

Baila para mí || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora