Estaba desnudo, frente al espejo del baño. Junto a la encimera del lavabo, había dejado unos vaqueros rasgados color oscuro y una camisa color blanco, muy sencillo, que Yoongi acababa de regalarle.
¿Qué significado podía tener un obsequio como ese?
No estaba seguro, pero no estaba seguro de nada desde que llegara a la habitación y Yoongi le hiciera todas esas cosas que todavía no había podido asimilar.
Tumbado sobre las sábanas, con las manos atadas a la espalda, lo había mirado a los ojos mientras recorría su trasero con una erección tan gruesa y caliente que no pudo evitar un sollozo al sentir cómo lo penetraba. Sus paredes se habían apretado a el mayor, mientras él se quedaba sin respiración, Yoongi capturaba su mirada provocando una intensa sensación de asfixia.
Estaba tan dilatado que Yoongi se había deslizado suavemente dentro de él y Jimin lo había envuelto de sedosa carnalidad. El aire se había sobrecargado, su piel había entrado en combustión y todas sus terminaciones se electrificaron. Yoongi permaneció hundido en su interior durante una eternidad, sin moverse, sus ojos refulgiendo con una rugiente llamarada de deseo hacia él.
Un deseo primitivo, brutal y urgente. La luz de las lámparas se reflejaba en su mirada formando un punto claro junto a la negrura de sus pupilas. Había sido tan excitante que no podía soportar mirarlo sin sentirse abrasado.
La mezcla de placer intenso y dolor tirante había provocado que una oleada de calor líquido brotara de su pene, empapando la piel de Yoongi. Él había sonreído, con el rostro tenso, y Jimin fue consciente de que notaba la cantidad de semen que escapaba de su sexo sin que pudiera hacer nada por evitarlo.
Solo cuando Jimin jadeó una súplica, se movió para jugar a placer con él. Comenzó a embestirlo con apasionada firmeza, aumentando la intensidad del recorrido.
Lo provocó, lo tentó y lo excitó hasta que su deseo por él fue tan inmenso que no anheló otra cosa que su miembro dentro de él. Lo obligó a someterse a su ritmo y Jimin ni siquiera pudo respirar, se había ahogado.
Se quedó ciego y sordo, mientras el corazón le golpeaba en las sienes y el sudor resbalaba por su vientre y su pecho.
―Tierra llamando a Jimin… ―Yoongi le colocó las manos sobre los hombros. Jimin levantó la mirada y lo vio detrás de él a través del reflejo en el espejo. Una sonrisa empezó a formarse en su rostro―. ¿En qué estás pensando?
La sensación de unión había sido una placentera agonía. Había sentido un montón de cosas, el peso y la presión que sentía en el corazón se había aligerado
cuanto más excitado estaba. Lo olvidó todo, mientras Yoongi lo torturaba con una fricción constante e implacable, todo se había reducido al tiempo que transcurría entre una embestida y la siguiente.―En… nada ―contestó bajando la mirada, sofocado al recordar la forma en que él había sucumbido al orgasmo sin dejar de estremecerse y rugir.
Había ido con él para olvidar los sinsabores de la jornada, concentrándose en las sensaciones que él despertaba en su cuerpo. Era el escape perfecto, nada de ballet, nada sobre errores de ejecución, nada sobre hombres estúpidos que no sabían aceptar un no por respuesta.
Con metódica precisión, Yoongi había borrado cualquier preocupación de su mente y el sexo había sido aterradoramente íntimo. Para Jimin, exponerse de esa forma ante él había sido perturbador, pero también había sido liberador. Dios, era tan abrumador que le cortaba la respiración, Yoongi le había proporcionado unos orgasmos febriles y él se había rendido a Yoongi, deseando todo lo que le hacía sentir.
Se miró los brazos y se lamió los labios; en la piel tenía dibujado el patrón de la cuerda. Acarició una de aquellas marcas y sintió un cosquilleo bajarle por el
vientre, estremeciéndose con el recuerdo. Se llevó las manos al estómago y volvió a mirarse en el espejo, buscando en la expresión de su rostro ese resplandor
apasionado que necesitaba.
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Baila para mí || Yoonmin
FanficJimin es un prometedor bailarín, que en su búsqueda de la perfección, ha dejado de lado todo lo que no tenga que ver con el estricto mundo del ballet. Pero cuando surge la posibilidad de conseguir un papel que anhela por encima de todo, el miedo al...